Derechos, inclusión y visibilidad

Argentina presenta a nivel mundial un estatus legislativo de avanzada, ya que fue el primer país de América Latina y el décimo del mundo en contar con una legislación nacional de matrimonio igualitario desde el año 2010. En Mendoza, más de 200 personas del mismo sexo se han unido legalmente.

Derechos, inclusión y visibilidad

La boda de Norma Castillo y Ramona Arévalo pasó a la historia como la primera de dos mujeres en Sur América.

A sólo cinco años de la sanción de la ley que permitió que las personas del mismo sexo pudieran contraer matrimonio, la inspectora de la zona oeste del Registro Civil, Sandra Matricani, adelantó la cifra de uniones en la provincia: “Desde el año 2010 hasta marzo de 2015, 134 parejas contrajeron matrimonio en Mendoza, de las cuales 82 corresponden al sexo masculino y 52 al femenino”.

La Ley Nacional 26618, también conocida como Ley de Matrimonio Igualitario, permite la celebración de la unión entre personas del mismo sexo. Se sancionó el 15 de julio de 2010 y se promulgó el 21 de julio de ese mismo año. La misma implicó la modificación de algunos artículos del Código Civil, en el que se reconoció la legalidad de los vínculos familiares de centenares de niños y niñas.

Las parejas del mismo sexo que formalizaron su vínculo cuentan con los mismos derechos que el resto de las uniones, quienes pueden acceder a las previsiones sociales, a tomar decisiones de salud en forma conjunta, a decidir sobre la guarda de sus cuerpos, contar con derechos de herencia, de adopción e inscripción conjunta de los niños y niñas nacidos bajo el arco del matrimonio igualitario.  

Simbólicamente, contribuyó a la ampliación de derechos, inclusión y visibilidad. Dio un sustento normativo a situaciones de hecho que existían previamente a  la sanción de esta Ley. Muchas de estas parejas, que formalizaron sus relaciones en el matrimonio, han comenzado a tener hijos/as que van a asistir a establecimientos educativos, a efectores de salud y por tanto no pueden ser discriminados. Así lo explicó la decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Claudia Garcìa,  al decir que “como sociedad, hemos logrado contar con estas leyes fundamentales en el avance de ampliación de derechos, no nos podemos quedar atrás en su implementación y en los procesos culturales. Todavía falta conocimiento profundo.  Nos merecemos todos y todas una sociedad más inclusiva y feliz”, dijo.

Por su parte, el licenciado en Psicología Rubén Castagnolo coincide con otros entrevistados en que la significación de la ley pasa fuertemente por las ideas de visibilidad, inclusión y equiparación de derechos. “Me refiero con visibilidad –subrayó este especialista– a la explicitación de una situación que ahora es legitimada desde un Estado presente y no ya sólo desde las organizaciones de la vida civil. Esta diferencia da cuerpo y estatus de igualdad de derechos a expresiones de la dimensión humana que desde algunos sectores han sido condenadas desde el punto de vista moral y, desde allí, también condenadas a ser consideradas en el ámbito de la marginalidad”. Agregó que entiende que a nivel individual “aporta un contexto de mayor confianza y experiencia de aceptación, ya que ser al reconocido en la propia condición desde la ley, posibilita pensarse en un desarrollo personal que permite la idea de paternidad/maternidad y familia bajo un amparo jurídico”.

 Otra especialista del campo de la psicología con formación en terapia gestáltica, Ana Laura Pirrone, señaló que esta ley “nos lleva a reflexionar sobre nuestra manera de comprender al mundo,  la familia, la pareja y  a nosotros mismos. Esto implica comenzar a cuestionar mandatos, creencias, formas pasadas y rígidas de explicar lo que sucede. Animarnos a transitar lo desconocido, lo nuevo, adaptándonos al entorno en el que habitamos; siendo conscientes de que este nuevo camino a transitar implica un cambio, un quiebre, un punto de inflexión donde lo pasado es pasado y lo futuro es incierto; lo único obvio y real es el presente que estamos transitando”, expresó.

Además dijo que las parejas homosexuales forman parte de este presente tanto como los matrimonios con igualdad de sexo, hijos con un padre o una madre homosexual y niños adoptados por padres del mismo sexo. “Personalmente creo –aseguró Pirrone– que se necesitan más espacios de escucha, de reflexión, de integración para todos y todas; con el objetivo de vivenciar en forma consciente y responsable lo que estamos atravesando. De esta manera, dar el ejemplo y poder acompañar en su proceso de desarrollo a los más chiquitos, que tanto nos necesitan”.

El embajador global y representante de Argentina y Uruguay de IGLTA, asociación de gay y lesbianas, Alfredo Ferreyra, aseguró que “la Argentina demostró que es un país que se adelantó legislativamente al movimiento cultural del fenómeno lesbianas, gays y travestis”.  Dijo que celebra  todo aquello que represente la igualdad de derecho porque “la concesión de derechos para los contrayentes es muy importante y eso se manifiesta en muchos artículos dentro de la ley”. Además agregó que “falta mucho” por hacer a nivel nacional en temas como los pueblos originarios, el  trabajo de menores, los femicidios, entre otros. Detalló que a nivel internacional falta equiparar las leyes, tratar de que exista la convalidación de los matrimonios, el derecho a herencia, a pensiones, entre otras. “Por supuesto todo lleva su tiempo, es de a poco”, puntualizó.

El presidente de la Asociación Argentina de Psicoterapia Integrativa (AAPSI) y director clínico del Instituto Psicosalud, Walter Motilla, explicó que “esta ley ha tenido un interesantísimo debate teórico por parte de los legisladores que han mostrado, a la hora de su fundamentación, una sólida base teórica psicológica”. También reflexionó que en tiempos en que la institución del matrimonio heterosexual está en crisis, el matrimonio igualitario prospera. “Tal vez –aseguró Motilla– porque este derecho le fue sustraído a las personas homosexuales por siglos. En una sociedad en que no sólo se había negado el derecho al matrimonio a homosexuales, sino, peor que eso, se ha perseguido y hostigado sistemáticamente a homosexuales, el reconocimiento de sus derechos matrimoniales colabora a disminuir la marginalidad a la que estuvo condenada esta orientación sexual y al escarnio de la xenofobia y la marginación”.

Al concluir, aseguró que se sabe que “aún queda mucho por aprender en lo que a integración refiere, pero este es el puntapié inicial de muchas medidas legales y políticas que terminen de saldar la deuda que nuestra sociedad tiene con las personas que eligen amar más allá de las tendencias mayoritarias”.
 

Dillon, Carri y Furio: coraje, valentía y amor

Con vidas llenas de experiencias buenas y no tan buenas, extremas y no tanto, con una niñez atravesada por la dictadura militar, Marta Dillon y Albertina Carri se enamoraron con un amor que pudo expandirse. Comenzaron a creer que el mundo sí era una hoja en blanco, en donde escribir otra historia se volvía posible. Así empezaron a pensar en un hijo, que llegó el 17 de noviembre de 2008 y al que llamaron Furio. Tal vez para las familias que forman las personas trans no es algo tan sencillo; exige plan, voluntad y mucho esfuerzo.

En este caso incorporaron a una tercera persona, que de todas formas se iba a incorporar pero querían ponerle nombre y apellido. Esto les pareció que era posible: escaparse de ese binomio que se supone que es fundamental para formar una familia. Estas mujeres luchadoras concretaron la construcción de un núcleo donde no hay mío y tuyo, sino una familia en donde existe responsabilidad en común que significa maternar y paternar.

La experiencia de Marta y Albertina es una de muchas otras que se habían formado sin esperar la Ley. De hecho ninguna familia se construye en base a una ley.

 Al respecto, Claudia García señaló que “el caso de Marta Dillon con Albertina Carri me parece maravilloso, por la valentía, el coraje y el amor materializado en Furio. Si bien Marta es una gran militante de muchas causas, como derechos humanos, HIV,  género y diversidad, en ella se condensan muchas otras. Nosotros (por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales) la hemos invitado a venir a presentar su último libro Aparecida. Ojalá podamos contar con su presencia. Su activismo y compromiso con estos temas y el ser ella una periodista conocida ha permitido darle visibilidad a todos estos temas, lo cual no es algo menor”.

Por: Carla Iacovino, becaria de Prensa de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales