Para las víctimas directas y los familiares de los detenidos y desaparecidos, el sexto juicio por delitos de lesa humanidad que comenzó en Mendoza es especial por varias razones: por primera vez se juzga en la provincia a Luciano Benjamín Menéndez y por primera vez se ventilarán las detenciones ilegales cometidas en el centro clandestino Las Lajas.

La primera jornada del juicio –jueves 27 de octubre– fue breve. Los integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal N.º 1, presidido por Alejandro Walter Piña, cumplieron con el requisito legal de identificar a los imputados aunque sólo lo hicieron con 11 de los 28 acusados; entre ellos, el ex subsecretario de Seguridad durante el gobierno de Celso Jaque, Carlos Rico Tejeiro. El resto hará lo propio en las próximas audiencias, y en el caso del represor Menéndez será a través de teleconferencia desde Córdoba, donde cumple prisión domiciliaria, ya que tiene 14 condenas, 12 de las cuales son a prisión perpetua.
 

Pedido de justicia

Desde temprano, en el ingreso a los Tribunales Federales se reunieron las víctimas, sus familiares e integrantes de las organizaciones de derechos humanos, y colocaron banderas con el pedido de castigo a los represores. Todos celebraron el inicio del sexto juicio por delitos de lesa humanidad en Mendoza. Dos de esos juicios continúan: uno en San Rafael y otro en Ciudad, la Megacausa.

La sala de audiencias quedó colmada en pocos minutos. Antes de comenzar, algunos de los acusados debieron ser asistidos por profesionales del servicio médico, pero finalmente se sentaron frente al tribunal.

Los 28 acusados deberán responder por 12 causas vinculadas a secuestros, asesinatos y desapariciones de 86 víctimas; entre ellas, las del profesor de la UNCUYO Mauricio López, Susana Bermejillo, Mario Susso, Amadeo Sánchez Andía, Víctor Romano Rivamar, Daniel Moyano, Juan Ramón Fernández, Osvaldo Zuin, María del Carmen y Carlos Marín, entre otros.

Específicamente, Menéndez deberá responder por 250 delitos como máxima autoridad de la zona III, cuando ostentaba el cargo de comandante del Tercer Cuerpo de Ejército. Los acusados fueron integrantes de la Policía de Mendoza, como Rico Tejeiro, que fue parte del Cuerpo de Infantería, de la delegación local de la Policía Federal y de la Fuerza Aérea.

En el centro de la sala se ubicaron los integrantes del tribunal; a un costado, los acusados y sus defensores y frente a ellos, los querellantes. Por el Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos (MEDH) estuvieron Viviana Beigel, Pablo Salinas y Diego Lavado; por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Fernando Peñaloza, y por el Gobierno de Mendoza, el subsecretario de Justicia y Relaciones Institucionales, Marcelo D` Agostino, además del representante del Ministerio Público Fiscal, Dante Vega.

Los integrantes del tribunal comenzaron a identificar a los imputados, que ratificaron sus datos personales, nombre, domicilio y estado civil, entre otros. Once cumplieron este trámite, entre los que estaba el exfuncionario Carlos Rico Tejeiro (acompañado por su abogado, Juan Carlos Aguinaga).

Luego de concluir con este requisito, el tribunal acordó que la próxima audiencia será el 3 de noviembre, cuando continuará con la identificación de los acusados. Una vez superado este paso, se leerán las acusaciones.

Cuando concluyó el trámite hubo un cruce de cánticos entre algunos familiares de los acusados, que gritaron “Héroes de la Patria”, a lo que las víctimas respondieron “Juicio y castigo para los represores”.
 

Más cerca de la verdad

La militante por derechos humanos y encargada del área de archivos del Espacio para la Memoria Susana Muñoz destacó la importancia del juicio por el nivel de los acusados y la responsabilidad que tuvieron (en relación con Menéndez y Rico), porque por primera vez saldrán a luz las detenciones ilegales y torturas ocurridas en el centro clandestino Las Lajas. También por primera vez se juzgará la intervención de exintegrantes de la Fuerza Aérea.

Graciela Leda, secuestrada y torturada en el D2, aseguró que el inicio de cada juicio es un paso hacia la justicia y la verdad. Agregó que es una forma de reparación de tanto dolor.

Graciela militaba en la juventud guevarista y permaneció secuestrada desde mayo de 1976 hasta diciembre de 1983, cuando recuperó la libertad. “Nosotros caminamos con un agujero negro dentro nuestro y con el dolor de los que no están. Por eso, cada juicio que comienza es un paso a la Justicia y la Verdad, porque hay que enfrentar a la sociedad con estos crímenes y con estos criminales”, fueron sus palabras.