Un debate para repensar nuevas formas pedagógicas

A raíz del libro “El derrumbe de la Escuela Pública”, de Amalia Vergara, se ha abierto un espacio de discusión y análisis acerca del rol docente, del alumno y la institución. Con ánimo de fomentar todo espacio de reflexión y pensamiento sobre educación, entre otros temas, NU Digital consultó a la licenciada y profesora en sociología, Ana Marcela Ficcardi quién aporta una visión diferente. 

Un debate para repensar nuevas formas pedagógicas

Ana Marcela Ficcardi, licenciada y profesora en sociología, aporta una visión diferente sobre la educación.
Foto: Axel Lloret.

Sociedad

Unidiversidad

NU Digital

Publicado el 05 DE ABRIL DE 2011

Las repercusiones del libro de Amalia Vergara han tomado alcance mediático. A poco de ser presentado “El derrumbe de la Escuela Pública” salió publicado un artículo en MDZ Online de la licenciada Marcela Sabatini, quien refutaba algunas aseveraciones de la autora. Unos días después Amalia Vergara en una entrevista con NU Digital contestó las refutaciones haciendo hincapié en las ideas plasmadas en su libro.

Con ánimos de abrir un espacio de reflexión respecto a la educación, NU Digital consultó a Ana Marcela Ficcardi, Coordinadora del Ciclo de Profesorado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCUYO, es profesora de Formación Docente en Institutos Provinciales y en la Universidad, Licenciada en Sociología y Analista Institucional.

Haciendo una comparación entre la escuela de hace 30 ó 40 años atrás con la de hoy ¿Qué avances, diferencias o retrocesos se han sucedido?  

Hace cuarenta años la sociedad era otra. Los cambios sociales y culturales  y el aceleramiento en las transformaciones tecnológicas han impactado en los sujetos de la educación y por lo tanto en los procesos educativos. La escuela merece ser mirada como un espacio donde se  ponen de manifiesto aspectos diversos de esta complejidad. Es el lugar por excelencia donde se entrelazan lo público y lo privado, las prácticas de docentes y sus programas conviven con diferentes experiencias como la comunicación por internet y la programación de los medios de comunicación. Sin embargo la escuela sigue teniendo un lugar importante para las familias y fundamental en el desarrollo de los sujetos que la habitan. Esto lo podemos ver en la preocupación que genera el fracaso escolar de los chicos o la búsqueda de bancos y escuelas al inicio de cada ciclo lectivo, sean las familias pobres o no. También se puede observar como fenómeno de preocupación pública y como objeto de análisis científico. Por otro lado, cualquier sujeto que se piense como tal no dejará afuera la experiencia y las marcas que dejó la escuela a lo largo de su vida. Este fenómeno aunque puede haber cambiado en sus modos o características y ser mejor o peor según los casos, sigue siendo vital para la construcción de identidad y el lugar de formación de conocimientos básicos.

Por otro lado no podemos desconocer la ampliación permanente que ha tenido el sistema educativo en la Argentina. Desde sus inicios se fueron incorporando distintos sectores sociales, distintas zonas, luego de la dictadura se posibilitó la extensión de la educación a sectores que habían estado excluidos del derecho a la educación como jóvenes y adultos y hoy estamos viviendo la educación media obligatoria. Este es un aspecto, como el impacto de las nuevas tecnologías, que debemos confrontar y mantener en abierto  debate,  no sólo por el avance cualitativo y cuantitativo que han significado. Es un indicador que distingue épocas y que debe ser advertido en tanto repensar e inventar nuevas prácticas pedagógicas, áulicas y fundamentalmente institucionales.


¿Cómo debería ser la capacitación docente en la actualidad?

La capacitación hace al desarrollo profesional de un docente y esto no lo discutiría, en este sentido el proyecto de capacitación permanente para un docente debería centrarse en tres aspectos: “saber sobre el propio hacer”, “saber sobre la disciplina que enseño” y “saber sobre el  sujeto, esto en un doble sentido, saber del sujeto que aprende y sus condiciones (niños, adolescente, jóvenes y los adultos que se encuentran en disposición de aprender)  pero también “saber sobre mi mismo como sujeto docente y saber institucional” en  el sentido de analizar las condiciones y los modos de configurar este espacio institucional, que como decíamos antes es el lugar donde se juegan aspectos fundantes en la identidad de los sujetos. Considero muy importante que las escuelas generen espacios de trabajo entre pares, trabajo institucional donde se pueda discutir, analizar y poner en juego soluciones a las problemáticas singulares que se presentan en cada colectivo institucional. En definitiva la práctica escolar es una práctica social situada, con todo lo que ello significa para un docente, para las autoridades escolares y para el colectivo en su conjunto, significa un posicionamiento ideológico, teórico y práctico. No veo en la queja una discusión sobre estos posicionamientos, al contrario la queja es fuente de mayor malestar que imposibilita habilitar espacios de reflexión y decisión.

¿Cuál es el lugar del alumno en la Escuela?

El estudiante tiene el lugar de estudiante, en el sentido de quién aprende y recibe el legado de una cultura en un momento dado. Pero esto no quiere decir que niños y adolescentes sean un grupo homogéneo o acrítico y desprovistos de prácticas sociales concretas. Comprender los lugares de esta manera, si es esta la preocupación, es entender que este es  un lugar activo en tanto sujeto social que construye y nos interpela si estamos dispuestos docentes e  instituciones a sostener y acompañar  este proceso. Hemos conversado sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el sistema pero hemos vivido otros dos fenómenos que son contemporáneos uno que tiene que ver con la pobreza y el impacto de la polarización social, la desigualdad. El otro fenómeno es el cambio en la relación entre jóvenes y adultos. La forma de apropiación de la cultura no es la misma para todos los niños y jóvenes en la Argentina.

En MDZ se sostenía que habría que incluir más materias que apunten al desarrollo de la autoestima, de la creatividad, del juicio crítico y destinar, por ejemplo, menos tiempo a los idiomas ¿Cuál es tu opinión al respecto?

Considero que los cambios curriculares de por sí no aportaran a la resolución de la problemática educativa. En todo caso han habido cambios en la provincia que deslegitimaron unos espacios curriculares por sobre otros, restándole horas a Formación Ciudadana y hasta suprimiendo sus contenidos en la  curricula en una de las modalidades del sistema en una suerte de reacomodación y con la justificación de dotar con más horas a disciplinas consideradas básicas como lengua y matemática.  No tenemos datos de que esta situación haya mejorado al sistema.

Todas las disciplinas cuentan al momento de la formación de un sujeto. La creatividad, el juicio crítico y la autoestima se desarrollan en la relación vincular entre identificaciones y diferenciaciones con los grupos de pares, con los docentes y en diversos espacios públicos que conviven con la escuela.

Los espacios curriculares como Formación ética y ciudadana, Sociología, Derecho Humanos,  Política  aportan a la comprensión de la sociedad, de la cultura y de la historia, brindando soporte teórico y espacios de reflexión  necesarios para que un sujeto pueda pensarse socialmente y emerja como sujeto de poder en una sociedad determinada.

También podemos entender lo educativo desde otro lugar que no sea culpabilizando al sistema, a los docentes y en definitiva también a los estudiantes quiénes son los que deberían recibir el legado cultural de las generaciones adultas. En definitiva esa suerte de espacios curriculares, objetivos, contenidos, prácticas escolares, no es más que la objetivación  burocrática escolar del legado cultural que una generación tiene disponible para brindar a los más jóvenes. Visto desde este lugar el problema es otro, ya no más de los niños y adolescentes “problemáticos” sino responsabilidad de los adultos. Considero que es el lugar de adultos y el análisis de este legado y sus formas el que nos interpela  como sociedad y tal vez por eso el malestar como síntoma.