Gran conmoción hay por las redadas judiciales en La Salada y la detención de Jorge Castillo, el mandamás de la megaferia. La situación concreta se centra en una causa de asociación ilícita por la acción extorsiva a comerciantes y por una especie de policía privada que respondía al "CEO". Una de las pruebas son los abusos contra mujeres llamadas “mecheras” (apuntadas como ladronas de mercaderías) y perseguidas por la guardia de Castillo.

El \Rey de la Salada\, detenido por extorsión y asociación ilícita

Jorge Castillo, dueño de la famosa feria, que también tiene una sucursal mendocina en Santa Rosa, fue apresado en su casa de Luján, Buenos Aires, tras varios allanamientos. Él y otros familiares se resistieron con tiros ante la policía.

Esta investigación abrió la puerta para que los medios se metieran con el poderío económico de Castillo. Por ejemplo, el diario La Nación señala: “Más de dos millones de pesos, documentaciones y un arma secuestrada, además de 9 cajas fuerte halladas escondidas en las paredes, fue el resultado de una serie de allanamientos que finalizaron esta madrugada en el complejo comercial La Salada, ubicado en la localidad bonaerense de Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora”.

La atracción pública se trasladó a Mendoza, más precisamente a la sucursal de La Salada en Santa Rosa.

Todos los involucrados aclararon que nada tiene que ver con la causa bonaerense. Sin embargo, el caso hizo recordar que ese emprendimiento –también de Castillo– tiene hasta julio para ponerse al día con los requerimientos municipales. Además, se supo que la intendenta Norma Trigo ha reclamado a la Administración Tributaria Mendoza (ATM) que haga inspecciones porque hay una evidente práctica irregular del comercio en los puestos de venta que se ubican en ese predio.