El Almacén Andante

Comercio responsable.

El Almacén Andante

Facultad de Ciencias Económicas

Especial Formación de precios

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Cecilia Martín, becaria de Prensa de la Facultad de Ciencias Económicas

Publicado el 07 DE OCTUBRE DE 2016

El Almacén Andante es una comercializadora de la economía social y solidaria. Luchan por una economía emancipatoria que no esté dentro de las lógicas del capitalismo. Nació hace 8 años como un trabajo de militancia. Surgió de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Mendoza (UST) como respuesta a la necesidad de trabajadores que comenzaron a producir y se encontraron con el problema de distribución de sus productos. Evitan los intermediarios, que son quienes terminan inflando los precios, para que los productos lleguen al consumidor con el menor índice de intermediarios posible.

Por cercanías políticas, de forma militante y solidaria, comenzaron a comercializar estos productos ofreciéndolos entre familiares y amigos, pero vieron en esta situación un gran potencial y crearon el Almacén Andante. El éxito los llevó a ampliar su canasta, que en un principio contenía sólo salsas de tomate y mermeladas. Empezaron en el Comedor de la UNCUYO y poco a poco fueron creciendo. Hoy tienen su propio local dentro del centro cultural “La Casita Colectiva” y distintos puestos: UTN, UNCUYO, Casa de Gobierno, a la par que continúan con el envío a domicilio.

 “El Almacén Andante es un proyecto político, enarbolamos que detrás de cada producto que vendemos hay una historia de mucha lucha y mucho sueño por cambiar la economía”, argumenta Rodrigo Prividera, uno de los trabajadores del Almacén Andante.

Son efectores sociales, organizados como Cooperativa “La Chipica”, que engloba al Almacén y, por otra parte, “El Espejo”, que es un emprendimiento productivo cultural que realiza juguetes, cuadernos y libros y que tiene también una parte textil. Por otro lado, impulsan junto a otras cooperativas el espacio de la Coordinadora de Organizaciones Productivas de Mendoza (Copam) y a nivel nacional forman parte de la Asociación Gremial de Trabajadorxs Cooperativistas Autogestivxs y Precarizadxs (Agtcap). 

Más allá de todas esas siglas, la idea que enarbolan es entender que para transformar la economía es necesario estar organizados y no atomizarse en una experiencia concreta. Crearon una red amplia, en la cual la autogestión no implica una disputa al Estado.

Los productos tienen un margen del 30 %, el cual están complejizando porque hay artículos que tienen muchísima rotación, como los del rubro alimenticio, y otros que cuesta más que tengan salida, por lo que intentan ver qué producto puede subsidiar a cuál. Con este margen pagan salarios y todos los gastos de mantenimiento y distribución, entre otros.

En un principio, el criterio del Almacén Andante para sumar productores era más flexible, dado que necesitaban aumentar la oferta y diversificarla. Ahora tratan de pulir estas cuestiones. Eligen productos que, básicamente, cumplan con una constancia de producción, ciertos estándares de calidad, que no exista explotación de los trabajadores y cierto perfil político cercano a la organización.

 

 

 

 

 

 

 

Encuentro mensual de La Chipica con los productores en la que se discuten las situaciones que van surgiendo en la producción.
 

Consumidor y Estado

El consumidor no es un cliente sino más bien un participante más del proceso productivo, con un rol activo. Dejó de ser un agente que acepta simplemente los productos que consume; ahora, con su decisión, apoya y fortalece estos emprendimientos.

Para ellos, el Estado también debe hallarse en este proceso: “El Gobierno les da mucho dinero a las empresas y quedamos postergados en esa lucha de recursos. Creemos que hay que disputar dichos recursos porque también son nuestros, los aportamos todos nosotros con nuestro trabajo”. Esta es su concepción de intervención del Estado.

“En épocas como esta, de total ajuste, tarifazos y demás, son este tipo de emprendimientos los que dan respuestas a un montón de personas que deja por fuera el sistema capitalista y que cada vez crece más esa brecha", advierte Prividera.

Es interesante mencionar cómo estos emprendimientos productivos autogestivos se relacionan con la coyuntura económica y social. Estas son alternativas reales y concretas. En La Chipica son 18 trabajadorxs que viven de esto y detrás del Almacén Andante hay otros 40 productores más. 

Son conscientes de que estas experiencias por sí solas no van a transformar la realidad. Es en articulación con otras más como se empieza a generar el cambio. Es posible trabajar sin patrón, donde las decisiones son colectivas, donde no se disocia el saber intelectual del práctico y se potencian como trabajadores.

“Si bien en los supermercados hay productos que son más baratos que los que comercializamos, buscamos que la gente pueda poner en cuestión que detrás de esa salsa de tomate que está pagando más barata hay una historia compleja de explotación de sus trabajadores y la naturaleza. Una historia que estructura nuestras vidas cotidianas”, recuerda el representante del Almacén.

Están implementando una moneda social que son “los chipicos”, con el fin de fortalecer el consumo. Una parte de lo que le pagan a los productores es con esta moneda social, para que así les compren a otros productores y el beneficio sea para todos al aumentar la escala de ventas.

Están aplicando una modalidad de consumo comprometido, inversamente a lo que plantea el capitalismo con la tarjeta de crédito "donde comprás y comprás y luego ves cómo pagás. Acá, en la medida en que los consumidores tengan la posibilidad de poner cierta cantidad de dinero por anticipado, les acercan sus pedidos y reciben un descuento", dice Privitera.

Es que su necesidad más imperiosa es estabilizar los ingresos, para también estabilizar la producción de los trabajadores y que puedan organizar su economía doméstica a partir de esa estabilidad, y esta es una modalidad que ayuda a eso. En esto es clave nuevamente el rol activo de los consumidores.