Historias de exiliados: Un chileno y una mendocina en Bélgica

Hace 33 años debieron huir de Mendoza con su hijita de un año para preservar sus vidas. La pareja debió suspender su tiempo, ocupar un lugar ajeno y añorar una vuelta a sus países hasta que echó raíces trabajando en Lieja. Sin olvidar sus principios de justicia, hoy son empresarios que intentan mantener lo mejor de ambos mundos.

Historias de exiliados: Un chileno y una mendocina en Bélgica

Plaza Saint Lambert la más concurrida de Lieja y a su alrededor .

Cultura

Unidiversidad

Susana Fernández - Cicunc Contenidos - Responsable Marcelo Sivera

Publicado el 22 DE JULIO DE 2011

Hernán Fierro era militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en Santiago de Chile y dirigente nacional de estudiantes secundarios. Cuando en 1973 estudiaba ingeniería en estructura en la Universidad de Concepción, ocurrió el golpe militar que derrocó a Salvador Allende e instaló al general Augusto Pinochet hasta 1990. Entonces huyó a Buenos Aires. “Afortunadamente los servicios de inteligencia de Chile, Argentina y Uruguay no tenían los medios informáticos que se disponen hoy, de lo contrario todos los militantes estaríamos desaparecidos o muertos", afirma a Cicunc Contenidos. "Los gobiernos carecían de base de datos informatizados y eso salvó mucha gente. Como Chile tenía una vida democrática impecable y sostenida desde su independencia, los chilenos pensábamos que la permanencia militar iba a durar poco tiempo y que volveríamos. Por eso decidimos quedarnos cerca”, dice Hernán. Con un amigo militante, entraron por Mendoza y llegaron a Buenos Aires con ayuda de la Vicaría de la Solidaridad. “La iglesia nos protegió y jugó un papel muy importante prestándonos asistencia legal, social y económica. Se involucraron tanto en defensa de los derechos humanos, que muchos sacerdotes fueron detenidos por ayudar a los dirigentes del MIR”, agrega. “La Vicaría debió atender a miles de chilenos refugiados en Buenos Aires con fondos de distintas organizaciones latinoamericanas, pero (la ayuda) fue de tal magnitud que sólo podían darnos de comer”. Hernán y su amigo decidieron ir a trabajar a Mendoza a la cosecha de uva y de fruta y mientras se ganaban unos pesos haciendo changas conocieron en la calle a un peruano. “Amadeo Zenón Sánchez Andía, fue nuestro amigo, nuestro compañero y el primer estudiante asesinado por las 3 A en Argentina”. El estudiante peruano les habló de la escuela Superior de Periodismo de Mendoza, de que el estudio le serviría para adquirir conocimientos, para alimentar su militancia política y para juntar energía para volver a Chile porque “el golpe militar no puede durar”. Integrados a los otros militantes, eran doce chilenos que participaron de la reestructuración de la escuela, de la evolución de los nuevos programas de estudios y de la formación de una organización equivalente al MIR de Chile. Entonces el gobierno de Isabel Perón comenzó a “derechizarse” y rodearse de “gente incapaz y fascista como José López Rega”. Entonces, sufrieron modificaciones la economía, la situación social y la seguridad y se puso a "trabajar" la Tripe A. Esta Alianza Anticomunista Argentina era un grupo parapolicial que actuaba en la década del 70, asesinaba a guerrilleros y a políticos de izquierda y amenazaba a artistas e intelectuales.



Recién en el 2000 se la acusó de cometer “delitos de lesa humanidad”. “En 1975 nuestro amigo, ese negrito peruano que encontramos un día en la calle y con quien compartimos las ideas de justicia social, de libertad y de igualdad sufrió un accidente. Lo llevaron a un hospital y de allí lo secuestraron y asesinaron. Así mataron a nuestro amigo Amadeo Zenón Sánchez. Fue el primero, porque después desaparecieron Viviana, la negrita; Jorge Roberto Daniel Moyano; Billy Lee Hunt; Raquel Kelly Moretti; Raúl Walter Reta; Aldo Casadidío y Edesio Villegas, entre otros” La Escuela Superior de Periodismo era “catalogada de roja” porque los estudiantes en su mayoría eran de izquierda. Militantes del peronismo,del socialismo, de los trabajadores, del comunismo, fueron muchos estudiantes los desaparecidos y muertos y muchos los profesores exiliados (Daniel Prieto, Enrique Dussel, Miguel Longo, entre otros) “Yo había conocido a Dorita en la toma de la facultad, mientras jugábamos al truco y a los seis meses nos casamos. Nos pusimos a trabajar para vivir y militar, pero nació nuestra hija y debimos exiliarnos para preservar nuestras vidas. El 27 de enero de 1978 salimos del país aprovechando que las instrucciones de los militares eran crear 'la calma necesaria' para que la prensa internacional que cubriría el Mundial de Fútbol de 1978, se llevara la mejor imagen”. A Europa Bajo la protección de las Naciones Unidas, el matrimonio y su bebé eligieron España por la similitud cultural y el idioma pero como era un país que no había firmado la Convención de Ginebra y venía saliendo del franquismo, no pudieron asegurarles la integridad y les propusieron como país alternativo a Bélgica. (El rey Juan Carlos I de España recién firmó el Protocolo adicional de asistencia social de la Convención de Ginebra en febrero de 1984). “En Bélgica estaba nuestro amigo Juan Vielma con quien yo había salido de Chile, estuvimos juntos en la Escuela de Periodismo y él había partido antes a Europa. Juan regresó a Santiago de Chile con la democracia y hoy trabaja en las redes asistenciales de Salud”, sigue contando Hernán. Cuando Hernán y Dora llegan exiliados a ese país, la política nacional transitaba por el socialismo y les dio la mejor acogida. Regularizaron sus papeles y el gobierno les propuso integrarlos a la sociedad a través de la lengua. Para eso debían estudiar francés en Bruselas pero había una lista de chilenos, uruguayos y argentinos refugiados inscriptos muy extensa y ellos debían esperar 2 años. Les propusieron ir a Amberes, segunda ciudad en importancia en Bélgica, pero tenían que esperar 1 año. Entonces vieron una tercera alternativa: estudiar la lengua en Lieja donde la lista de espera era de sólo 2 meses”. “Mientras el estado belga nos capacitaba, nos pagaba un subsidio que duró 2 años –dice Dorita- estudiábamos francés. Comenzamos a trabajar: Hernán como mecánico en una empresa automotriz y yo en una organización que da soluciones duraderas a la pobreza y la injusticia y que presta ayuda financiera a países en desarrollo y zonas de desastres: OXFAM – Oxford Famine. Allí estuve 17 años. Hernán asumió como dirigente sindical y molestó a sus patrones, así que lo echaron y le hicieron un gran servicio porque surgió el proyecto de abrir un restaurante”. “Formamos una pequeña empresa familiar y hace más de 26 años que inauguramos el restaurante Latinoamericano Atahualpa en Lieja. Nuestras comidas, bebidas y artistas son latinos y echamos nuestras raíces en este país que nos acogió, donde crecen nuestras hijas y nuestra nieta. Nuestros principios de justicia siguen siendo tan sólidos como siempre. Cuando hablo de justicia me refiero a que obreros, empleados y patrones tienen que amalgamarse y convivir juntos. Trabajan en blanco, les hacemos sus aportes y debemos ser buenos patrones porque nuestro cocinero lleva más de 25 años con nosotros”.



Fuente: (informe sobre entrevistas en Lieja, Bélgica)