Todo músico ¿es político?

El Indio Solari se presentó en Mendoza y, entre los clásicos y el pogo más grande del mundo, expresó su posición sobre la actualidad. Los y las artistas locales se suman a la polémica: ¿deben los músicos hacer política? Algunas respuestas.

Todo músico ¿es político?

Foto: Axel Lloret - Sitio Andino

Cultura

Unidiversidad

Laura Fiochetta

Publicado el 19 DE SEPTIEMBRE DE 2013

Un estado de trance pocas veces visto, un rito espiritual y musical inolvidable, el pogo más grande del universo, la misa más esperada, el recital más convocante en la historia musical de Carlos "Indio" Solari. Todo eso (y más) se vivió en la provincia el sábado pasado. Pero además, como acostumbra, el mítico músico dejó la sensación de que él es más que un rockero inteligente, tanto en su lírica como en sus mensajes. La política, siempre presente en sus letras inconfundibles, fue un capítulo que no pasó inadvertido en su visita, por sus guiños al gobierno nacional, por la presencia de personajes relevantes del poder, por las frases de sus canciones plasmadas en las paredes citadinas debido a la iniciativa de la agrupación kirchnerista La Cámpora. Pero, ¿deben los músicos participar en política? ¿El rock debe ser contestario? Con esas preguntas sobre el superyó de quienes hacen música, aparecen, como recostadas en un diván, las respuestas.

“Mi amor, la libertad es fiebre/ es oración, fastidio y buena suerte/ que está invitando a zozobrar. Otra vulgaridad social igual/ siempre igual, todo igual, todo lo mismo”, cantó el Indio mientras San Martín estallaba de la alegría (esa tan pura que causa la música) y el "Blues de la libertad" hacía mover los cuerpos sin importar el frío ni la lluvia insistente. “Si esta cárcel sigue así/ todo preso es político/ Un común va a pestañear/ si tu preso es político”, siguió, haciendo uno de sus temas más conocidos desde cuando era el líder de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. “El pibe de los astilleros nunca se rendía/ tuvo un palacete por un par de días/ Rapiñaba montado a los containers/ el maldito amor que tanto miedo da”, dejó casi para el final.

Pero no solo sentó así postura política. Mostró su entusiasmo haciendo comentarios en el recital. “Qué bueno que los exiliados han decidido volver, todos aquellos que buscaban el futuro afuera han vuelto... Las cosas han cambiado y quizás el futuro realmente está acá ahora”, avisó. Y después, sorprendió con un conteo no casual: en lugar de decir: "1, 2, 3 en plena Jijiji, prefirió "6, 7, 8", el nombre del programa político que aparece de domingo a viernes por la TV Pública y que tiene una clara postura política a favor del Gobierno nacional.

Gestos y más gestos. Florencia Kirchner, la hija de la presidenta Cristina Fernández, y el senador oficialista Aníbal Fernández viajaron hacia la provincia para ser parte del pogo más enorme. La Cámpora empapeló las calles de la ciudad de Mendoza usando frases ricoteras pero con alusiones propias. “La patria es el otro, dijo y me conquistó”, con el rostro de Cristina detrás. “Violencia es mentir” y detrás la tapa del diario Clarín, opositor al Gobierno. "Toda esa batería de risa rubia de barrio especial”, con la cara de la dirigente opositora Lilita Carrió detrás.




“Los músicos no son extraterrestres. Son también ciudadanos, sujetos que viven en el marco de relaciones sociales y que, por su especialidad, tienen un universo simbólico común”, explicó el sociólogo Marcelo Padilla, quien fuera cantante del reconocido grupo local Salvajes Unitarios y co-autor del libro Extramuros, sobre la historia del rock en Mendoza. “Hay una música militante en muchos aspectos. Por ejemplo, los grupos que tocan en los recitales en contra de la minería contaminante o aquellos que tocan convocados por una agrupación política estudiantil. La calidad musical es otro tema”, siguió el docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Uncuyo.

En ese sentido, Padilla afirmó: “Participar en política no hace menos músico al músico. Es como si nos preguntáramos si los odontólogos tienen que participar o no en política. Desde ya, las asociaciones de músicos que pelean por sus derechos expresan una posición de política cultural y eso es saludable, como lo es si un músico expresa un pensamiento sobre la realidad política, social y económica”, sumó. En esa línea, Carlos Casciani, quien preside el Movimiento Independiente de Músicos Mendocinos (MIMM), opinó, a título personal, que “los músicos somos ciudadanos, nos afectan las mismas cosas que al común de la gente. Me parece lógico participar, ya sea partidariamente o no, como es el caso del MIMM, que no lo hace desde lo partidario sino para buscar políticas culturales o beneficios para quienes hacen música”.

La música y la política se tocan todo el tiempo, ya sea desde lo partidario o no. Ejemplos abundan. "La persona que está a tu lado es tu hermano y un auto es un arma, no da para nada ser tan egoísta como para pensar que tu mala decisión no va a afectar la vida de los demás", dijo el gran Luis Alberto Spinetta en un video que pudo verse en cada uno de los comienzos de sus recitales. El fallecido autor de “Muchacha, ojos de papel” y “El anillo del capitán Beto”, entre tanta poesía hecha canción, acompañó a la ONG Conduciendo a Conciencia en sus campañas viales desde 2006.

¡Basta ya!, pusieron el cuerpo y la voz contra la megaminería contaminante, bandas como Los Tipitos o la cantante y actriz Soledad Villamil. Durante el lanzamiento de esa campaña que se hizo hace dos años, pidieron la sanción de una ley nacional que prohibiera emprendimientos mineros a cielo abierto, que están en manos de empresas extranjeras y han causado el descontento y la movilización popular en casi todos los pueblos cordilleranos.

“Creo que los músicos somos ciudadanos como el resto y, si tenemos una reflexión u opinión politica, expresarla es interesante y oportuno. Hay muchísimos ejemplos de militancia politica por parte de artistas”, advirtió la pianista de Altertango, Elbi Olalla, una música comprometida también con muchas causas.

¿Es sólo rock and roll?

“La dictadura se propuso tres objetivos bien claros. Uno fue exterminar la guerrilla. El otro, no menos cruel, fue producir un cambio de paradigma económico. Pero su tercer objetivo, que nunca alcanzaron, fue el disciplinamiento social y cultural. ¿Por qué no lo lograron? Porque, entre otras cosas, existió un concepto de la rebeldía y la cultura joven que venía de antes y que, lejos de desaparecer, se fortaleció. Es como si, justo en ese momento, toda esa contracultura, cuestionada por la militancia política al comienzos de los 70, hubiese encontrado un sentido. Porque fue esa cultura joven y abierta al mundo, con las antenas muy encendidas, lo que permitió conservar ese espíritu de rebeldía”, sostuvo el periodista Sergio Pujol, apenas salió a la venta su libro Rock y Dictadura hace siete años.

Hoy, casi 40 años después de esa oscurísima década, el panorama del rock, como el de la política, cambió. Entonces, Fito Páez y León Gieco participan de los recitales que organiza el Gobierno y son tildados por algunos medios de comunicación como “kirchneristas”, aunque ellos no se autodenominen oficialmente así. Entonces, hay rockeros que son candidatos.“Y estoy un poco sordo/ un poco ciego/ un poco empobrecido/ un poco descreído/ artificializados/ desnaturalizados/ estoy manipulado/ me siento anarquizado”, dice en sus letras El Otro Yo por boca de Cristian Aldana, quien va como postulante a diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires en las listas del Frente para la Victoria. El kirchnerismo local también tiene un músico como candidato aunque, a diferencia del porteño, hace muchos años que es político. Se trata de Alejandro Abraham, quien es intendente de Guaymallén, encabeza la lista de candidatos a diputados nacionales por el FPV local y además es saxofonista del grupo Ray Ban Pérez.

¿Perdieron ese espíritu de rebeldía de los 70? Para la violonchelista local, Laura Bengolea, “el rock ya dejó de ser una manifestación cultural de rebeldía. Si alguien encuentra en la militancia partidaria un espacio, me parece válido. En mi caso, nunca me ha interesado participar en un partido porque creo que las políticas son más las ideas que las personas”, definió la integrante de La Orquesta No Vino. “Creo que los músicos somos como cualquier persona de la sociedad, y participar o no en política, tanto partidaria como no, queda a criterio de cada uno”, apuntó.

En ese sentido, el músico Fernando Garro aseguró: “Los músicos en general debemos tener un compromiso social lo que te lleva a estar de acuerdo con alguna línea política, no estoy de acuerdo con aquellos que se quedan solo en lo panfletario y creen que la protesta es sinónimo de compromiso social”. Sin embargo, el cantante y guitarrista de Pateando Hormigón, agregó: “El compromiso politico desde lo musical no se da en todos los músicos”.

Casciani, al respecto, dijo: “El rock nace como cuestionador. Uno puede adherir al gobierno pero puede seguir llamando la atención con las letras de las canciones. No creo que sea blanco o negro. Lo que no tiene que discutirse es si un músico tiene que participar o no”, remató.

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