29 de abril de 1936: Nace Alejandra Pizarnik

Cultura

Unidiversidad

Edición UNCUYO

Publicado el 24 DE ABRIL DE 2015

Correctora y traductora, fue una de las grandes poetas argentinas. Influida por la obra de Antonio Porchia es, dentro del panorama surrealista, una poeta coincidente con Enrique Molina y Olga Orozco, con quien la unió una intensa relación. Fue autora de Árbol de Diana, con prólogo de Octavio Paz; La tierra más ajena, La última inocencia, Las aventuras perdidas, Los trabajos y las noches, Extracción de la piedra de locura, El infierno musical y La condesa sangrienta, su única obra en prosa si se excluyen sus artículos y sus diarios.

 El 25 de septiembre de 1972, mientras pasaba un fin de semana fuera de la clínica donde estaba internada, puso intencionalmente fin a su vida con sobredosis de sedantes.

Frases de Alejandra Pizarnik

Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo? Deseaba un silencio perfecto. Por eso hablo.

Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En ese sentido, el quehacer poético implicaría exorcisar, conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos.

Yo no sé de pájaros, no conozco la historia del fuego. Pero creo que mi soledad debería tener alas.

Recibe este rostro mío, mudo, mendigo. Recibe este amor que te pido. Recibe lo que hay en mí que eres tú.

No es muda la muerte. Escucho el canto de los enlutados sellar las hendiduras del silencio. Escucho tu dulcísimo llanto florecer mi silencio gris.

La rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos.

Una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo.

Y yo sola con mis voces, y tú tanto estás del otro lado que te confundo conmigo.

Mi caída sin fin a mi caída sin fin en donde nadie me aguardó pues al mirar quién me aguardaba no vi otra cosa que a mí misma.

Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro.

La noche de los dos se dispersó con la niebla. Es la estación de los alimentos fríos.

Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones.

Fuente: Télam