Los evangelizadores de Cuyo

En la región de Cuyo no se desarrollaron misiones sino que la labor jesuítica desplegó todo un proceso relacionado con la doctrina cristiana a través de la evangelización y la catequización. La investigadora de la UNCuyo, Emilce Sosa, rastrea aquellos primeros pasos de la orden de la Compañía de Jesús en Mendoza para luego rescatar la labor de sus centros educativos así como la apuesta por una Universidad que no llegó a concretarse.   

Los evangelizadores de Cuyo

Foto: Los Andes

Especiales

Emilce Sosa

Publicado el 20 DE MARZO DE 2013

La llegada de la orden de los jesuitas a América del Sur aportó un nuevo criterio evangelizador a fines del siglo XVI. Su creación más espectacular fue la cadena de misiones entre los indios guaraníes del río Paraná. Estas reducciones misioneras eran comunidades espaciosas, limpias, donde la educación era obligatoria, la gobernación era conducida por los padres y la pena de muerte era desconocida, no así fuera de estos sistemas. 

Las misiones constituyeron un intento único de poner en práctica una sociedad cristiana como una forma de supervivencia más humanista. El arribo de los jesuitas a la región de la Araucanía y en otros lugares posibilitó otorgar una nueva vida espiritual a los naturales a partir de la conversión. Para los primeros misioneros jesuitas llegados al Reino de Chile, la misión reside en ser instrumento de la voluntad de Dios. En algunas crónicas podemos encontrar textos como el de la Histórica Relación del Reino de Chile y de las misiones de la Compañía de Jesús, en la que se describe la labor del padre jesuita Luis de Valdivia a partir de su contacto con la Provincia de Cuyo al Oriente de Chile, quien comenzó con la cristianización en nuestra región. 

Es importante comprender la labor de los primeros Jesuitas en la conquista española de la Provincia Huarpe de Cuyo, que fue fundada en 1561, cuando García de Hurtado de Mendoza le encomendó la fundación a Don Pedro Ruíz del Castillo, así el 2 de marzo de ese año se corporizó legal y jurídicamente la ciudad de Mendoza Nuevo Valle de Rioja. En la región de Cuyo no se desarrollaron misiones, sino que la labor jesuítica desplegó todo un proceso relacionado con la doctrina cristiana a través de la evangelización y la catequización. Esta evangelización huarpe se realizó a través del confesionario del Padre Luis de Valdivia en las lenguas Millcayac (para la región de Mendoza hasta el río Diamante) y en Allentiac (para la región de San Juan de la Frontera). 



La orden de la Compañía de Jesús se instaló en Mendoza  a partir del 21 de octubre de 1608  fecha  que se registra en el acta de posesión donde se pronuncia que, por parte del Colegio de la Compañía del santo nombre de Jesús, unas casas y huerta, serán donadas por doña Inés de Caravajal, esposa de Don Lope de la Peña. Pero es sabido que la residencia se abrió dos meses más tarde, a mediados de diciembre de 1608, y en la segunda quincena de enero de 1609 se abrió el colegio comenzando con la escuela de primeras letras. Luego, ya en 1616, los jesuitas comenzarán con la enseñanza secundaria en nuestra ciudad.

Es importante destacar que la Compañía de Jesús tuvo un lugar preponderante en la educación de los primeros pobladores de la ciudad tanto en las primeras letras, como en su misión evangelizadora en estas tierras. Entre 1636 y 1640 los jesuitas construyeron el primer templo que fuera consagrado a Nuestra Señora de Loreto y del Buen Viaje, en 1645. Este templo se ubicó en “el ángulo NO de la plaza de armas” de la ciudad de Mendoza. 

A partir de la expulsión de los jesuitas en 1767, el templo y la casa, junto a sus posesiones, quedaron vacíos, luego el templo pasó a manos de los franciscanos. En 1837 el gobierno de Pedro Molina intentó que los jesuitas volvieran a territorio mendocino, inclusive destinando las temporalidades agustinas a los Jesuitas. El 31 de julio de 1878, después de restablecida finalmente la Compañía en la Argentina, entraron los Jesuitas a su nueva casa colocando la primera piedra de la Iglesia dedicada al Sagrado Corazón de Jesús (hoy ubicado entre las calles San Martín y Colón de ciudad) el que fuera inaugurado el 6 de diciembre de 1908, con la bendición de Fray Marcelino del Carmelo Benavente Obispo Diocesano.   

Los Jesuitas y la educación en Mendoza

Las actividades jesuíticas en la provincia no solo estuvieron relacionadas con la evangelización y las actividades pastorales sino que también se encuentran estrechamente relacionadas con la educación. Desde la fundación y su llegada a Mendoza, encontramos que el antiguo templo contaba con la enseñanza de las primeras letras en la incipiente ciudad, según el relato del P. Furlong S.J.. En 1609  comenzó a funcionar la escuela, que en 1616 adquirió la categoría de colegio. Por lo tanto, podemos establecer que la escuela de primeras letras funcionó desde 1609 hasta 1767, su primer Rector fue el padre Juan Pastor y el primer maestro fue el Hermano Fabián Martínez. 

La escuela funcionó 158 años en forma ininterrumpida. En esos años contó con más de 400 alumnos de orígenes diversos, como fueron los hijos de las familias fundadoras y adineradas, compartiendo las aulas con los niños más pobres de la ciudad. 

La escuela de segunda enseñanza se inició  a partir de 1616, pero es importante destacar que la enseñanza avanzó a otro nivel más: destacándose la Cátedra de Filosofía de la que, si bien no se puede precisar su inicio, ya se la menciona en los documentos a partir de 1757; esta cátedra dictó clases por más de diez años. Este fue uno de los elementos claves para que los Jesuitas se esforzaran por lograr la adquisición de la apertura de la Universidad en Mendoza, no llegando a concretarse. 

Dentro de la actividad jesuítica en Mendoza encontramos referencias en 1899, cuando el diario Los Andes publica un aviso, ofreciendo vacantes para el Colegio San Luis Gonzaga que funcionaba en la calle Rioja al 1590 de Ciudad. También encontramos referencias sobre el proyecto de construcción del edificio propio, el que estaría junto a la residencia jesuita que hoy se ubica en calle Colón y 9 de Julio.

Ya en 1912, los padres de la residencias se dedicaron a reunir fondos para iniciar la “la escuela de párvulos, que contó con la aprobación y la bendición del Superior de la Misión”. Finalmente, el 15 de marzo de 1926 los padres jesuitas inauguraron en su propia casa una escuela primaria gratuita, destinada a educar a los niños pobres; de esta manera se da origen al Colegio San Luis Gonzaga. En su primer año contó solo con primer grado con una población de 34 niños.