El diseño urbano como estrategia contra el calor extremo: "Cada sombra y cada material cuentan”
Así lo afirmó la investigadora del Conicet-Inahe Belen Sosa. Junto a Érica Correa y su equipo desarrolló FORMA3T, una plataforma web gratuita que permite planificar ciudades o barrios más frescos, más habitables y menos dependientes de la energía para hacer frente al cambio climático.

Belén Sosa y Érica Correa, investigadoras del Conicet en el Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía (Inahe). Foto: Unidiversidad.
“Cada sombra y cada material cuentan”. La frase de Belén Sosa, investigadora del Conicet en el Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía (Inahe), resume una nueva manera de pensar las ciudades frente al cambio climático. En Mendoza, donde los veranos se vuelven cada vez más calurosos y las olas de calor más frecuentes, tener en cuenta que el diseño urbano bien pensado ayuda a equilibrar temperaturas es clave para planificar las ciudades, ya que se trata de una cuestión de salud pública, de confort y eficiencia energética.
Las islas térmicas —zonas donde el calor se acumula por el exceso de cemento, el tráfico y la falta de vegetación— son una realidad palpable en la provincia. Allí, las temperaturas diurnas pueden superar por varios grados a las de los alrededores rurales y las mínimas nocturnas se mantienen elevadas, lo que impide el descanso y fuerza el uso constante del aire acondicionado.Para empezar a cambiar esta realidad, Sosa y su equipo desarrollaron FORMA3T, una plataforma web gratuita que permite traducir distintos parámetros de las formas urbanas (altura de la viviendas, ancho de las calles) para ver cómo inciden en la temperatura del aire exterior.
El objetivo de la herramienta es simple y a la vez transformador: ayuda a diseñar barrios más frescos, más habitables y menos demandantes de energía. “El diseño urbano también puede ser una estrategia contra el calor extremo. Si logramos que la temperatura exterior sea más baja, reducimos el consumo energético de refrigeración y mejoramos la calidad de vida de los habitantes”, explicó Sosa.
FORMA3T, una plataforma web gratuita que permite traducir distintos parámetros de las formas urbanas (altura de la viviendas, ancho de las calles) para ver cómo inciden en la temperatura del aire exterior. Foto: Unidiversidad.
Cómo funciona FORMA3T: del dato urbano al mapa térmico
El desarrollo de FORMA3T partió de una base sólida de evidencia. En el Inahe se realizaron más de 500 simulaciones térmicas con el software ENVI-met, ajustadas con mediciones reales tomadas en distintos barrios mendocinos. A partir de esa información, las personas encargadas de la investigación construyeron modelos matemáticos capaces de predecir -con más del 85% de precisión- las temperaturas máximas, medias y mínimas registradas según distintos parámetros urbanos: ancho de calles, orientación de las tramas, materiales de pavimentos y techos, y densidad del arbolado.
El resultado es una herramienta de acceso libre que no requiere descargas ni conocimientos técnicos avanzados. Basta con ingresar al sitio, cargar algunos datos básicos —como el ancho de calle o la proporción de áreas verdes— y el sistema devuelve, en segundos, una estimación de las temperaturas del barrio. “FORMA3T presenta dos escenarios comparativos: uno base, que refleja la práctica urbana actual, y otro optimizado, que incluye mejoras como el aumento del arbolado o el uso de materiales con alta reflectancia solar. Esa comparación permite ver, con claridad, cuánto puede bajar la temperatura si aplicamos ciertas estrategias”, señaló la investigadora.
Para Sosa, los resultados no son menores. Pequeñas variaciones, como reducir el ancho de una calle de 20 a 16 metros, cambiar la orientación de la trama o regular la implantación de árboles, pueden generar descensos térmicos significativos, especialmente durante la noche. “Las temperaturas mínimas son clave, porque las noches calientes han aumentado y eso obliga al uso continuo del aire acondicionado, lo que a su vez recalienta el entorno”, agregó.
Las islas térmicas —zonas donde el calor se acumula por el exceso de cemento, el tráfico y la falta de vegetación— son una realidad palpable en la provincia. Foto. Unidiversidad.
Ciencia aplicada al diseño urbano
El recorrido del proyecto combina investigación científica, innovación tecnológica y vocación pública. “FORMA3T surge de un objetivo general de nuestra línea de urbanismo sostenible: traducir información compleja a una herramienta sencilla, abierta y gratuita”, dijo la investigadora. La base fue su trabajo de doctorado, en el que analizó cómo distintos parámetros de la forma urbana inciden en la temperatura del aire exterior en Mendoza.
Luego, junto a Estela Maris Donato —especialista en estadística— y Darío Jaime —encargado del desarrollo web—, el equipo logró transformar años de investigación en una plataforma práctica y accesible. “Fue un proceso gradual, pero queríamos que el resultado sirviera realmente a quienes toman decisiones sobre el territorio”, contó la científica.
“El abanico de posibles usuarios es amplio: estudiantes de arquitectura, desarrolladores inmobiliarios, gobiernos locales, equipos académicos y profesionales del urbanismo. Cada uno puede emplear la herramienta según su escala y objetivo. Por ejemplo, un municipio puede evaluar la normativa de arbolado antes de aprobar un nuevo loteo; un desarrollador, comparar distintas configuraciones de trama y materiales; y un grupo de investigación, medir el impacto térmico de una intervención urbana”, detalló.
Aunque la unidad de análisis de FORMA3T es el barrio y no la vivienda individual, los efectos pueden trasladarse al interior de las casas. “Un exterior más fresco reduce las cargas térmicas y la necesidad de refrigeración. Es decir, un buen diseño urbano mejora también el confort dentro de los hogares”, explicó Sosa.
Un caso de aplicación práctica se realizó en el barrio Cadore de Guaymallén. Allí, el equipo simuló la situación actual -con calles tipo cul-de-sac, anchos determinados y escaso arbolado- y luego modeló un escenario optimizado. Los resultados mostraron que al regular la implantación de árboles, modificar los materiales de las cubiertas, como la pintura, y ajustar las texturas de los pavimentos, era posible reducir varios grados la temperatura del aire exterior. “Son decisiones pequeñas que, sumadas, generan diferencias notables en el microclima”, destacó la investigadora.
La herramienta fue creada por Belén Sosa y Érica Correa en conjunto con Dario Jaime y Stella Maris Donato, personal de apoyo del CONICET en el INAHE. Foto: Unidiversidad.
Hacia ciudades frescas y sostenibles
La noción de “ciudad fresca” se integra de lleno con los objetivos de transición energética y adaptación climática. Mendoza, conocida históricamente como “ciudad oasis” por su sistema de acequias y arbolado urbano, enfrenta hoy el desafío de mantener esa condición en un contexto de aumento sostenido de las temperaturas debido al calentamiento global. En este punto, la herramienta del Inahe aparece como aliada clave.
“FORMA3T aporta evidencia para ordenar inversiones. Regular alturas, orientar tramas, decidir la reflectancia de los materiales y cuidar el arbolado son decisiones que se traducen en grados Celsius. Y cada décima de descenso importa: reduce el consumo eléctrico, baja las emisiones y mejora el descanso de las personas”, afirmó Sosa.
El impacto energético no es menor. Según la especialista, cada kilovatio que se evita consumir gracias al entorno urbano más fresco alivia las redes eléctricas y ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En climas áridos como el mendocino, donde la radiación solar y las amplitudes térmicas son extremas, el diseño urbano informado por datos se convierte en una política de adaptación de bajo costo y alto impacto.
FORMA3T no reemplaza la planificación urbana tradicional, pero la complementa con una mirada basada en la evidencia. “La plataforma permite descartar malas ideas y priorizar las buenas. Es una herramienta que muestra, con números, el valor de la sombra, la orientación y los materiales adecuados”, sintetizó Sosa, quien además destacó el carácter público y abierto del proyecto: “Queríamos que los resultados de años de investigación sirvieran a todos. Por eso la plataforma es gratuita y de libre acceso. En un escenario climático que empuja a las ciudades al límite, herramientas como ésta pueden marcar la diferencia", dijo. "Después, la responsabilidad de actuar queda en manos de quienes planifican y gestionan el territorio”, completó.
El trabajo de Sosa y su equipo parece anticipar un horizonte más amigable con el medio ambiente: barrios más frescos, eficientes y habitables, donde el confort térmico no dependa de máquinas, sino del propio entorno. "En las ciudades del futuro, la sombra y la forma en que construimos será un bien tan valioso como el agua”, reflexionó finalmente la investigadora.

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