Mendoza, el gigante con pies de barro

Riesgo de aluvión.

Mendoza, el gigante con pies de barro

Calles de Mendoza inundadas por el aluvión de 1970

Facultad de Filosofía y Letras

Especial Fenómenos naturales

Suplementos

Marian Nahir Saua, becaria de Prensa de la Facultad de Filosofía y Letras

Publicado el 11 DE JULIO DE 2016

El Gran Mendoza es un área sometida a un elevado riesgo aluvional. La docente María Natalia Pucciarelli, profesora de la carrera Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCUYO, señala que “el clima zonal templado árido con escasas pero torrenciales y concentradas precipitaciones se convierte en el ingrediente clave para la generación de estos eventos". Durante el verano y la primavera puede llegar a producirse el 70 % de las precipitaciones del año.

Se suma la convergencia entre factores naturales y factores antrópicos, resultado de la acción humana, como: la pendiente del piedemonte, que actúa como acelerador natural; la poca consolidación de sus suelos, que aportan materiales de arrastre; la modificación del drenaje natural;  el estado impredecible de las cuencas Papagayos, Maure y Frías; el avance de la urbanización; el crecimiento de basurales clandestinos y planificados y la degradación de la vegetación.    

Es importante aclarar que el aluvión no es una inundación como la que suele ocurrir en las zonas pampeanas y no tiene la fuerza de derribar edificios como un tsunami. Los aluviones son un “flujo local y repentino o torrente, que cubre una zona reducida, de volumen relativamente grande y de corta duración” (American Geological Institute, 1950). Los aluviones mendocinos descienden con la fuerza que adquieren en la pendiente  del piedemonte, se convierten en una crecida de agua y barro que arrastra palos, alimañas y otros materiales con una potencia que puede llegar a desplazar autos. Por lo tanto, la mejor manera de refugiarse, contraria a la de los sismos, es buscar resguardo en los lugares más elevados dentro de los edificios en los que nos encontremos.
 

Cómo prevenir, afrontar y superar un riesgo aluvional

Recomendaciones de la profesora María Natalia Pucarelli que figuran en el Manual de educación sobre riesgos ambientales elaborado por el grupo de investigación dirigido por la profesora Silvia Robledo.   

ANTES

  • No acampar en zonas bajas; puede ocurrir una creciente durante la noche.
  • Trabajar familiarmente un plan de acción, para que todos los integrantes sepan cómo actuar ante el evento.
  • Contar con un botiquín de primeros auxilios.
  • Reconocer las áreas seguras cercanas a la vivienda, al lugar de trabajo y/o estudio.

DURANTE

  • Mantenerse al tanto de la situación a través de los medios de comunicación. Se recomienda, por seguridad, el uso de radio con baterías.
  • Si se encuentra en el interior de un edificio, no abandonarlo, salvo que los materiales de construcción sean muy vulnerables al flujo hídrico.
  • Buscar un lugar elevado en el interior de una construcción cerrada.
  • Alejarse de puertas y ventanas.
  • Si se encuentra en el exterior:
    • Evitar las zonas bajas y los lugares expuestos a las grandes correntadas.
    • Dirigirse al lugar alto más cercano fuera de la trayectoria del aluvión. De ser posible, llevar alimento y abrigo para poder esperar a que la crecida disminuya.
    • No cruzar una correntada cuando las rodillas son sobrepasadas por el agua, se puede perder el equilibrio y ser arrastrado por ésta.
    • Si las rocas o escombros están acercándose, correr al refugio más próximo (un grupo de árboles, un edificio, etc.).
    • Si escapar no es posible, proteger la cabeza. 
    • No cruzar con el vehículo grandes correntadas, buscar lugares alternativos o esperar a que disminuya el caudal de agua.
    • Evitar el contacto con el agua, la corriente suele arrastrar todo tipo de alimañas (víboras, arañas, alacranes, etc.) y elementos químicos que pueden hacerle daño.

 

DESPUÉS

  • Mantenerse alejado de áreas de derrumbe.
  • No beber agua sin antes comprobar su potabilidad.
  • No consumir alimentos frescos que hayan estado en contacto con el agua de arrastre.
  • Ayudar a las personas heridas o que han quedado atrapadas. Si hay lesionados, perdir ayuda de primeros auxilios a los servicios de emergencia.
  • Ayudar a las personas de edad, impedidas y a los niños pequeños.
  • Escuchar la radio o la televisión para obtener noticias sobre la emergencia y las instrucciones de la autoridad a cargo.
  • Verificar si hay daños en las líneas de los servicios básicos (luz, gas, agua y teléfono), tomando las precauciones pertinentes, e informar a la compañía correspondiente.
  • Inspeccionar los cimientos, las chimeneas y el terreno circundante a la casa para detectar daños
  • Si no es sumamente necesario, no utilizar las líneas telefónicas fijas ni satelitales, ya que son un elemento indispensable para el socorro de la población seriamente afectada.

 

Por: Marian Nahir Saua, becaria de Prensa de la Facultad de Filosofía y Letras

aluvio, calles, inundacion, mendoza,