Entre música, festejos, saltos y -también- cansancio, culminó el proyecto solidario Manos a la Obra, organizado por la Pastoral Universitaria de Mendoza, donde una gran cantidad de jóvenes universitarios dedicaron su tiempo, saberes y esfuerzos a quienes más lo necesitan. La ceremonia de cierre se realizó el 30 de diciembre del año pasado en el Centro de Congresos y Exposiciones Francisco, en San Martín.

Bajo el lema “Sumando manos, ¡hacemos historia!”, se conmemoraron los 10 años de la Pastoral Universitaria de Mendoza, fundada en 2005 por un equipo diocesano de docentes, alumnos y egresados universitarios, dependiente del Arzobispado de Mendoza. También se cumplió la décima edición del Manos a la Obra (MO), que se realizó por tercera y última vez en los departamentos de San Martín y Junín. Anteriormente, el proyecto recorrió durante cuatro años Lavalle y durante tres años Tupungato.

Manos a la Obra es una iniciativa que se realiza cada año y busca que los estudiantes (y algunos egresados) universitarios compartan sus saberes y los pongan en práctica, al servicio de una comunidad, experimentando realidades distintas a las cotidianas. Es un encuentro directo entre la profesión y la sociedad que invita a recobrar los valores humanitarios. De esta forma, estudiantes de distintas carreras y distintas universidades se dedicaron, entre el 26 y el 30 de diciembre, a poner sus manos en beneficio de las comunidades de Alto Salvador, Buen Orden/El Espino, Chivilcoy, Gran Capitán, La Colonia y Montecaseros.  

Fueron cerca de 250 jóvenes, alojados en distintas escuelas, dedicados a intensas jornadas de labores específicas según sus estudios; ayudando, generando ideas, enriqueciéndose a través del trabajo en equipo y de los valores y costumbres de los vecinos de la zona. Así, por ejemplo, estudiantes de Derecho brindaron asesoramiento legal; los de Comunicación Social realizaron una radio abierta; los de Ingeniería y Arquitectura ayudaron a construir una plaza y otras tareas vinculadas con esas disciplinas. El trabajo de los jóvenes no queda allí, sino que se busca actuar en conjunto con los municipios y hacer de las distintas iniciativas de los estudiantes un compromiso duradero.

Además, en cada jornada hubo espacio para la formación espiritual, reflexión, convivencia, oración y misa. Cabe aclarar que, debido a su espíritu solidario, el proyecto está abierto a personas que no necesariamente comparten las mismas creencias, dejando a elección los momentos puramente religiosos.  

El padre Ernesto Fiocchetto, asesor de la Pastoral, escribió en una carta dirigida a los jóvenes participantes: “Terminamos estos tres años de MO con la esperanza de seguir creciendo, con la inquietud de poder dar un salto cualitativo para el trienio próximo tanto en la metodología, como en los proyectos y en las relaciones con las universidades. Manos es un gran proyecto, sólido y vigente en la comunidad educativa de Mendoza. Nunca es un proyecto terminado, sino que sigue creciendo y desafiándonos a ser más solidarios y más seriamente solidarios”.  

El Arzobispo de Mendoza, Carlos María Franzini, quien presidió la misa de cierre, llamó a los estudiantes en su homilía a no buscar con estas acciones el impacto mediático o cualquier tipo de reconocimiento, sino que sean acciones que se practiquen humildemente desde el estudio hacia la vida cotidiana, y que continúen en lo profesional, sin pedir nada a cambio.

Más allá de Mendoza

Esta iniciativa, nacida en Mendoza, ha sido tomada por nueve regiones de Argentina, entre ellas, Rosario, Lomas de Zamora y Rafaela. También, ha sido presentada en Colombia y Brasil, y han participado estudiantes de Chile, Brasil y Estados Unidos.