El fútbol es una herida absurda

El partido lo ganó Godoy Cruz, pero sólo quedó la violencia de los barras bravas. Relatos en primera persona sobre esto.

El fútbol es una herida absurda

Simpatizantes rompieron butacas para arrojarlas como proyectiles contra los policías. Foto Axel Lloret.

Deportes

Unidiversidad

Unidiversidad / Agustina Cruciani

Publicado el 10 DE FEBRERO DE 2016

En la presentación oficial del Torneo Vendimia, Carlos Suraci, presidente de la Liga Mendocina de Fútbol, pidió que fuera una competencia en paz, sin disturbios, que las familias pudieran volver a las canchas, hijos, nietos, abuelos, mujeres, niños, para disfrutar del fútbol local. Sólo fue un deseo.

Godoy Cruz ganó el torneo al vencer a Independiente por 1-0 con gol de Juan Garro a los 3 minutos del primer tiempo. Al finalizar, los jugadores se acercaron a la popular para festejar con los hinchas, los cuales salieron al campo de juego, dejando atrás a la policía, para robarles camisetas y ropa a los jugadores (a algunos, mientras eran entrevistados). 

La tan esperada final "se jugó". Godoy Cruz e Independiente Rivadavia se enfrentaron después de casi ocho años. La final estaba programada inicialmente para el 24 de enero, pero fue suspendida porque la policía debía ayudar a las personas en alta montaña por los aludes, y finalmente fue el ayer martes 9 de febrero el día. La convocatoria de hinchas fue increíble; alrededor de 20 mil almas hicieron vibrar el estadio. Los 90 minutos de juego fueron puro folclore propio del fútbol: cantos de una hinchada a otra, gastadas y demás.

Retrocediendo un poco en el tiempo, no hace mucho las familias asistían juntas a las canchas y era una fiesta compartida. El folclore siempre estuvo, es sano y se pierde con algo tan fuerte como la violencia. Esa realidad descrita ha sido superada por estos tiempos, aunque lo dicho por el jefe de la Policía Roberto Munives no parece dar cuenta de esta situación.

"¿Qué falló en el operativo de seguridad para que ocurriera esto?", le preguntaron al jefe policial. “Falló no tener previsto que haya gente tan inadaptada que le falta cultura y educación. El número de personal era el suficiente”, fue la frase textual de Munives en una radio local.

De todos modos, los dichos del Gobernador mostraron otra visión del asunto: que hay fotos y las cámaras del Malvinas registraron a los violentos, se identificaron los rostros de los que hicieron los desmanes. Dijo que serán muy duros, incluso civilmente, contra los que produjeron los daños. Además, sumó la autocrítica al admitir que fue un error jugar con locales y visitantes. “Hay dirigentes que responsabilizan a la policía y no a los delincuentes”, dijo, apuntando a las declaraciones del vicepresidente de la Lepra. Y remató: “Son delincuentes y hay que tratarlos como tales, no como héroes”.
 

En primera persona

Ezequiel Grandía, hincha de Independiente Rivadavia que asistió a ver un partido de fútbol junto a su padre, como lo hace siempre, relató a Unidiversidad la travesía que vivió este martes en el Malvinas Argentinas. Comentó que llegó una hora antes al estadio, fue directo a la cola para entrar y al llegar se encontró con una fila de 500 personas delante de él: “Había cuatro policías con caballos y uno particularmente muy violento que frenaba el paso”.

Así paso el tiempo y en un momento, faltando 20 minutos para que iniciara el encuentro, seguía en el mismo lugar, la fila no avanzaba. La gente empezó a empujar, se ponían nerviosos porque no pasaba nadie. “Vi volar una botella de cerveza desde atrás hasta adelante, donde estaban los policías, un peligro porque había mujeres y niños”. Y sobre el accionar policial, agregó que seguían dejando pasar de a 10 personas, muy poco en comparación con los que eran. “Imaginate lo grande que estaba la cola que ya atrás mío no veía el final”, agregó Ezequiel.

Además, contó que un policía tenía una botella de gas pimienta que empezó a tirar a la cola en gran cantidad. “No sé para qué", cuestionó, "si para atrás no podíamos ir, casi nos intoxicamos y era peor porque la gente se ponía más nerviosa. Adelante mío le pegaban a la gente con látigos, muy brutal”.

Los equipos ya estaban en la cancha para que empezara el encuentro, pero él seguía en la fila. Grandía relató que para la revisación policial había tres oficiales nada más. Algunas personas se empezaron a pasar por los costados, saltaban vallas y eran tacleadas por la policía que estaba ahí. Detalló que vio volar hasta una escoba, “era un 'Llegá si podés'”.  

Inclusive, 20 minutos después de que llegó al estadio, arribó la barra con los instrumentos, pero ellos tuvieron paso libre y el respeto de todos los policías. Tuvieron que ver cómo pasaban de a uno con los instrumentos y los hinchas leprosos seguían en la fila con entradas en mano.

Para finalizar, el simpatizante de la Lepra agregó: “Al pedo fui con tiempo y pagué por un espectáculo y sufrí por haber hecho nada, no me dieron ganas de ir más”.
 

Desde el campo de juego

Cristian, fotógrafo, ubicado en la cancha para plasmar los mejores momentos del encuentro, relató como vivió el final del partido y el comienzo de los incidentes. “Apenas termina el partido, el cuerpo técnico empieza a festejar entre ellos y se va hasta donde estaban los jugadores, a abrazarlos y festejar. Cuando voy tras ellos la gente empieza a cantar, hay un cordón de policías cerca del arco para evitar que pasen los hinchas, pero los hinchas pasan igual, la policía los mira y no hacen nada. Los hinchas le empezaron a robar la ropa a los jugadores, después de eso le empezaron a hacer señas provocando a los simpatizantes de la Lepra. Ahí los hinchas leprosos se empezaron a cruzar desde la popular hacia la platea techada, acá la policía tampoco hizo nada. Una vez que estaban en la platea techada, empiezan a agarrar sillas y tirarlas contra la policía que estaba separando entre los pupitres de prensa y la platea de la Lepra, la policía estaba ahí y los hinchas de la Lepra querían pasar para pegarle a los hinchas rivales. Los simpatizantes seguían revoleando butacas hacia los hinchas tombinos que estaban en la techada, la policía sólo pegaba palazos y no hacía casi nada, sólo se cubría de las sillas que volaban".

"Después llegaron como 40 policías más y empezaron a corretear a los hinchas de la Lepra con los palos, y ahí estos se fueron hacia el playón. Cuando se fueron, se sumaron más policías y más hinchas y fue un caos, porque los hinchas tiraron piedras y la policía, balas de goma”, finalizó Cristian.

El accionar policial fue lo más criticado por los simpatizantes de uno y otro club. Sin embargo, en la popular sur, donde se ubicó el Tomba, el ingreso y la salida fueron normales. Si bien la policía a la entrada también dejaba pasar de a pocos hinchas, no hubo disturbios mayores.

El campeonato de verano que volvió a jugarse después de casi 35 años se recordará siempre por el hecho violento con el que se cerró este capítulo. No fue un final feliz sino que llama a reflexionar desde todos los puntos que conllevan a la organización de estos eventos deportivos.

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