Aptitud y transparencia para lo que viene

Por Daniel Fernández y Patricia Infante, decano y vicedecana de la Facultad de Ingeniería.

Aptitud y transparencia para lo que viene

Facultad de Ingeniería. Foto: Victoria Gaitán

Sociedad

#31 - Rumbo marcado

Edición U

Daniel Fernández y Patricia Infante, decano y vicedecana de la Facultad de Ingeniería

Publicado el 26 DE AGOSTO DE 2018

En primer lugar, agradecemos a la comunidad educativa de la Facultad de Ingeniería la confianza depositada para dar continuidad a nuestra gestión, evidenciada en el amplio margen de los guarismos de las elecciones por voto directo de 2018.

En 2014 iniciamos nuestra gestión en medio de una crisis institucional, posiblemente la más grave de la historia de esta unidad académica en sus casi 80 años de vida, en cuyo devenir se construyó el reconocimiento y el prestigio que hoy gozamos. Se vivía en un contexto de tensiones internas, denuncias e investigaciones.

Por entonces, en orden de prelación, consideramos que era necesario propiciar las condiciones internas de equilibrio promoviendo una relación entre la comunidad educativa, el equipo de gestión y los órganos de gobierno, basadas en la confianza, los valores, el compromiso y la responsabilidad compartida.

En esta segunda etapa, somos conscientes de que una propuesta de gestión institucional implica poner a consideración de los miembros de la institución una serie de acciones a realizar, en pos de unos objetivos a alcanzar, que permitan cumplir su misión en un momento y contexto determinado.

Sin embargo, entendemos que tanto o más importante que enumerar las acciones y objetivos, es explicitar cómo se pretende llevar a cabo esa propuesta, puesto que es ahí donde se manifiesta la postura ideológica de quien pretende gobernar, esto es, ejercer la dirección, la administración y el control de la institución. La función de una ideología, entonces, es la de servir de código implícito a una propuesta, un código que permita expresar sus intenciones, justificar sus acciones y sus conflictos; en fin, darse un proyecto común.

Desde una postura ideológica podemos proponer para gobernar un ejercicio del poder personalista, centrado en un gestor con condiciones y trayectorias propias, invocando eficiencia y ejecutividad, entendiendo los espacios de debate y reflexión como un obstáculo en la rápida consecución de los objetivos de gestión, priorizando alianzas clave entre unos pocos actores según el proyecto a cumplir y la subordinación del resto, invocando la confianza depositada a través del voto.

Otra manera de entender el poder es el co-gobierno, donde un conductor con condiciones de liderazgo interactúa, de manera fluida y abierta, con los cuerpos colegiados que representan al conjunto.

Este estilo de gestión supone una importante inversión de tiempo y esfuerzo, puesto que el consenso, la apropiación colectiva de los procedimientos y estrategias de trabajo son construcciones interpersonales que no se logran a través de una orden.

Como contrapartida, estos estilos de gobierno fortalecen la institucionalidad porque no se asientan en la persona misma, sino en un sistema de gobierno compartido, más preocupado por la calidad y la transparencia que por la rapidez y el rédito.

Esta última es nuestra propuesta y es el marco en el que trabajaremos, junto con la comunidad educativa, con una visión compartida, para cumplir con la misión institucional de nuestra Facultad.

 

Rumbo marcado

La UNCUYO emprende una nueva etapa en su viaje al futuro, una travesía que lleva como guía al espíritu reformista de 1918.

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