¿Hay que pasar agosto?

“Hay que pasar agosto” afirma una frase instalada en el imaginario popular con la intención de alarmar a los más adultos sobre supuestas hostilidades inherentes al octavo mes del calendario gregoriano. Pero el hecho de llegar a setiembre ¿hasta qué punto debe interpretarse verdaderamente como un logro o una especie de “prueba superada” por parte de los abuelos?

¿Hay que pasar agosto?

Agosto, mes de los vientos, pasajero, preciso, constante, siempre presente, siempre agosto. Foto Leszek Bujnowski.

Especiales

Penélope Moro

Publicado el 21 DE AGOSTO DE 2012

El prejuicio sobre el mes en cuestión se intensifica si se tiene en cuenta lo que podría interpretarse como el eslabón completo del refrán: “Julio los prepara y agosto se los lleva”. ¿Qué hay de cierto entonces en el mito que conforma esta frase? Al ser replicada ancestralmente en distintos lugares del mundo sus orígenes son difíciles de rastrear; ante lo cual, su confirmación o refutación también.

Es que las condiciones climáticas propias del mes de agosto suelen ser “adversas” en distintos puntos del planeta por presentar periodos de intenso frío o calor de acuerdo a la ubicación de una zona geográfica en relación al Meridiano de Greenwich. Es decir –y salvando las simplificaciones- se sabe que cuando es invierno en los países ubicados al oeste del meridiano, es verano en los que están a su oeste; y a la inversa.

Es por eso que las causas meteorológicas son las que principalmente cargan con las responsabilidades del eterno preconcepto que señala al período iniciado después del 31 de julio como determinante en la vida de los abuelos. A tal punto que en Chile y en algunas provincias del sur argentino los centros de jubilados celebran con música y comida la llegada de cada 1 de setiembre, aunque en distintas publicaciones web los mismos abuelos expliquen que lo hacen “más como una humorada” que por el supuesto logro.

Fanny García de 77 años, ama de casa jubilada, cuenta a Edición Cuyo que desde chica le enseñaron a temerle a agosto. “Por ser el mes de los vientos se cree que se lleva a los más viejos”, recuerda. Aun así, la abuela celebra no tener que contar ninguna desgracia familiar o de algún ser querido ocurrida entre julio y setiembre. “Ni enfermedades, ni fallecimientos”, relata contenta. No es el caso de Aníbal Florentini, un ex ferroviario de 72 años que confiesa tomar precauciones ante la llegada del mes ocho.

“Trato de quedarme más en casa y un mes antes me hago todos los estudios médicos de rutina. Siempre agosto resulta peligroso para los viejos, el que lo pasa ya es raro que se enferme en lo que queda del año porque después comienzan los días lindos”, dice Aníbal y asegura que en los últimos 10 años perdió dos amigos en fechas diferentes, “pero siempre en el mes de agosto”, subraya.

Ante la falta de certezas científicas sobre el tema y con la intención de encontrar respuestas que permitan confirmar el fenómeno de agosto o mantenerlo como simple mito, Edición Cuyo consultó a distintos especialistas vinculados con la temática. Y por consejo de los mismos, se decidió afincar el análisis sobre una zona geográfica específica por las razones que más arriba se exponen.

Ya centrados en Mendoza, cabe señalar que las tasas de mortalidad oficiales no sentencian al octavo mes como el que presente mayor cantidad de decesos de personas de cualquier edad. “No debe entenderse como un axioma el hecho de que ´haya que pasar agosto´, pero sí como un fenómeno de la realidad que impacta sobre la salud de la población”, explica el doctor Federico Llosa, médico de familia y responsable del programa Osep Cerca, de la obra social de los empleados públicos.

En concreto, el médico atribuye las mayores afecciones respiratorias y cardíacas en  pacientes que son tendientes a sufrirlas en torno a los cambios climáticos característicos de agosto cuando se genera una mayor presencia de viento zonda.  “Las guardias de cualquier servicio de emergencia son muy recurridas por problemas respiratorios los días que sopla el zonda”, relata Llosa y describe esas ráfagas como “secas, calientes y portadoras de suciedad”.

“Luego de un viento zonda severo podemos tener una entrada de aire frío polar”, agrega la meteoróloga Silvia Simonelli para explicar la gran variabilidad meteorológica que según el médico impacta principalmente sobre el sistema inmunológico de los adultos mayores. “Por eso entiendo que en este punto hay algo de cierto en la advertencia que hace el refrán a los abuelos, ya que son los que menores márgenes de contención presentan ante las adversidades climáticas, que en ocasiones los lleva a internaciones, inclusive hasta la muerte. Pero esto no necesariamente ocurre durante agosto”, sostiene.

En el mismo sentido, Simonelli expone que desde el punto de vista meteorológico, en Mendoza “no sólo ‘hay que pasar agosto´. Hay que pasar cualquier situación meteorológica extrema,   ya sea viento zonda,  olas de frío y ondas de calor, entre otras, que afectan no sólo a los adultos mayores, sino también a los niños. Aunque en realidad afectan a toda la población”.

Por lo tanto, la especialista recomienda no focalizar sólo en las condiciones climáticas típicas del mes de agosto, ya que situaciones meteorológicas extremas pueden ocurrir durante todo el año. En este punto, recuerda una ola de calor extremo que tuvo lugar durante el mes de diciembre de 1994 y produjo numerosas muertes de adultos mayores, particularmente en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores.

En consonancia con el doctor Llosa, Simonelli le otorga una cuota de confianza al cuestionado mes al sostener que en definitiva “las meteoropatías son comunes a casi toda la población, y se padecen durante todo el año”, Y ejemplifica: “Con frecuencia solemos escuchar frases como ´me duele la rodilla, seguro que va a cambiar el tiempo o va a llover´, y podemos seguir, dependiendo del lugar que habitemos”.

Con la sabiduría de los casi 80 agostos pasados, Fanny recomienda a modo de conclusión: “Sea verdad o mentira hay que tomarse el dicho con gracia porque si no los viejos nos terminamos predisponiendo a que nos pase algo. Y ahí es cuando se nos bajan la defensas”. 

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