Un espacio de integración

Asociación de Mecatrónica

Un espacio de integración

Facultad de Ingeniería

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Sabrina Cereda, becaria de Prensa de la Facultad de Ingeniería.

Publicado el 15 DE JUNIO DE 2016

La Asociación de Mecatrónica es una organización destinada a alumnos de la carrera, y de la Facultad de Ingeniería en general, que quieran integrar proyectos y que busquen interiorizarse sobre nuevos conocimientos de forma complementaria a la propuesta académica.

Para saber qué es y conocer su labor, dialogamos con uno de sus miembros fundadores, el joven ingeniero en Mecatrónica Fernando Cladera.

 

 

¿Cómo nace la Asociación de Mecatrónica?

Es una organización que se formó dentro del seno de la Facultad, sin fines de lucro, cuyo único objetivo es darle un espacio a los diferentes alumnos de la carrera de Mecatrónica, y de la Facultad en general, que deseen tener un lugar para desarrollar sus proyectos y para transferirlos a otros alumnos.

Algo que nos pasa mucho en Mecatrónica es que los proyectos suelen ser muy específicos y fáciles de integrar entre ellos. Por ejemplo, un alumno en una cátedra en particular desarrolló un robot, un sistema o un subsistema y a otro alumno de otra cátedra le gustaría incluir esos subsistemas en su trabajo. Pues lo que pasa generalmente es que los estudiantes hacen sus proyectos y no se comparten. El fin es que con este espacio se puedan transferir esos proyectos y todos puedan tomar conocimiento de lo que se está haciendo y, de esta manera, cooperando unos con otros, mejorar la educación un poco entre todos.

¿Qué otras actividades realiza la Asociación?

Otras de las cosas que hacemos son capacitaciones para los alumnos, a veces con grados informales, de alumnos para alumnos, o de recientes egresados para alumnos, sobre ciertas tecnologías en particular que durante las clases no se tiene tiempo de ver, o que a veces son tecnologías muy emergentes que los profesores no las dan por ser 'modas', pero que son importantes de conocer debido a que en la industria siempre hacen falta. Entonces, esta es nuestra forma de estar  actualizados.

¿Cómo surge la idea de realizar esta Asociación?

La Universidad Nacional de Cuyo es una de las pioneras en la carrera de mecatrónica en Argentina. Antes de que esto sucediera, la Facultad permitía a los estudiantes de Ingeniería un intercambio de doble titulación en un colegio de ingenieros en Brest, Francia. Antes, si uno quería seguir Mecatrónica necesariamente tenía que irse a Francia y eran dos personas por año las que se iban. Yo tuve la suerte de hacer ese intercambio y si bien la carrera se abrió acá después, se siguen realizando los intercambios. En los viajes vimos que está bueno aprender de ciertas cosas que tienen las escuelas de ingeniería en Francia. Allá las asociaciones estudiantiles son un actor muy importante en la vida de los alumnos, y existen, por ejemplo, asociaciones de robótica, de actividades no académicas o no relacionadas con la carrera, pues hay estudiantes que practican canto, forman bandas o tienen incubadoras de empresas. Nosotros vimos que era un modelo interesante –el de una asociación de Mecatrónica– y una oportunidad, porque de esta manera tendríamos la posibilidad de compartir, de intercambiar reflexiones. Entonces se nos ocurrió que estaría bueno tener un espacio parecido acá en la Facultad.

¿Quiénes están involucrados en este proyecto?

Empezó con un grupo de estudiantes de quinto año. En ese momento éramos seis estudiantes; tres de nosotros fuimos a Francia, cuando volvimos les comentamos a los otros chicos y se entusiasmaron. Ahora todos los alumnos de la carrera nos conocen, hay mucha gente que viene acá y hay muchos chicos que están participando de las actividades.

¿Cómo fue al principio?

Al principio, la relación con la Facultad fue como de anonimato, porque no sabíamos bien cómo funcionaba, así que lo primero que hicimos fue comentarle nuestro propósito a la directora de carrera, la ingeniera María Susana Bernasconi. Ella nos dijo que esta era una oficina que tenían disponible –señala el lugar– y sugirió que la usáramos. El haber conseguido este lugar fue un avance muy grande. Es un espacio bastante lindo y estamos en el seno de todo el laboratorio de electrónica y  automática industrial.

Una vez que tuvimos nuestro lugar ya pudimos decirle a la gente dónde reunirnos y organizamos una charla de presentación. Empezamos hace un poco más de dos años, en octubre de 2013.

¿Cómo ves la Asociación a futuro?

Personalmente, como asociación, pienso que deberíamos competir en las copas de robótica, tanto provinciales como nacionales. Hemos tenido alumnos que han tenido muy buenos resultados y han quedado en los primeros puestos, pero lo han hecho de manera independiente, y yo creo que como asociación, en esta línea, podríamos hacer algo interesante.

Lo bueno o lo esperanzador es que, antes, a los talleres los financiábamos nosotros, cada uno ponía de su dinero para comprar componentes, lo hacíamos entre todos. Ahora, con estos nuevos talleres que estamos haciendo, la Facultad nos está ayudando económicamente, lo cual es un avance enorme porque ya empiezan a confiar en nosotros para hacer este tipo de proyectos.

Como ingeniero recién graduado, ¿qué le dirías a los chicos que salen de la escuela y que piensan en estudiar Mecatrónica?

Siempre las ingenierías requieren de mucha demanda, siempre son carreras positivas para el desarrollo de un país. Sería ideal que hubiera cada vez más gente interesada en carreras como esta porque, lejos de ser carreras difíciles, como por ahí se cree, no los son. Son carreras que requieren dedicación, pero si uno siente que puede ser lo suyo, te pueden devolver mucho. Cuando uno crea una máquina o un producto, o escribe un programa y ve que funciona y que hace lo que uno quiere que haga, es algo maravilloso. Sería genial que la gente se sumara a las carreras de Ingeniería.

 

Para más información, visitá el sitio https://mecatronicauncu.org/.

Si querés comunicarte con los miembros de la Asociación de Mecatrónica, podés hacerlo vía mail a: mecatronica-organización@lists.mecatronicauncu.org.

 

Por: Sabrina Cereda, becaria de Prensa de la Facultad de Ingeniería