La Mirada del Oeste argentino tuvo su festival

La continuidad, la renovación y la coherencia como fortalezas de una edición.

La Mirada del Oeste argentino tuvo su festival

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Daniel Postizzi para Unidiversidad

Publicado el 03 DE SEPTIEMBRE DE 2015

Siete años atrás nadie imaginó que del entusiasmo de un puñado de artistas, realizadores, productores de la industria cinematográfica y funcionarios municipales, surgiría un festival de cine; mucho menos que este se convertiría en el más importante de Mendoza.

Pero que un evento cultural perdure no es lo interesante, aunque el sólo hecho de resistir los vaivenes entre las caricias y las bofetadas que generalmente la política y la economía le designan a la cultura ya sería destacable. Loable es que lo que florezca con los años sea el reflejo de lo que las raíces soñaron después de la paciente siembra. Y quizás sean estas las mayores fortalezas de este Mirada Oeste 2015: la continuidad, la renovación  y la coherencia.

Continuidad con aquel interés inicial por reconocer a los pioneros locales del séptimo arte, a los que dejaron su vida en una pantalla, un guión o una sala de proyección, como lo fue este año el homenaje en vida al histórico proyeccionista, al gran Luis Cortés, que deja registro de su pasión plasmando su nombre en la sala de proyección del Cine Teatro Plaza.

Continuidad en la acertada decisión de seguir bendiciendo el festival con un espectáculo de apertura que atraiga a un público heterogéneo; en este caso, con la eterna obra de Pink Floyd, The Wall, de la mano de Eclipse y la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo, que agotó entradas en un par de horas.

Continuidad en la llegada de figuras de talla internacional, de gran trayectoria y originalidad, que completan con charlas, talleres y capacitaciones la grilla de proyecciones, como lo fue en esta edición la presencia de Oski Guzmán, Patricio Contreras y Romina Richi, entre otros.

Renovación en la proyección de films por fuera del concurso de cortos, en el que pudimos observar una atinada selección que conjugó grandes y buenas producciones nacionales, taquilleras y galardonadas como Relatos Salvajes, con un cine emergente y de producción independiente.

Coherencia en la elección y diversidad de propuestas en cada una de las categorías que proponía el concurso: animación, documental y ficción. Es cierto que la organización deberá buscar la manera de atraer mayor cantidad de público a esta sección de competencia, en la que pudimos ver el talento y la creatividad de realizadores con futuro prometedor, pero que lamentablemente muchos mendocinos se perdieron de ver. Habrá que insistir en un menduco más cinéfilo, o revisar la posibilidad de proyectar los cortometrajes en competencia durante la semana y no un domingo en la siesta, que tanto nos cuesta dejar.

Pasados unos días del término del séptimo Festival de Cine Mirada Oeste, queda la satisfacción de haber disfrutado de un evento cultural que estuvo a la altura de las circunstancias, que, con la intervención visual a cargo del IES Manuel Belgrano (en la noche de terror del edificio Cristóforo Colombo), demostró su compromiso con la creatividad y las oportunidades para  expresiones artísticas locales; su carácter inclusivo con proyecciones gratuitas y cine por los barrios del departamento, y una bocanada repleta de alternativas cinematográficas para una provincia en la que no abundan este tipo de iniciativas.

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