El paradigma de la movilidad para el cambio climático

Las autoras integran el Instituto de Ciencias Ambientales de la UNCUYO

El paradigma de la movilidad para el cambio climático

Universidad

Cambio climático

Unidiversidad

Lía E. Martínez y Romina Benítez

Publicado el 27 DE SEPTIEMBRE DE 2015

El sector del transporte es la principal fuente de contaminantes del aire de la Región de América Latina. También es una de las mayores fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de combustibles fósiles y una de las de mayor crecimiento.

El área metropolitana de Mendoza es adyacente a la Cordillera de los Andes, que tiene una gran influencia sobre la meteorología local y, por lo tanto, sobre la calidad del aire. Las actividades industriales intensivas e intermedias, junto con las emisiones de tránsito del centro de la ciudad y las fuentes residenciales de uso doméstico (calefacción) contribuyen con la contaminación atmosférica.        

Ahora bien, el cambio hacia un desarrollo de bajo carbono en el transporte requerirá de una sólida voluntad de cambio y adopción de nuevos enfoques para el análisis y diseño de políticas. Como síntesis del nuevo paradigma, se ha propuesto un enfoque denominado “Evitar-Cambiar-Mejorar” (ASI por sus siglas en inglés), que establece principios rectores para lograr de manera eficaz el objetivo de reducir las emisiones futuras del sector, con sistemas de bajo costo y accesibles para su implementación.

Sintéticamente implica:

Evitar los viajes innecesarios o reducir las distancias: mayor integración de la planificación del transporte con el uso del suelo y la promoción de la producción y el consumo local.
■Orientar el cambio hacia modos más amigables con el medio ambiente. En el transporte urbano implica dar mayor participación al transporte público y desalentar el transporte individual. Esto requiere mejorar el sistema de transporte público masivo con baja intensidad en emisión de carbono (ferroviario, subterráneo, buses rápidos). En el transporte de cargas implica la transferencia desde el transporte carretero hacia modos con menor intensidad de carbono, como el ferrocarril y el transporte fluvial, y la mayor combinación modal.
Mejorar la eficiencia del transporte, tanto público como privado. Es decir, avanzar en la mejora de la eficiencia energética de los vehículos a través de la utilización de propulsión híbrida, nuevas tecnologías y combustibles, así como la adopción de buenas prácticas por parte de los operadores, como la utilización de deflectores aerodinámicos, mantenimiento de flotas, entre otros (Dalkmann, 2007).

Esta variedad de medidas se enfoca en diferentes aspectos del transporte y se puede aplicar en las ciudades como parte de un plan integral. Sin embargo, las medidas no pueden implementarse de forma aislada, sino en “paquetes” para que se refuercen entre sí.

Estos “paquetes de medidas” necesariamente estarán relacionados con la intermodalidad, la integración entre el transporte y el uso del suelo, la movilidad urbana y la sustentabilidad. La selección de estas medidas debe basarse en la discusión entre actores sociales y grupos de apoyo. También es importante hacer una evaluación de la capacidad y los recursos del nivel de gobierno que los implemente para determinar cuáles medidas son las más adecuadas.

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