Lecciones para conocer al Estado mendocino

Aunque hay una idea general de que es buena provincia con una calidad institucional, el informe de Chequeado muestra otras aristas.

Lecciones para conocer al Estado mendocino

En un mal sistema de control, es más difícil prevenir la corrupción, esto se traduce en los millones de pesos que hoy le faltan al Estado y a sus ciudadanos.

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Unidiversidad

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Publicado el 22 DE MARZO DE 2017

Los organismos de control son esenciales para evitar casos de corrupción. Para trabajar, necesitan funcionarios independientes que puedan revisar las cuentas públicas y denunciar eventuales abusos. Sin embargo, como comprobó un informe de Chequeado, la mayoría de los cargos hoy están ocupados en Mendoza por amigos del poder.

Designaciones a través de sistemas de votación secreta, funcionarios que llevan más de 30 años en el cargo y destitución por casos de corrupción son algunos de los ejemplos sobre cómo funcionan hoy los organismos de control en una de las provincias más respetadas por su institucionalidad.

A través de una extensa nota, el periodista mendocino Federico Manrique explica que el control sobre las medidas que toman los distintos poderes debe revisarse -justamente- por los llamados organismos de control. Estas instituciones deben analizar si el Estado efectivamente está haciendo lo que dijo que haría y de manera correcta, aunque existen distintos tipos de organismos que pueden tener diferentes alcances en su análisis.

La situación de Mendoza es interesante ya que, como explica Manrique por medio de columnas y trabajos de investigación, existe una idea en la sociedad de que se trata de una provincia con una buena calidad institucional y bajo nivel de corrupción. Sin embargo, un análisis más detallado muestra que la situación no es tan positiva, y que existe una brecha entre la percepción y la realidad en este caso.

Además el periodista expone a través de un interesante recorrido por los organismos de control del Estado provincial que estos no funcionan en la práctica como deberían. Por ejemplo, quienes están a cargo de los organismos vienen directamente de cargos políticos y muchas veces no muestran en su currículum conocimientos relacionados con la labor que desempeñan como controladores.

En el caso de Mendoza, siete de los 13 altos cargos de los tres principales organismos de control son ocupados por personas que vienen directamente de cargos en el Poder Legislativo o el Ejecutivo. El resto de los funcionarios jerárquicos tiene entre 20 y 31 años de trayectoria en los organismos de control y, en muchos casos, poca experiencia laboral previa.

Además, el análisis de Chequeado sobre los cargos pone en evidencia que no se trata de casos aislados, sino que el hecho de pasar directamente de cargos ejecutivos o de representación política a los organismos de control es una práctica extendida en el tiempo y que no hace distinción de color político.

Incluso se designa en los organismos de control a quienes cumplían funciones en áreas que luego deben controlar o son cercanos a sus controlados. Estos funcionarios pueden excusarse de participar en decisiones que afectan a los organismos en los que trabajaban y donde en muchos casos aún trabajan familiares, aunque no siempre lo hacen.

 

Por qué es importante

Que el sistema de control mendocino esté armado con esta lógica implica que en la práctica hay muy poco control sobre las decisiones que toma el Estado y mucha menos confianza de parte de la ciudadanía sobre el control que estos organismos pueden ejercer sobre el poder político. Eso deja a los ciudadanos desprotegidos y rompe las posibles alertas que podrían sonar en los casos de corrupción.

Leé el informe completo acá.

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