Un cura mendocino está acusado de pedofilia

Se trata de Carlos Urrutigoity, señalado por la Corte de Pensilvania como abusador sexual.

Un cura mendocino está acusado de pedofilia

Foto: El Doce.

Sociedad

Abuso sexual eclesiástico

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Unidiversidad / La Nación

Publicado el 24 DE AGOSTO DE 2018

Los escándalos sobre pedofilia y aberraciones sexuales vuelven a manchar a la curia local. Ahora la información llega desde Estados Unidos y pone en la mira a Carlos Urrutigoity, un sacerdote mendocino que figura entre los 300 curas mencionados por la Corte Suprema de Pensilvania como autor de abusos sexuales a menores.

El principal hecho –aunque no único– por el cual se lo señala habría ocurrido en 1999 y saltado a la luz recién en 2003, cuando su presunta víctima declaró ante la Justicia de Pensilvania que el cura mendocino se le había insinuado repetidas veces hasta llegar al punto de entrar a su cama a escondidas mientras dormía y despertarlo tocándole sus genitales.

Urrutigoity, que hoy tiene 54 años y reparte su tiempo entre Mendoza, donde vive, y Buenos Aires, donde estudia, nunca desarrolló sus tareas ministeriales dentro del país. En 1991, el entonces seminarista viajó a Estados Unidos para terminar sus estudios en Winona. Para ese momento, el religioso ya había sido denunciado por acoso en Buenos Aires y trasladado a Córdoba antes de ser enviado al norte del continente, donde sumó nuevas denuncias en su contra.

La declaración de la joven víctima anónima a la Corte de Pensilvania no es la única que golpea a Urrutigoity de manera explícita y pública. El sacerdote también tiene en su contra el testimonio de un adolescente llamado Matthew Selinger, quien dijo que durante un campamento religioso, el cura mendocino le pidió que se colocara supositorios delante de él y que varias noches se despertó con el cura tocándole los genitales.

Para peor, el informe de la Justicia norteamericana también detalla que Urrutigoity fue tratado en Canadá, en una clínica que trabaja con clérigos y religiosos con problemas mentales y de adicción.  Al parecer, allí “las evaluaciones clínicas” determinaron que el cura no podía participar en “un ministerio activo que involucre niños”.

Urrutigoity también figura como uno de los curas pedófilos mencionados en la película Spotlight, que narra la investigación periodística que puso en evidencia los múltiples abusos ocurridos en Boston.

Todo esto jamás le impidió al clérigo encontrar dónde continuar con sus labores sacerdotales. La travesía de Urrutigoity rebotó desde el norte otra vez hacia el sur, más precisamente a Ciudad del Este, Paraguay, justo sobre la Triple Frontera, donde fue nombrado en 2008 número dos de la diócesis con el cargo de “vicario de la juventud”.

Al poco tiempo, a las denuncias por abusos sexuales se sumaron acusaciones por irregularidades en el manejo de los fondos de la diócesis. Se trató de un escándalo lo suficientemente grande como para que el Papa decidiera tomar acción por su cuenta y enviar una comisión investigadora. En agosto de 2014, por orden del Vaticano, se destituyó al obispo Rogelio Livieres Plano, máximo defensor de Urrutigoity, y el sacerdote fue desplazado como vicario.

Por el momento, Urrutigoity no brindó declaraciones públicas salvo a través de su abogado y hermano, Javier Urrutigoity. Consultado por La Nación, el defensor expresó sobre el caso: “Para los fiscales norteamericanos que investigaron el caso de las denuncias en cuestión, se trataba de investigar supuestas 'felonías' o 'faltas', que prescriben en un año, no 'delitos' o 'crímenes', que prescriben en ese Estado a los 10 años. Si hubiera habido acusaciones de crímenes sexuales creíbles contra mi hermano, hubiera habido ciertamente un proceso penal”.

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