Fauna Otoño 2019: música negra y artistas locales del otro lado de la cordillera

DJ Uter dijo presente en el festival realizado en Chile. Enterate de todos los detalles del show acá.

Fauna Otoño 2019: música negra y artistas locales del otro lado de la cordillera

Lauryn Hill brindó un gran show. | Fotos: gentileza Fauna Producciones.

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Publicado el 08 DE MAYO DE 2019

En su tercera edición “Otoño”, el festival Fauna presentaba un line-up sumamente atractivo con una fuerte impronta de música de raíz negra (soul, funk, r&b, disco) así como ritmos urbanos (hip hop, trap, reggaetón), en un mix de artistas en el que la productora volvió a apostar por el talento local y emergente, en este caso de Chile y Argentina.

Hermano menor del Fauna Primavera, cuya edición 2018 viajamos a cubrir junto a Mauricio Torres y Candela Herrero (colegas de Radio U), el festival reduce el número de escenarios y artistas para esta altura del año, ya que las posibilidades del uso de espacios al aire libre se ven reducidas por las condiciones climáticas. La opción este año fue el Movistar Arena, un espacio muy utilizado en Santiago para shows internacionales o de gran convocatoria. La productora Fauna optó por reducir la ocupación colocando el escenario principal en la mitad del ‘campo’, tal vez una decisión desafortunada, ya que, por la estructura del recinto, el sonido (especialmente las voces de los cantantes) ‘rebotaba’ en mayor o menor nivel dependiendo del número de asistentes por show, o la ubicación de los mismos en el espacio físico. Una pena.

Precisamente, Cuco, el artista encargado de abrir dicho escenario vio retrasada su performance por casi 45 minutos, casi una broma de mal gusto cuando el mismo artista había tenido que cancelar su presentación en la edición Primavera por un accidente automovilístico. Quizá esto hizo que sus ánimos no fueran de los mejores, a pesar del agite de sus fieles seguidores que lo esperaron desde las 18, hora en que estaba anunciada su presentación.  

En paralelo, en el escenario alternativo, ubicado en una de las salas aledañas, la cosa ya estaba encendida desde más temprano, con Flakodiablo abriendo la tarde con su combinación de sampling y scratching, en clave hip-hop, seguido de las rimas de DrefQuila que repasó sus hits de trap dulzón y ameno, y aprovechó lo prendido de su público para sumar seguidores entre aquellos que buscaron una mejor alternativa sonora al escenario principal. Ambos jóvenes artistas demostraron porqué la escena chilena es digna de prestar atención, en cada una de sus vertientes musicales.

Volviendo al Main Stage, Ana Tijoux (otro talento local, pero de mayor trayectoria) se calzó la corona de reina del hip hop chileno, repasando material de sus álbumes solista, además de un par de clásicos de su ex banda Makiza, e incluso homenajeando a Los Prisioneros con un pedacito de “No necesitamos Banderas” mezclado con su canción “Mi verdad”, armándose de líricas propias y ajenas para no dejar de disparar mensajes cargados de conciencia social, crítica afilada y feminismo. Al presentar “Antipatriarca”, dedicó unos minutos justamente para dejar claro esta postura y animar a los raperos y raperas a comprometerse un poco más con sus mensajes, antes de cerrar un show intenso, gracias a la fuerza de su banda con una poderosísima sección de vientos, con “Somos Sur”.

La representación argentina vino de la mano de Juan Ingaramo y de Louta, quienes fueron sumando convocatoria conforme pasaban los minutos de sus sets y los rezagados de otras áreas del festival (food trucks, puestos de bebidas, ¡hasta una peluquería al aire libre!) se adentraban en la sala menor. Ambos brindaron sets concisos y enérgicos, y llegaron incluso a cruzarse, cuando el porteño se sumó al cordobés en “Ladran”. Las colaboraciones siguieron cuando Louta invitó en dos ocasiones a una artista “amiga de la familia” como es Javiera Parra (hija de Ángel y nieta de Violeta) para hacer “Ayer te vi” y “Uacho” (de su último álbum “Enchastre”).

Quizá el otro gran malestar de la jornada lo ocasionó la cancelación del show del grupo The Internet, tan sólo horas antes de la apertura de puertas, y por supuestos problemas de salud de algunos de sus miembros, noticia que fue finalmente confirmada al día siguiente por la propia cantante Syd al confesar una recaída de su depresión crónica. Una verdadera lástima, que forzó el traslado del show de IAMDDB del escenario alternativo al principal, oportunidad de la cual la británica se valió para maravillar a más de uno. Con 5 EPs bajo el brazo, y un abanico de estilos que va del neo-soul al hip hop jazzero, con toques de trap y r&b, y acompañada de un parco dj que sólo disparaba las pistas instrumentales, brilló con el caudal de su voz y la energía de su físico: no paró de mover sus piernas (y su peinado afro) al compás del beat, de un lado al otro del escenario. Fue la revelación de la jornada, sin lugar a dudas, y la mejor antesala para la estrella de la noche: Ms Lauryn Hill.

La oriunda de New Jersey aterrizó en Santiago (luego de que se cancelara su presentación en Argentina por la resonante crisis económica) en el marco de una gira que celebra los 20 años del icónico “The Miseducation of Lauryn Hill”, un álbum que marcó un antes y un después en el desarrollo de la música de raíz negra. Con la voz intacta (¡o hasta quizá mejorada con los años!) y un trío de coristas que tiñeron de góspel las armonías y ritmos que la aceitada banda desplegaba, la ocho veces ganadora del Grammy cantó casi todas las piezas del disco para cerrar con dos hits de su anterior banda The Fugees: “Killing me Softly” y “Ready or Not”, en una versión remozada y potente. Las visuales acompañaron el profundo contenido de su mensaje con referencias a figuras de la cultura afroamericana y la lucha de las minorías raciales. Un concierto para el recuerdo, que, además, se vio precedido por la precisa selección de la Dj Reborn (combinando clásicos del hip hop con los nuevos hits y hasta guiños al reggaetón de J Balvin entre otros).

La fiesta desatada por Lauryn Hill continuó unos minutos más tarde con los londinenses Jungle, quienes en su segunda visita por estos pagos (tocaron en la edición 2016 de Lollapalooza) aprovecharon para presentar el recientemente editado LP “For Ever”, además de repasar los hits de su álbum debut. Sin visuales, sólo apoyados por una estructura de paneles verticales y su nombre en luces a sus espaldas, la cual cambiaba de colores haciendo juego con sus atuendos, la banda mantuvo el pulso soul/funk/disco. El dúo original compuesto por Tom McFarland y Josh Lloyd-Watson se reparten guitarras, bajo y teclados, además de sus voces en falsetto y extienden el formato en vivo con más músicos y dos coristas. La fórmula es perfecta, y con una docena de canciones cerraron un show soberbio, con la tríada “Casio”-“Busy Earnin’”-“Time” en el final.

Del otro lado, en el stage alternativo, la local Lizz, en su faceta dj, recibía a los deseosos de continuar el baile con dosis iguales de trap, reggaeton y bass, para que luego Afrika Bambaataa tomara el control de la cabina. El legendario Dj, productor y activista social que revolucionó la escena del Bronx a comienzos de los 80 es considerado uno de los creadores del movimiento hip hop, así como uno de los artífices del djing. Su inclusión al line up en el transcurso de la semana previa (por la baja de otro pope del género: Madlib) fue una buena noticia confirmada por su set que incluyó MCs locales y foráneos interactuando, breakers lustrando la pista y una gran cuota de freestyle. Los beats fueron y vinieron en la línea de tiempo con clásicos como “Planet Rock” y “The Breaks” haciendo delirar a los conocedores de la vieja escuela.

Ya pasadas las 3am, sólo quedaba resto para la siempre efectiva propuesta de Matanza. El proyecto de Rodrigo Gallardo empezó con su ya característico downtempo orgánico que fue progresando en velocidad hacia un house con toques andinos, combinando samples de cantores latinoamericanos con ejecución en vivo de flautas y voces. Casi como producto de un mantra, aquellos que se quedaron hasta el final de la noche, se vieron envueltos en su manto sonoro, y cuando se prendieron las luces casi sobre las 5 de la mañana, parecieron despertar de un largo sueño comenzado doce horas antes.

A pesar de las cancelaciones, cambios de artistas en la grilla, incumplimiento de horarios y problemas técnicos en el sonido, el Fauna Otoño repitió otra gran jornada, con una fuerte apuesta a la música negra en esta edición, así como a las propuestas emergentes del medio. Resta esperar el anuncio del line-up de la edición Primavera, a realizarse en noviembre, el cual seguramente nos sorprenderá gratamente.

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