Casi 2000 internos estudian para terminar la primaria y la secundaria

Son los detenidos que eligen concluir la educación formal obligatoria a través de programas de la Dirección General de Escuelas. Otros realizan cursos y talleres dentro de las cárceles. La mayoría los termina, pero algunos no por "razones ajenas a ellos", según la DGE.

Casi 2000 internos estudian para terminar la primaria y la secundaria

El derecho a la educación para los presos está contemplado legalmente. Foto: Axel Lloret

Sociedad

#22 - Reinsertar al preso

Edición U

Unidiversidad / Florencia Martínez del Rio

Publicado el 27 DE AGOSTO DE 2017

Las personas privadas de la libertad, estén condenadas o no, tienen el derecho a recibir educación. Por ello, en cada complejo penitenciario hay escuelas de nivel primario (CEBJA) y secundario (CENS), que educan a 1378 alumnos, y Centros de Capacitación para el Trabajo (CCT), que dictan cursos y talleres a otros 548.  

Estas cifras de la Coordinación de Tratamiento del Servicio Penitenciario de Mendoza están en constante cambio, porque los alumnos son dejados en libertad o trasladados a otro complejo. María Eugenia Fernández, su coordinadora, dijo a Edición U: “Los que empiezan, en general, terminan. Los que dejan lo hacen por razones ajenas a su voluntad, no hay mucha deserción. Los que más eligen estudiar son los condenados que ya saben que pasarán muchos años adentro".

La educación dentro de las cárceles está a cargo de la Dirección General de Escuelas (DGE), que se vincula con el Servicio Penitenciario mediante las direcciones de Educación Permanente de Jóvenes y Adultos (DEPJA) y de Educación Técnica y Trabajo. Estas tienen el deber de brindar educación, tal como lo establece la Ley Provincial N.° 26695, que adhiere a la 26206 de Educación Nacional.

La importancia de tener estas escuelas en las cárceles, para la coordinadora del tratamiento, radica en que “la educación dignifica, racionaliza, profundiza y ubica”. Además, sostuvo que “mientras más altos son los niveles educativos, mayores posibilidades de reflexión y de evitar el delito existen. Lo mejor que nos puede pasar como sociedad es que salgan habiendo aprendido lo que en la calle, por algún motivo, no pudieron”.

Los docentes que enseñan en las cárceles son alrededor de 350 y muchas veces viven episodios violentos mientras dan clases, pero Dolores Vázquez, coordinadora de Educación en Contextos de Privación de Libertad de la DGE, declaró a Edición U que “a los docentes los respetan". Otras situaciones que los maestros deben enfrentar son la "falta de infraestructura en las aulas, como la escasez de ventilación o los pocos celadores en las escuelas", comentó Vázquez.  

Los talleres que realizan los detenidos

Además de completar los estudios primarios y secundarios, en las cárceles de Mendoza se pueden aprender distintas actividades, como electricidad, soldadura, textil, carpintería, informática, peluquería, tapicería, metalmecánica, juguetería, crochet o plomería.

En otras, como la Unidad N.° 4 Colonia y Granja Penal de Lavalle, se dan cursos de manejo de huerta, producción de flores y hongos. En el complejo de mujeres –El Borbollón–, las detenidas pueden aprender artes, textiles y cosmetología, mientras que en la Alcaidía Nº 2 de Régimen Abierto de Mujeres se dan cursos de peluquería, informática y marroquinería.

También existen las aulas-talleres móviles equipadas por el Estado nacional, que recorren la provincia enseñando gastronomía, soldadura y textil.

 

Más del 10 % de los presos que estudian van por un título universitario

Son 220 internos de Mendoza los que buscan un mejor futuro a través del Programa de Educación Universitaria en Contexto de Encierro (PEUCE) de la UNCUYO. Están anotados casi 2000 en los programas de la Dirección General de Escuelas para terminar ...

edición u 22, cárceles y educación, internos, primaria, secundaria, dge,