Zapatos: cuando la moda perjudica tu salud

Para los especialistas, usar zapatos para caminar que sean cómodos y te calzan bien puede ayudar a prevenir lesiones. También deben ser livianos y ofrecer buena absorción de impacto. Leé el informe de Unidiversidad.

Zapatos: cuando la moda perjudica tu salud

Foto: Clínica del pie

Sociedad

Unidiversidad

Unidiversidad / Ernesto Gutiérrez

Publicado el 09 DE JULIO DE 2019

Un adulto camina, en promedio, entre 5.000 y 8.000 pasos al día, que, mal contados, serían 1,5 millones de pasos cada año. Todo lo hacen los pies, que, con sus 26 huesos, 33 articulaciones y 107 ligamentos cada uno, permiten, además del movimiento, garantizar la estabilidad al cuerpo y soportarle el peso, un trabajo que se realiza, valga decir, sin poner ningún problema.

Sin embargo, es bien conocida la frase que dice que “el dolor de los pies se expresa en la cara”. Esto es una realidad y depende fundamentalmente del calzado y de nuestra actitud frente al mismo. En este sentido los zapatos los debe elegir tu pie y no tu gusto o la moda de turno.

Más allá de la moda o la estética, los zapatos cumplen una función muy importante,  nos permite caminar de forma cómoda y segura sin perjudicar nuestros pies. Pero muchas veces la elección de calzado inadecuado lejos de hacernos un bien, acaba por causarnos importantes daños a nuestra salud.

Para Ruben Michels, Presidente del Colegio de Kinesiólogo, quien dialogó con Unidiversidad la salud de los pies no es una prioridad para la mayoría de las personas, tanto que se maltratan de manera inconsciente y solo se toman en cuenta cuando aparecen síntomas como dolor e inflamación o, incluso, deformidades.

Según el especialista, el principal maltrato empieza cuando se meten entre calzado inadecuado por motivos de desconocimiento o moda. “Se intenta adaptar la delicada estructura del pie a la forma de un zapato y no al revés, como debería ser”, afirma. Y esto es tan común y tan desconocido que, según Marcelo Pérez Rico, Coordinador de Deportes Universitario cuando la gente presenta callosidades, dolores severos, cambios en la estructura o, incluso, incapacidades para andar por problemas en sus pies, en lo último que piensa es en que las características de sus zapatos pueden haber sido el origen de esas molestias.

“A esto se suma –dice Rico– que pocos conocen qué tipo de pie y pisada tienen, por lo que, sin ninguna precaución, terminan utilizando calzado inapropiado que puede aumentar el riesgo de deformidades adquiridas, malos apoyos y otras lesiones en estructuras como la rodilla, la cadera y la columna.

 

Moda, sí, pero...

Y aunque los zapatos fueron inventados para proteger y facilitar el funcionamiento del pie, no hay que desconocer que tienen una relación directa con la moda, que, en palabras de Michels, termina desplazando el papel funcional de estas prendas de vestir y se convierte en un generador de problemas pocas veces identificados. Michels expone, en ese sentido, que las mujeres tienen cuatro veces más problemas que los hombres por culpa de los zapatos de tacón alto y mal adaptados.

¿Qué es un zapato adecuado?

Michels asegura que aunque lo ideal sería que los zapatos estuvieran diseñados y elaborados sobre medidas y en armonía con las características de cada pie y pisada, esto se reserva solamente para pacientes que tengan algún tipo de patologías, por lo cual existen ciertas normas generales que se deben tener en cuenta a la hora de adquirir un zapato. Entre ellas, que deben ser amplios, con la punta redondeada y que no aprieten los dedos unos contra otros. Los materiales deben ser blandos, que no generen áreas de presión y estén exentos de costuras internas.

“Las superficies de apoyo tienen que ser blandas y no deben quedar espacios entre ellas y la planta del pie. El contrafuerte debe ser sólido, adaptado al talón y no permitir desplazamientos. El tacón, tanto para hombres como mujeres, no debe exceder preferiblemente los 4 centímetros. Esto causa una distribución simétrica del peso del cuerpo entre las partes posteriores y anteriores del pie”, aseguró el kinesiólogo.

“El zapato no debe doblarse de la punta al talón y un enfranque que le dé consistencia de adelante hacia atrás. Debe evitar que queden sueltos y que los dedos tengan que realizar la tarea de mantenerlos en su sitio. Al comprarlos, mídaselos, pruébelos en ambos pies y camínelos en la tienda por lo menos un minuto, antes de llevarlos. Adquiéralos preferiblemente por la tarde, pues con el transcurso del día el pie aumenta de tamaño”, concluyó.

  • Sandalias, ojotas y crocs

Al estar sueltas, si se usan de manera frecuente pueden inflamar la fascia plantar (ligamento plano), producir dolor en los talones o en el empeine y, por la ausencia de tacón, tensionar los tendones de la parte posterior de la pierna (talón de Aquiles), además de producir lesiones entre los dedos, donde se apoya el único elemento de soporte. “No son recomendables para tiempos prolongados porque no garantizan la estabilidad y la amortiguación necesarias para caminar correctamente”, expresó el experto.

  • Tacones

“Al elevar el tacón de manera exagerada, el cuerpo desplaza su centro de gravedad hacia adelante, lo que lo que hace que el peso se distribuya de manera desproporcionada hacia la punta del pie. Se sabe, por ejemplo, que por encima de los 4 centímetros los dedos tienen que resistir casi el 60 por ciento del peso del cuerpo, sobrepasando de manera significativa el 50 por ciento que debería resistir. Esto conlleva dolor, cansancio, retracción en los músculos de la pierna y la rodilla y en casos extremos, dolores en toda la espalda”, advirtió Michels.

De acuerdo con los expertos, los zapatos con tacones por encima de ocho centímetros no son recomendables.

  • Zapatos planos

Carecer de tacón, aunque el calzado esté bien sujeto y sea amplio, como es el caso de las abuelitas, alpargatas, cotizas o babuchas, no es lo más recomendable porque se impide que la presión se reparta entre el talón, el antepié y los dedos, y puede hiperextender las rodillas y presionar en la parte de atrás del pie, con el consecuente dolor y otras alteraciones musculares en las piernas.

  • Botas

En sí no son un tipo de calzado específico, porque pueden ser planas, de tacón alto, casuales o, incluso, deportivas. Y con eso tienen los mismos efectos, excepto que tienen un medio de sujeción por encima del tobillo.

  • Zapatillas de deporte

Estas se acercan a las necesidades anatómicas. Materiales, zonas de apoyo, elevación del talón y amortiguación brindan estabilidad que contrarresta la propiedad de los pies para adaptarse al terreno, equilibrar las articulaciones y evitar lesiones.

  • Zapatos casuales

En los últimos tiempos se ha encontrado un punto medio entre el zapato habitual y el deportivo, que, por un lado, permite diseños con materiales convencionales y, por otro, las adaptaciones del calzado deportivo. Son opciones adecuadas para el uso diario y posibilitan desplazamientos prolongados cómodos.

 

7 cosas que debes mirar antes de comprar zapatillas

Si el running es lo tuyo, seguro que lo sabes: las zapatillas son claves para tu salud y tu entrenamiento. Por eso, nunca hay que comprarlas a las apuradas, “el corredor debe tomarse el tiempo necesario para elegir cuál es el calzado adecuado”, destacó Marcelo Ruiz.

A continuación, sus consejos:

  • Pensá qué distancia vas a correr

Hay una zapatilla recomendada para cada tipo de runner. “Si el objetivo es correr una carrera, hay que tener en cuenta que el calzado deberá ser cómodo y que siempre hay que probarlo en los entrenamientos para darle tiempo de adaptación al pie. No es recomendable utilizar un calzado nuevo, sin haberlo probado con anterioridad al día de la carrera”, explicó el coordinador.

  •  Tené en cuenta tu edad

Este factor establece una serie de diferencias en el cuerpo del deportista. “Para los más jóvenes, que están todavía en crecimiento, antes que pensar en el rendimiento deportivo hay que evitar compresiones excesivas sobre los dedos, dado que éstas pueden alterar su normal desarrollo”, ejemplificó Ruiz.

  • Tené en cuenta tu sexo

“En las mujeres debe considerarse su mayor movilidad articular y elasticidad. Además, tienen pies más estilizados y pequeños que los de los hombres y por eso lo mejor es elegir espesores y hormas adecuadas a estas dimensiones y calzados que ofrezcan buena estabilidad”, manifestó.

  •  Evaluá tu tipo de pisada

El pie se apoya en tres fases: el talón, la planta y los dedos. Cuando la planta apoya más hacia adentro se llama pronación (rotación) del pie, cuando apoya principalmente hacia afuera se llama supinación y una pisada normal tiene un apoyo neutro. “Cuanto más marcado sea el apoyo hacia afuera o adentro, será imprescindible elegir un calzado apropiado para ese tipo de pisada. Con frecuencia, para que este tipo de pisada no altere la columna y la cadera, se indican plantillas con evaluación previa de apoyo en reposo y en carrera”, marcó.

  • Elegí el talle perfecto

Para Ruiz una cuidadosa selección de la talla asegurará en gran medida el éxito. “Es conveniente probarlo con las medias que se utilizarán habitualmente. Hacerlo de pie, con el calzado atado y en ambos pies, porque normalmente existen pequeñas diferencias entre ellos. Tener en cuenta que a última hora del día, por lo general, los pies han aumentado su tamaño”.

  • Hacete un test

“Lo fundamental de todo esto es que la persona que recién inicia en toda actividad física, le recomiendo realizarse un test, encontrar un profesional que le realice un chequeo médico, una evaluación para poder así realizar una progresión del entrenamiento. Pero siempre de la mano de un profesional, de un profesor de  educación física, de la gente que tiene un título y no cualquiera que encuentran en un parque haciendo entrenamiento funcional, que no te pide ficha médica. Eso es más esencial que buscar un buen zapato”, concluyó.

¿Cuánto cuesta salir a correr?

Como ya hemos escrito muchas veces el running ha venido para quedarse. Nuestra sociedad cambió, estamos más concienciados con nuestro cuerpo y eso nos empuja a cuidarnos más. Al tiempo que le dedicamos al trabajo y a la familia reservamos un pequeño -o grande- espacio para hacer ejercicio.

Si bien a primera vista puede parecer que el running es uno de los deportes más baratos, pensando que uno solo necesita ganas y un par de zapatillas, la realidad y la experiencia dicen que no es tan así. Unidiversidad indagó en las plataformas de ventas  para saber qué se necesita para practicar este deporte y cuánto cuesta.

  • Zapatillas

Si bien está la movida del barefoot (correr descalzos), lo cierto es que son pocos los que lo practican. El calzado deportivo es un componente fundamental de este deporte.

La mayoría de los corredores estan “casados” con una marca y no las cambiamos por nada, cual cuadro de fútbol. Las marcas intentan ganar adeptos: es por eso que la evolución de las zapatillas de running se da día a día.

Si bien hay modelos más económicos, hoy en día un par de zapatillas  de marca ronda entre los $4500 y $15500, en promedio. Ese valor hay que multiplicarlo por la cantidad de zapatillas que compremos al año, teniendo en cuenta que el calzado deportivo tiene una vida útil que suele ser de unos 700 u 800 km aproximadamente.

  • Ropa

En este rubro el espectro se abre: desde las medias hasta las mangas térmicas, pasando también por la visera y las canilleras de compresión.​

Un par de medias puede costar unos $250 y unas de compresión de primera marca cinco veces más que ese valor. Las remeras suelen venir incluidas en los kits de las carreras, pero las de compresión arrancan en $500 y pueden escalar al triple o cuádruple según la marca.

Unas calzas cortas rondan los $500 a $1500 y un rompeviento los 1800 pesos en adelante.

  • Grupo de entrenamiento

Hay un momento en el que salir a correr por nuestra cuenta ya no alcanza si es que mejorar el rendimiento es una de nuestras expectativas. Para ello vamos a necesitar de un "profe”. Contratar los servicios de un entrenador o pertenecer a un grupo de running puede costar a partir de $1000 por mes.

 

Características de un zapato adecuado

  • El calzado debe ser cómodo por eso es importante probarlos caminado con ellos antes de comprarlos.
  • Debe tener un contrafuerte bueno, que le de buena sujeción al talón.
  • El tacón no debería exceder los 4 cm y ser ancho, de punta redonda de forma que no comprima los dedos.
  • El zapato debe tener consistencia o arco de enfranque que le da resistencia desde la parte posterior hasta la anterior.
  • Se recomienda que el zapato abierto esté sujeto al menos por una tira desde atrás, porque los dedos del pie tienden a tratar de sujetar el calzado con un movimiento de reptación sobrecargándose los metatarsos.

 

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