“No hay ninguna corriente psiquiátrica que defienda el modelo manicomiano”

Con motivo de la “Charla Debate Rotas Cadenas Nuevos Desafíos en Salud Mental” que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias Políticas y Social de la UNCUYO, UN Digital habló con Miguel Rodríguez Arias -investigador, psicólogo, el realizador del documental “Rotas Cadena” y con Alfredo Olivera – fundador de Radio La Colifata, psicólogo y docente universitario – acerca de la nueva ley de salud mental, la ruptura de paradigmas en salud mental y de La Colifata como experiencia que se multiplica en el mundo.

"No hay ninguna corriente psiquiátrica que defienda el modelo manicomiano"

Foto: Axel Lloret

Sociedad

Unidiversidad

Mariano Bermejo y Analía Martín.

Publicado el 02 DE OCTUBRE DE 2011

La Ley de Salud Mental, aprobada por el Senado el 25 de noviembre, e impulsada por el Ministerio de Salud, el Inadi, la Secretaría de Derechos Humanos, la Defensoría General de la Nación, reconoce la autonomía de personas con patologías psíquicas y prohíbe la construcción de manicomios. Esta ley reconoce la autonomía de las personas con padecimiento mental y su capacidad para decidir sobre lo que desean y prioriza las acciones y servicios de carácter ambulatorio. Además, garantiza los derechos de los pacientes neuropsiquiátricos a no ser discriminados, a la singularidad, a la atención en un ambiente apto con resguardo de su intimidad, entre otros. También ordena la creación de nuevas modalidades de atención alternativas a la internación como casas de medio camino, centros de capacitación sociolaboral, y talleres protegidos. Asimismo establece la implementación de un sistema de atención de urgencia con equipos móviles y otro de atención domiciliaria infanto-juvenil; amplía a los hospitales generales la atención en salud mental. Las personas dadas de alta que no tengan familiares que las reciba deberán ser albergadas en lugares que disponga Promoción Social. Entre sus disposiciones, la ley establece que las acciones deben realizarse en una red de servicios de salud mental basados en la comunidad y recomienda la internación de personas con padecimiento mental como un recurso terapéutico a utilizar sólo en situaciones excepcionales y en hospitales generales. Ahora bien, ¿esto es posible?

La cuestión no pasa por cerrar los hospitales psiquiátricos sino por externar a los pacientes, darle contención en sus hogares o en hogares sustitutos; y para todo esto hay que generar un buen ambiente con la familia, trabajar con las familias, hay que generar los hogares sustitutos y el hospital tiene que seguir funcionando como hospital de día. Si se cierra el hospital es como abandonar a los pacientes a su suerte como pasó en Inglaterra, como pasó en EEUU que cada tanto aparece un loco que mata a 20 o 30 personas”, decía Miguel Rodríguez Arias. A esto agregaba Alfredo Olivera “esta ley demanda también sobre todo cambiar una cultura. También, trabajar los discursos científicos, el andamiaje jurídico y tan importante como esto, el trabajo hacia la cultura, la sociedad, teniendo en cuenta que el problema de la estigmatización de la locura es un problema sumamente complejo y que hay que darse políticas de trabajo en relación a ello”.

De que se puede, se puede, de hecho se hace. “En el año 1994, se trasformó el hospital psiquiátrico de San Luis en hospital escuela de salud mental. Lo que se hizo fue externar a la totalidad de los pacientes, primero haciendo un trabajo con las familias para que las familias acepten a su pariente, en el caso de los que no tenían familia se les consiguió un hogar sustituto; el hospital siguió funcionando como hospital ambulatorio. Solamente los pacientes pueden estar internado 5 días, etc. Esta trasformación, que se ve reflejada en la película “Rotas Cadenas” demuestra que éste cambio es posible”, decía el psicólogo Rodríguez.

Así como se hace en Argentina, se hace también en el mundo. Alfredo contaba que “en Brasil hay un sistema de salud que hace eje en lo que llaman los CAPS (Centro de Atención Psico-Social) donde se planifica una atención descentralizada, cercana al vecino de cada ciudad, de cada pueblo, y la experiencia esta funcionando muy bien. Es cierto que se trata de una concepción sumamente compleja por eso la ley lo que hace es como un primer cambio de paradigma. Pero, pensar que una ley automáticamente va a resolver las cosas, es imposible lo mismo que pensar que la buena voluntad de unos pocos alcance. Lo que sí me parece que marca el punto de partida para por ir pensado maneras ínter-sectoriales, articuladas e integradas de resolver o intentar abordar una problemática compleja”.




Cambio de paradigma. “El primer cambio paradigmático rompe con la idea de dónde te pongo: te pongo dentro de aquí, te saco, te externo y las preguntas que se hace entonces quién lea esto va a ser “¡uy! ¿Los voy a tener cerca de mi casa? ¿Van a andar sueltos?”; y en realidad de lo que se trata es que somos todos sujetos, atravesados por distintas circunstancias vitales, y que frente a estas circunstancias diferentes hay que crear tecnologías que atiendan a la complejidad del problema. Ahora bien, si utilizamos estos principios éticos con basamento también científico-técnico al servicio de un proceso de abandono del Estado respecto de su necesidades y de vaciamiento de sus instituciones públicas, y como consecuencia nos queda la calle y el desamparo; y estaríamos haciendo una utilización perversa de una letra ética y justa”, decía de manera clara y contundente el fundador de radio La Colifata.

Por su parte el realizador de “Rotas Cadenas” decía “Por eso es tan importante comprometer a los políticos y comprometer a los funcionarios responsables de que la ley se implemente. Porque justamente, de lo que se trata es de la reinserción a la sociedad de gente que estaba encerrada en un hospital y totalmente aislada y temida por la sociedad. Es un trabajo muy complicado, hay que armar una estructura, tener el presupuesto, tener un seguimiento en el tiempo, hay que mantener el hospital abierto y tiene que funcionar como hospital ambulatorio, etc. Sin una decisión política y sin funcionarios que  armen esta estructura, la ley no va a funcionar.

A los hechos me remito. “En Francia hay un dispositivo que se llama ‘Servicio de acompañamiento a la vida social’. El estado invierte dinero en estructuras donde trabajan profesionales que se dedican exclusivamente a desarrollar estrategias de acompañamiento para la restitución de una vida en comunidad.

Sin irme tan lejos y trayendo experiencias de nuestra radio, La Colifata, nosotros hicimos un estudio comparativo entre el año 2002 al 2004, hicimos un seguimiento de las que personas que estando internada participaban de radio La Colifata y luego de un año obtenían el alta. Los que obtuvieron el alta, el  35% de las personas que asistimos, la mitad siguió viniendo a radio La Colifata y la otra mitad no. hicimos un seguimiento pormenorizado de ese colectivo de personas durante 2 años; finalizado el 2004 el 67% de las personas que le dieron y alta y habían abandonado La Colifata, habían sido re-internadas; mientras que los que habían continuado asistiendo a radio La Colifata y sus distintos dispositivos de trabajo en la comunidad, menos del 10% fueron re-internados”, explicaba Alfredo Arias.

“La Colifata fue la primera radio en el mundo en hacerse dentro de un neuropsiquiátrico, eso le dio como mucha visibilidad y lentamente desde otros lugares del país, y del mundo, empezaron a replicar el modelo de La Colifata. Ya no sólo es una radio donde se restituya a la expresión sino también el desarrollo de una concepción de salud mental que desarrolla estrategias de abordaje en situación. Atendiendo a sujetos en situación por lo tanto elabora estrategias en situación.

Hace dos meses estuve trabajando en una experiencia de este servicio de Acompañamiento a la Vida Social en donde funciona radio Citrón, en Francia, que es una radio que surgió inspirada en La Colifata. En la ciudad de México a partir del interés de la UAM (Universidad Autónoma de México) una experiencia que se llama Radio Abierta; que funciona en los jardines de la universidad, entonces las personas que estaban internadas, van a hacer radio allí y allí se encuentran con los estudiantes. Hoy existen experiencias como La Colifata en España, Italia, Portugal, Suecia, Polonia, en Inglaterra esta empezando una experiencia. Y en Sudamericana, en Uruguay, Chile, Brasil, Costa Rica y en México” contaba Arias.




Entonces, la nueva ley ¿viene a darle marco a este cambio paradigmático o lo instituye? “Hay infinidad de grupos e instituciones que vienen desmanicomializando al desandar ese constructor manicomial, y desmanicomializar es construir respuestas que superen ese viejo modelo, no criticarlo sino construir respuestas. Estos grupos que vienen trabajando desde hace muchísimos años, hay respuestas constitucionales concretas y que bajan desde el Estado desde los años 80’s en Río Negro, desde los 90’s y afianzándose en San Luis; pero la ley viene a ser un nuevo factor instituyente que pone en diálogo y en disputa los distintos actores que participan de esta responsabilidad de dar respuesta al sufrimiento de nuestra población. Yo considero que en el cambio paradigmático, la ley es constituyente a pesar de que desde hace más de 40 años intentan construir -y que lo han hecho – alternativas y otras maneras de atención. En Argentina hay una infinidad de grupos que practicamos la desmanicomialización desde hace muchísimos años. Pero me parece que ahora es la oportunidad de una discusión que en realidad esta auspiciada por una ley que no es poco” decía el creador de La Colifata.

“La ley es condición de posibilidad para que esto se difunda por todo el país, condición de posibilidad, vamos a ver cómo  se implementa esto, para que se deje de hablar de locura y se empiece a hablar de salud mental”, remataba Miguel Rodruíguez.

Trabajar desde el campo científico y el campo social. Miguel Rodruíguez, docente universitario psicólogo y documentalista explicaba que “no hay ninguna corriente psiquiátrica que defienda el modelo manicomiano sin embargo el mundo esta lleno de manicomios. De manicomios como se los conocía en el siglo XIX. Y esto es así porque falta la decisión política, porque hay doble discurso, porque faltan funcionarios que se comprometan, incluso dentro de los hospitales psiquiátricos del modelo manicomial. Hay profesionales bien intencionados, que quisiera trabajar de otra manera y no pueden. Por ahí hasta el director del hospital quiere hacer una trasformación pero necesita una decisión política de gobierno”.

Alfredo Arias comentaba lo difícil que se hace terminar con el estigma de la locura. “En Europa que han atravesado todos estos procesos de reforma, no existe el viejo hospital psiquiátrico en términos de miles de personas viviendo en promedio más de 10 años allí, pero continua el problema del estigma, de la marginación y de la segregación. Por lo tanto eso que hemos ubicado como locura sigue siendo un fenómeno que nos interpela en tanto humanos, de manera permanente y es necesario hacer lugar también a la complejidad de las preguntas.

Desde La Colifata  intentamos que la desestigmatización de la locura sea a través de los medios de comunicación, como plataformas de encuentro. La idea es que tu modo particular de relacionarte con el problema, o con eso definido como locura, se pueda expresar en el encuentro con otras personas. En radio La Colifata hablan en nombre propio personas que han atravesado experiencias de institucionalización. El arte de La Colifata tiene que ver con crear condiciones de posibilidad para que haya un encuentro. Ese encuentro tiene que ver con lo experiencial y cuando se produce ese encuentro nos importa muchísimo, no decirle al oyente o al hombre común ni cómo tiene que pensar ni cómo tiene que sentir ni la verdad de las cosas porque nosotros no la conocemos; sino al revés, es una gran oportunidad para que estos miedos, estos temores, esto fantasmas, estas construcciones a veces míticas se pongan en palabras, se expresen. Y al expresarse algunas de ellas entran en crisis, pero entran en crisis en el encuentro con quién habla. Si pensásemos políticas donde el Estado tome responsabilidad habría que pensar campañas anti-estigma pero me parece que el posicionamiento, al menos desde mi humilde punto de vista, no pasa por desarrollar políticas del tipo normativas sino de generar posibilidades de encuentro y de expresión.

El tema del prejuicio nos atraviesa a los profesionales también, hay que luchar como profesionales contra esa concepción de tratar a los enfermos de manera infantil haciendo manualidades y cositas para pasar el tiempo. Con esto no quiero atacar a los terapistas ocupacionales y de trabajadores sociales sino al revés, entender que nos podemos posicionar desde otros lugares y no pasar el tiempo sin más sino hacer algo con el tiempo”.