Cono Sur: hallan un dinosaurio "acorazado" del que no se tenia registro arqueológico

Se trata del anquilosaurio, un ejemplar que vivió hace 74 millones de años y poseía una extraña arma en la cola. Fue encontrado en la Patagonia chilena en 2018. Un técnico del Conicet participó del descubrimiento, preparación y estudio del fósil.

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Publicado el 01 DE DICIEMBRE DE 2021

Jonatan Kaluza, técnico paleontológico de la Fundación Azara y el Conicet, es el único argentino autor del trabajo recientemente publicado en la revista Nature junto a investigadores de la Universidad de Chile y el Instituto Nacional Antártico Chileno. En febrero de 2018, un pequeño equipo de paleontólogos, en una región muy aislada de la Patagonia chilena (el valle del río las Chinas, Magallanes), enfrentó un desafío único: con un clima helado y solo 5 días restantes de trabajo de campo, necesitaban extraer un bloque de roca desde un cerro empinado, con algunos huesos fósiles expuestos, que presumiblemente contenía el esqueleto articulado de un dinosaurio de 74 millones de años.

Después de mucho esfuerzo y una vez en el laboratorio de la Universidad de Chile, cuando se realizaban los trabajos de preparación del fósil, los investigadores se sorprendieron con la cola del ejemplar descubierto que no se parecía a ningún dinosaurio. Poseía un arma grande compuesta por 7 pares de osteodermos (huesos dérmicos) proyectados lateralmente, en una disposición como una fronda de helecho, cubriendo la mitad de la cola. 

“Debido a estos grandes osteodermos, nos dimos cuenta de que este dinosaurio no era un ornitópodo, sino que debía tratarse de un dinosaurio acorazado. El arma es la razón del nombre de este nuevo y único dinosaurio 'Stegouros elengassen': 'Stegouros' significa 'cola techada', mientras que 'elengassen' es el nombre de un mítico monstruo acorazado en la tradición del pueblo nativo local Aonik’enk”, describió Jonatan Kaluza, técnico paleontólogo de la Fundación Azara y primer autor del trabajo publicado. 

Hasta este hallazgo, no se conocían dinosaurios acorazados de extremidades esbeltas en la región que además tuvieran un arma en la cola.

 “Se pensaba que las armas de la cola evolucionaron solo en forma de miembros robustos y patas anchas, específicamente en los estegosaurios, y en formas avanzadas de anquilosaurios. Los espectaculares estegosaurios se encuentran entre los dinosaurios más reconocibles por sus famosas placas dorsales verticales y su arma de la cola de pares de púas. Los anquilosaurios avanzados, en cambio, son famosos por tener un enorme garrote redondeado en el extremo de la cola. Claramente, el arma de la cola en este dinosaurio no era ninguna de las anteriores. En lugar de pares de púas o un garrote redondeado, se puede comparar con un macuahuitl, el temido garrote/espada de guerra utilizado por los antiguos aztecas”, resaltó el paleontólogo.

El fósil de Stegouros se conservó con su mitad posterior (cintura para abajo) totalmente articulada y completa, en una posición más profunda que la mitad anterior del animal, que estaba dispersa y a la cual le faltaban algunos elementos. La evidencia sugiere que la mitad posterior del animal fue enterrada rápidamente en la orilla de un río, mientras que la mitad anterior quedó expuesta por un tiempo y se desarticuló, antes de que también fuera enterrada.

“Es posible que este dinosaurio muriera en una trampa mortal natural, como arenas movedizas: sus patas estaban estiradas, lo que es poco común (están plegadas en la mayoría de los cadáveres), y también se encontró boca abajo, a diferencia de los cadáveres de dinosaurios blindados transportados por un río, que tienden a estar boca arriba”, dijo Kaluza.

Mientras continuaba la preparación, los investigadores se dieron cuenta de que estaban frente a un anquilosaurio transicional, es decir, un eslabón evolutivo entre los anquilosaurios y otros linajes más antiguos de dinosaurios acorazados. Por ejemplo, Stegouros tiene solo algunos de los rasgos que normalmente se encuentran en anquilosaurios: muchos otros están ausentes. También, Stegouros tiene algunos rasgos parecidos a los estegosaurios, heredados de un ancestro común con ellos, pero que otros anquilosaurios perdieron en la evolución.

De este modo, el equipo de investigadores comenzó a notar que el dinosaurio compartía semejanzas específicas con dos de los anquilosaurios más interesantes jamás descubiertos: Antarctopelta, de la Antártida, y Kunbarrasaurus, de Australia.

El misterio de los anquilosaurios del hemisferio Sur

Cuando se describieron en la década de 1980, Antarctopelta y Kunbarrasaurus fueron contribuciones muy innovadoras. Anteriormente, los anquilosaurios solo se conocían en el hemisferio Norte, donde su registro fósil es abundante y muy diverso.

Hasta el día de hoy, la información sobre los dinosaurios acorazados del hemisferio Sur ha sido muy escasa, pero al mismo tiempo, ha quedado en claro que ahí debió transcurrir un capítulo perdido muy importante de su historia evolutiva. Recientemente se encontró en África una costilla unida a un impresionante osteodermo en forma de púa, que probablemente pertenecía a un anquilosaurio transicional.

Antarctopelta tiene una anatomía muy intrigante e inusual para un anquilosaurio, pero, desafortunadamente, está muy incompleto: sólo se ha preservado alrededor del 15 % del esqueleto. Antarctopelta vivió en la península antártica en la misma edad que Stegouros, un tiempo en el que ambas regiones eran mucho más cercanas, formando puentes terrestres esporádicos que permitían la dispersión de organismos entre los continentes. Cuando comenzaron a trabajar en la Patagonia chilena, tenían la esperanza de poder encontrar restos de anquilosaurios extraños como Antarctopelta.

En América del Sur, los anquilosaurios eran tremendamente desconocidos: solo se habían encontrado huesos aislados y fragmentos que no eran lo suficientemente informativos como para nombrar una nueva especie. El descubrimiento de Stegouros supera las expectativas más optimistas.

Fuente: Conicet

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