La amistad en la Argentina tiene un poder especial: rompe con la polarización

El culto por la amistad parece borrar todas las fronteras, incluso las políticas. Un informe del Observatorio Pulsar.UBA indica que una amplia mayoría no determina sus amistades según de qué lado de la grieta estén. Las diferencias irreconciliables sí parecen surgir en los extremos.

La amistad en la Argentina tiene un poder especial: rompe con la polarización

Amigas y amigos, a pesar de todo. Foto: Freepik.es

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Publicado el 18 DE JULIO DE 2025

La amistad, si la ubicamos en una imaginaria tabla periódica de sentimientos, tendría una propiedad especial: tendencia al equilibrio en el vaivén del péndulo ideológico. O, al menos, eso parece ser una de las características que más valoramos en la Argentina, país que, no hace falta dar muchas explicaciones, vive en un claro escenario de polarización política. Así, todo indica que la amistad, desde la Quiaca a la Base Marambio, tiene, casi siempre, la particularidad de romper la grieta.

Pensar que los lazos de amistad están por encima de toda discusión política tiene su sustento en números. Según el informe 2025 del observatorio Pulsar.UBA, titulado “Los argentinos, la polarización y la vida cotidiana”, hay un altísimo porcentaje que afirma que puede sostener la relación con un amigo o una amiga, a pesar de tener ideas políticas opuestas.

Una de las tantas preguntas que se hicieron desde el Observatorio fue: “¿Tenemos amigos que son cercanos o distantes en términos ideológicos?”. Para responder, buscaron ahondar en el terreno de la grieta afectiva. Y una de las conclusiones a las que llegaron con este informe es que “entre argentinos y argentinas no hay rastros masivos de polarización afectiva”.

El informe de Pulsar viene indagando sobre la polarización afectiva desde 2023. Sus relevamientos se realizan a principios de año, por lo que hay un escenario antes de que Javier Milei ganara la presidencia. “Al igual que en las dos encuestas anteriores (2023 y 2024), el 74 % expresó desacuerdo con la frase ‘se puede saber si una persona es buena o mala por sus opiniones políticas’. Esto es algo que se mantiene en todas las franjas etarias, todos los niveles educativos y todos los segmentos de votantes. También entre interesados y apáticos de la política. Solamente un cuarto de los consultados dijo estar de acuerdo. Una minoría intensa”, remarca el informe, que no profundiza en esa “minoría intensa”, segmento que parece estar cómodo en los extremos.

Asimismo, el Observatorio busca saber si las y los argentinos están dispuestos a establecer una pareja “con alguien que tiene ideas políticas opuestas”. La respuesta mayoritaria fue que el 68 % dijo que sí. “Son valores prácticamente iguales a los de 2023 y 2024, y que también se mantienen en todos los niveles formativos y votantes de los tres principales espacios políticos. Ambas dimensiones combinadas dan cuenta de que, en este tiempo presente, los argentinos no sienten masivamente los efectos de la polarización política en la dimensión personal o social”.

Con este escenario, toma valor la pregunta que este año incorporó el estudio, que es “¿Usted tiene amigos que tienen ideas políticas opuestas a las suyas?”. Teniendo en cuenta que ya había señales de que la polarización no era determinante en los vínculos afectivos, se esperaba una respuesta positiva sobre la amistad. Los resultados fueron contundentes: “El 87 % afirmó que sí, frente a solo un 12 % que indicó que no. Valores que, al igual que en las dos variables anteriores, no cambian según franja etaria ni simpatía política. Todo peronista tiene un amigo liberal-libertario, simpatizante de Juntos por el Cambio y viceversa. El amor y la amistad están por encima de la política argentina”, remarcan en las conclusiones.

La afectiva avenida del medio 

Los datos de Pulsar brindan una mirada novedosa, donde las suposiciones indican que hay una grieta más profunda en las relaciones afectivas. “Estos datos que publicamos dibujan una sociedad que, pese al ruido, muestra interés por la política, apertura al diálogo y solo una polarización segmentada”. Entonces, parece ser ahí, en los segmentos extremos, donde la amplificación de medios y redes sociales (y discursos oficiales del más alto nivel) donde las posiciones ideológicas y partidarias determinan y diseccionan las relaciones.

Argentina no es el único país donde la polarización política afecta las relaciones. En España, una reciente nota de la Revista Española de Sociología, firmada por el sociólogo y politólogo José Miguel Rojo, indica que los datos relevados en ese país sobre la polarización sí tienen consecuencias sobre las relaciones cotidianas, particularmente las que se producen en la elección de pareja.

Según Rojo, que enfoca más en las relaciones amorosas, existe un amplio debate académico sobre cuáles son las causas de la polarización afectiva. “Algunos autores enfatizan la responsabilidad de las élites —por sus decisiones estratégicas, posicionamientos y retórica— o señalan ciertos factores sistémico-institucionales que favorecen la expansión de la hostilidad. Otros apuntan a los medios de comunicación o a las redes sociales como posibles orígenes o, más comúnmente, como elementos amplificadores del conflicto y, al mismo tiempo, se presentan dos grandes paradigmas explicativos: el enfoque basado en la Teoría de la Identidad Social (TIS) y el enfoque basado en la divergencia ideológica”.

En paralelo, el sociólogo español indica que hay que discernir entre la “polarización ideológica”, que se distingue por un disenso sobre las preferencias en materia de políticas públicas (propuestas concretas), y la "polarización afectiva", que capta procesos de sesgo intergrupal e interpersonal basados en identidades partidistas recurrentemente alineadas con identidades sociales. Esto implica que los miembros de otros partidos dejan de ser oponentes para pasar a ser enemigos y, por el camino, se refuerzan los prejuicios, el favoritismo hacia el grupo propio y la hostilidad hacia el grupo rival”.

Visto así, lo que Rojo remarca como polarización afectiva, con la relación amigo-enemigo como cosmovisión para la vida, es lo que solemos ver hoy en día en la denominada “calle online” en Argentina. 

Volviendo a la amistad, queda claro que ver como enemigo a quien piensa distinto implica riesgos. Así, en contextos políticos complejos, vienen bien palabras de la filósofa Laura Belli, quien coescribió junto a la filósofa Danila Suarez Tomé el libro “Filosofía de la amistad. Experiencia, sentido y valor de nuestro vínculo más libre”. 

En una entrevista con el diario Página 12, Belli reflexiona sobre la importancia de las amistades y la polarización afectiva: “La idea de la amistad como refugio frente a las situaciones que nos exceden, que nos angustian. Creo que son tiempos de reforzar las amistades en un sentido político como para también tener espacios de sociabilización, cuidado recíproco y volver a salirnos de este individualismo de que los demás hagan lo que quieran. Y empezar de nuevo a formar espacios comunitarios basados en ideales políticos para una vida mejor”.   

 

Fuente: Observatorio Pulsar.UBA

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