Una práctica que crece

Los beneficios de la Ley 26862.

Una práctica que crece

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Facultad de Derecho

Especial Reproducción asistida

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Maribel Gil, becaria de Prensa de la Facultad de Derecho

Publicado el 14 DE MAYO DE 2016

En nuestro país, el debate por la fertilización asistida tiene distintas aristas éticas, legislativas, civiles y hasta religiosas, pero poco se ha profundizado respecto de cuáles son los motivos por los cuales las personas recurren a un centro de fertilización. Para conocer más sobre esto entrevistamos a profesionales de la clínica CREO, uno de los centros más importantes de fertilización que hay en Mendoza y que fue fundado en 2009 a raíz de que muchos pacientes de nuestra provincia viajaban a Buenos Aires, o incluso a Chile, para realizar tratamientos de fertilidad porque no estaba cubierta la necesidad en nuestra provincia.

Consultamos al médico Juan Manuel Olivares, especialista en infertilidad masculina y miembro fundador de CREO, quien apuntó que "las personas que se someten a estos tipos de tratamientos son aquellas que tienen problemas de fertilidad o que tienen más de un año de búsqueda de su embarazo sin utilizar métodos anticonceptivos y el embarazo no llega. A estas personas se les realizan todos los estudios de diagnóstico para encontrar y tratar la causa que impide el embarazo. Si no se puede resolver el problema, se pueden practicar los diferentes tratamientos de fertilidad, ya sea ser de baja o de alta complejidad”.

Algunos tratamientos quimioterápicos contra el cáncer pueden afectar la fertilidad del paciente, la capacidad de concebir un hijo o la de mantener el embarazo. Por esta razón, “a los pacientes oncológicos se les ofrece la posibilidad de congelar óvulos y espermatozoides (criopreservación) antes de que se sometan a tratamientos de quimioterapia o radioterapia, para que, una vez superado el tratamiento, se puedan utilizar sin ningún riesgo estos óvulos o espermatozoides que no han recibido la injuria de la quimioterapia”, explicó el profesional.
 

Maternidad diferida

La tendencia en el mundo entre las mujeres es postergar la maternidad, fenómeno que recibe el nombre de maternidad diferida. Según datos de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR), cada vez más mujeres eligen ser madres solteras a partir de tratamientos de inseminación artificial y nuestra provincia no es ajena a esto. Explicó Olivares: “Muchas mujeres, por su rol activo en la sociedad, quieren estudiar y desarrollarse profesionalmente. Cuando llega el deseo de tener un hijo tienen más de 36 años y a esta edad la fertilidad empieza a disminuir mes a mes. Ante esta situación, tienen la posibilidad de congelar sus óvulos a los 28, 30, 32 años, y si ellas deciden ser madres a los 40 años lo bueno es que guardaron sus óvulos con una edad mucho menor”.  Además hay mujeres que, avaladas por la Ley 26862 de Acceso Integral a los Procesos y Técnicas Médico Asistenciales de Reproducción Médicamente Asistida, se someten a tratamientos de fertilidad pero con semen de donante”.

Sin embargo, existen limitaciones en cuanto a la edad. La ginecóloga Magdalena Marconi explicó: “Si la paciente es mayor de 45 años, se debe realizar un comité para evaluar si ésta puede acceder al tratamiento de fertilidad por los riesgos que implica un embarazo en una mujer de esa edad”, y agregó: ”El uso de anticonceptivos no mejora ni altera la calidad del óvulo. Hay que desterrar este mito de la sociedad que dice que si una mujer toma anticonceptivos después no podrá tener hijos; a la mujer lo que más le corre en contra es el tiempo”, y recomendó “llevar una vida sana, ya que el consumo de drogas, cigarrillos y alcohol influye tanto en los espermatozoides como en la calidad del óvulo”.

Estas mujeres que eligen ser madres solteras, como también parejas homosexuales que desean ampliar la familia o matrimonios infértiles, acuden a un banco de esperma para cumplir su deseo de ser padres. Sin embargo, nuestra provincia no cuenta con este servicio porque, según explicó el doctor Olivares, “tenemos mucha emigración de jóvenes dentro del rango etario para ser donante (20/25 años hasta los 35 años), es decir que en Mendoza esta franja etaria no está en crecimiento. Por esta razón, utilizamos un banco de semen de Buenos Aires, donde hay un importante crecimiento poblacional. Además, tener un banco de semen en nuestra provincia y utilizar muestras de semen de mendocinos con pacientes mendocinos implica una alta probabilidad de que esos medio hermanos que se formaron se conozcan y no sepan de su parentezco biológico, lo cual implica un riesgo. Entonces, para minimizar ese riesgo es que traemos muestras cuya procedencia supera los mil kilómetros”.

En cuanto a la Ley 26862, ambos profesionales coincidieron en que es muy buena. “En la clínica empezamos a hacer tratamientos que antes llegaban a un cierto segmento de la población porque no todos podían pagar estos valores y, como las obras sociales están obligadas a darles la cobertura, empezamos a llegar a otro tipo de pacientes a los que antes no llegábamos", explicó Olivares.

Sin embargo, a modo de crítica, expresó: “Los legisladores se han olvidado de algunas cuestiones que son importantes, como el derecho del embrión. Nosotros tenemos embriones congelados de pacientes que no los quieren porque ya son mamás de mellizos, de trillizos, y no sabemos qué hacer porque la ley no nos dice si los podemos descartar”.