San Martín, ese gobernador enorme que soñaba con ser agricultor

La vida y obra como mandatario de Cuyo y la vigencia ideológica del Libertador son rescatadas por Juan Marcelo Calabria, historiador, docente y analista político mendocino.

San Martín, ese gobernador enorme que soñaba con ser agricultor

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Juan Calabria para Unidiversidad

Publicado el 25 DE FEBRERO DE 2019

San Martín asumió la gobernación-intendencia de Cuyo en septiembre de 1814. Recordemos que había llegado al Río de La Plata en 1812 a prestar servicios en lo que era la temprana Revolución, que había empezado en 1810 y que ya se había transformado en el proceso independentista. Luego de un breve paso por el Ejército del Norte y su encuentro con Manuel Belgrano, otro de los padres de la Patria, San Martín solicitó desde Córdoba la gobernación-intendencia de Cuyo, sin dudas porque ya tenía en mente el plan de liberación continental que pensaba ejecutar desde la provincia de Mendoza. En ese momento, San Juan y San Luis conformaban la Gobernación-Intendencia de Cuyo.

El 10 de agosto de 1814, el Gobierno de las Provincias de La Plata emitió los despachos de Gobernador Intendente de Cuyo, como el mismo decreto lo dice, “a su instancia y solicitud”. Así emprendió su camino de Córdoba a Mendoza. En los primeros días de septiembre asumió su cargo. 

En octubre de 1814 cayó la patria vieja chilena, pues fue sofocada allí la revolución. Los realistas recuperaron el poder en Chile, en un contexto en el que la revolución se encontraba en uno de los peores momentos geopolíticos y militares, pues comenzaban a perder terreno los focos revolucionarios que se habían dado en América. Por eso San Martín fue un gran impulsor del Congreso de Tucumán: entendía, al igual que Manuel Belgrano, Martín Miguel de Güemes, Pueyrredón, Tomás Godoy Cruz, Laprida y muchos hombres que era el momento de declarar la independencia para convertirnos en Nación y, finalmente, emprender la última fase, que era fortalecer la independencia a través de las victorias militares.

San Martín fue gobernador de Cuyo apenas durante 2 años, tiempo que le bastó para poner en marcha su plan. Primero, impulsó la reunión del Congreso de Tucumán e impulsó la declaración de la independencia; al mismo tiempo, logró la formación del Ejército de Los Andes para finalmente emprender la campaña libertadora que lo llevaría a Chile y luego a Perú.

Los dos años de la gobernación de San Martín en Cuyo quedaron muy marcados por una impronta muy importante, dinámica, con un gobierno pujante, poderoso. San Martín impulsó medidas en todos los rubros y ramas de gobierno. Sus políticas públicas, vistas desde el presente, podríamos decir que fueron de avanzada. Desarrolló un gobierno totalmente moderno, progresista, austero, transparente y honesto, pero también fijó variables fundamentales, pensando en el bienestar del pueblo de la provincia de Cuyo, pero con una proyección nacional e internacional. Cuyo fue el centro de recursos para sostener la causa de independencia de América. 

En ese contexto, la gobernación-intendencia de Cuyo que desarrolló San Martín se centró en políticas centrales de gobierno, como sanear y fortalecer la economía para permitir que desde Cuyo se generaran los recursos que iban a sostener un estado de guerra que se extendió por varios años. Entre las medidas económicas, propulsó la austeridad y el orden en la hacienda pública. Realizó amplias medidas ligadas a la expansión de la superficie irrigada, propiciando la agricultura; fortaleció lo que hoy llamaríamos las industrias de base, propulsó a más de 300 pequeños artesanos (hoy diríamos industriales), metalúrgicos, talabarteros, carpinteros, industriales de la pequeña y mediana industria que pusieron  en funcionamiento el aparato económico de la provincia de Cuyo.

Todo era necesario para poner en pie de guerra al Ejército de Los Andes, pero fue impulsado por medidas de gobierno que San Martín entendía que debían ayudar a convertir a Cuyo en un Estado con recursos económicos. Otra medida importante fue fijar una aduana interna para proteger los productos autóctonos. Impulsó la producción de vinos y aguardiente, impulsó y estableció el desarrollo de una economía militar y de guerra.

Al desarrollo de estas medidas económicas, agregó decisiones muy interesantes de salubridad, como extender campañas masivas de vacunación, el blanqueo de las casas, la luchas contra enfermedades endémicas tradicionales y los controles de salubridad a la población. 

También, propio de un hombre ilustrado, San Martín propició el fomento de la cultura y la educación en Mendoza. Fuen un gran propulsor de la educación; llegó a escribir con su propia mano directivas para los maestros de escuelas, fundó y propició la creación de escuelas, como ya lo había hecho Belgrano en el norte del país.

Muchas de las medidas económicas, de educación y cultura de San Martín tienen coincidencias con las ideas belgranianas, uno de los hombres ilustrados de ideas muy poderosas, que surgió en los albores del nacimiento de nuestra nación. San Martín, muy alineado a estas ideas, realizó en Cuyo un gobierno progresista, pujante, de un tinte totalmente centrado en la formación y la educación enciclopedista, universal, como la que se había propiciado a partir de 1789 con la proyección de los ideales de la Revolución Francesa, como un faro de las ideas para Europa y el mundo.

Un hombre que asignaba tanto valor a los libros y al conocimiento, sin duda confiaba en que la cultura y la educación era la verdadera fuerza transformadora, mucho más que las armas. A pesar de que su profesión era militar, sin duda su impronta estaba puesta en la cultura, en la formación, en la educación. Hoy lo resumiríamos en el conocimiento, y en esto coincidían plenamente con Belgrano.

Por eso siempre rescatamos las palabras de San Martín cuando se despidió del pueblo de Mendoza para emprender la campaña de liberación continental, luego de haberlo gobernado durante dos años. El 24 de enero de 1817, cuando ya había comenzado a partir el Ejército de Los Andes para el gran cruce y la campaña hacia Chile, San Martín se despidió de la provincia con palabras que aún hoy resuenan para los mendocinos y para los cuyanos, agradeciendo lo que el pueblo había hecho por la libertad de América, pero fundamentalmente dándole un gracias sentido y diciendo que llevaba el mejor título que pudiera considerarse: que él es el amigo del pueblo de Mendoza.

Luego de su exilio, en 1823, no volvería jamás a pisar Cuyo, pero siempre añoró volver y pasar sus últimos días como agricultor en lo que actualmente es el departamento, la ciudad histórica del General San Martín.

Por eso decimos que los valores sanmartinianos siguen muy presentes. Su legado es reconocido por varias naciones y tiene que ver conlos principios de la autodeterminación de los pueblos, la soberanía, la libertad, la igualdad de oportunidades, el progreso, la cultura, la formación, el conocimiento, la transparencia. Un hombre honesto en el manejo de los recursos públicos, de la cosa pública, de un hombre dado a una misión, entregado a una causa. Sin duda, valores de un líder que hoy seguimos rescatando.  

 

* Juan Calabria es licenciado en Ciencias Empresariales, con especialización en RRHH y en Administración Pública. Historiador, docente de la Universidad Nacional de Cuyo e integrante del Programa de Gobierno Abierto "Universidad Transparente" de esa casa de estudios. Integra desde 2014 un equipo de trabajo e investigación sobre la temática de Gobierno Abierto y la nueva filosofía de gestión del Estado.

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