¿Es bueno o malo endeudarse?

La opinión de Gustavo Reyes.

¿Es bueno o malo endeudarse?

Facultad de Ciencias Económicas

Especial deuda

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Gustavo Reyes

Publicado el 20 DE ABRIL DE 2016

¿Se pagó caro o barato?

Primero, hay que tener en cuenta que era un acuerdo que ya tenía sentencia judicial. La corte que elegimos de común acuerdo nos falló en contra. Todo volvió más complicada la negociación. Con el diario del lunes es más fácil decir que siempre se podría haber negociado mejor. Lo que hay que ver acá es la oportunidad y la urgencia de la situación.

La urgencia es que la Argentina vuelva a crecer. Se podría cuestionar que antes el país había crecido aun estando en default. Se debió a que en esos momentos había capacidad instalada y unas condiciones internacionales realmente muy buenas, y estas dos cosas ya no están. Además, nuestro principal socio comercial, Brasil, está en enormes problemas. En esta situación es complicado seguir creciendo.

Según nuestras cuentas, para volver a crecer a tasas sostenibles se necesita cerca del 4 % del PIB en inversión. Se podría financiar con ahorro de los argentinos o del resto del mundo. Si viene de los argentinos sabemos que mayor ahorro es menor consumo, y con menor consumo nuestra economía no crece. Por esto es necesario que el ahorro venga del mercado externo. Si no, se tiene que financiar con emisión y la inflación está en niveles muy elevados para poder hacerlo.

Otro de los problemas urgentes es que el sector público necesita fondos. Las cuentas públicas denotan un deterioro fuerte. El déficit fiscal de hoy no es el más alto históricamente pero sí es uno de los más altos. Lo necesario es que el déficit fiscal baje, pero bajarlo rápido es muy complicado socialmente. Ante esta situación, si necesitás bajar la inflación y no podés bajar el déficit, sí o sí necesitas endeudarte.

La importancia de volver a los mercados financieros no implica que esto no tenga riesgos. La economía fue hacia un extremo y hacia otro durante toda su historia. En una época, el gran riesgo era que necesitábamos dinero, nos endeudábamos muchísimo y sufrimos una crisis de la deuda fenomenal. Después nos dejaron de prestar pero, en realidad, seguíamos necesitando dinero y lo terminábamos financiando con emisión, y tuvimos una inflación alta. La clave está en bajar el déficit fiscal.

La llegada de  nuevas inversiones

La llegada de inversiones no va a ser de un día para el otro y se va a dar por etapas. Al principio va a llegar dinero desde el punto de vista financiero; esto se va a poder ver a partir del segundo semestre. Las nuevas inversiones reales van a tardar un poquito más, uno esperaría para el 2017.

¿Nos volverá más vulnerables?

Claramente está el riesgo, pero lo que se ve en otras economías, como el caso de Chile en los 90, colocó fuertes impuestos a la entrada de capitales de corto plazo. Con esto no frenó la entrada sino que cambió la composición. Hubo menos fondos de corto plazo que entraron y más de largo plazo.

El miedo a futuros litigios

La cláusula RUFO vencía en enero de 2015, legalmente ya es un procedimiento más complicado de que suceda, pero la verdad es que si no se arreglaba iba a ser mucho más caro en comparación con futuros litigios.

¿Cuánto se debe?

Según el Ministerio de Economía, el ratio de Deuda/PIB es cercano al 44 %. Sin duda, con el pago a los fondos buitre va a subir, porque tenés deuda que no habías registrado y porque el déficit va a seguir alto. El ratio no es alto comparado con muchos países europeos o como el caso de Japón, donde la deuda representa el 200 % de su PIB o Estados Unidos, con el 100 %.

En el 2001 este ratio se encontraba cercano al 54 %, valores a los que nos estaríamos acercando con el pago a los fondos, pero lo importante no es el valor sino cuando vence esa deuda. En ese momento la deuda empezaba a vencer cada vez más rápido y los acreedores cada vez te refinanciaban menos y a tasas más altas. Este problema de los vencimientos a corto plazo el gobierno hoy no lo tiene, pero sí están cercanos los pagos que el gobierno tiene con el BCRA.

Los grandes saltos de la deuda

Los saltos se dieron, además de con grandes déficits fiscales y fuertes recesiones, como es el caso de la crisis del 2002, con fuertes devaluaciones. Cuando buena parte de la deuda está en dólares, devaluás y estás en un proceso recesivo, el numerador, que es la deuda, se hace más grande y el denominador, que es el PIB, se achica por la devaluación. Eso hace que haya enormes saltos de la deuda.

¿Se podría repudiar parte de la deuda?

Argentina, de hecho, no ha pagado buena parte de su deuda. Cuando las autoridades asumen un país es como cuando heredás bienes de tus padres: heredás los activos pero también los pasivos. Aunque el mercado siempre te perdona, la verdad es que las inversiones de mediano plazo se resienten. Un libro nombra a la Argentina como una “defaulteadora serial”. El génesis de la cuestión está en el déficit fiscal y este estuvo en los gobiernos de facto, democráticos, radicales, peronistas, de izquierda y de derecha.

¿La deuda es buena o mala?

La respuesta debiera ser: ¿para qué y a qué costo? Cuando vos tenés la oportunidad para endeudarte, tenés un proyecto de inversión y no te resulta caro, es bueno endeudarte. Cuando te endeudás para hacer algo que no va a dar resultado y es caro, no te tenés que endeudar. Las cosas no hay que plantearlas entre blancos y negros. Creo que Argentina tiene la necesidad de endeudarse para poder crecer de nuevo, para aumentar las inversiones y para que no sea tan doloroso para la sociedad.

* El autor es licenciado en Economía de la UNCUYO y máster en Ciencias de la Economía por University of London.