Las enfermedades bucodentales se pueden transmitir de madre a hijo

La importancia de encarar la prevención desde el embarazo y los primeros meses de vida.

Las enfermedades bucodentales se pueden transmitir de madre a hijo

Foto ilustrativa tomada de tubebebox.com

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Agostina Petrich, becaria de Prensa de la Facultad de Odontología

Publicado el 09 DE JUNIO DE 2016

Los avances en la investigación odontológica han determinado que cuanto antes se haga la visita al odontólogo, mayores chances de tener una boca sana tendrá el paciente. Antes se acostumbraba a llevar a los niños cuando completaran su dentición de leche, es decir, alrededor de los tres años. Sin embargo, los nuevos enfoques aconsejan el inicio en la salud bucal en los primeros meses de vida.

Este es el punto de vista que defiende Guillermo de la Rosa, coordinador del Centro Odontológico Materno Infantil (COMI), un centro especializado en la temática fundado el 24 de agosto de 2015 en la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Cuyo.

¿Cómo y por qué surge el COMI?

Fue nuestra intención incluir en la atención odontológica a la mamá embarazada y a los bebés de 0 a 3 años, porque anteriormente se estilaba la consulta con el odontólogo una vez que el bebé tuviera 3 años, que es la edad en la que debería completar la dentición de leche. ¿Pero qué hacíamos con los bebés más chicos, cuyos primeros dientes salen alrededor de los 7 meses? Después de muchos estudios, se ha podido concluir que existe la transmisión de enfermedades bucodentales de madre a hijo. Entonces había que empezar a trabajar desde la mamá embarazada para prevenir y organizar una boca sana en el bebé. Esa es la idea del COMI de nuestra Facultad: llegar a la población de Mendoza, porque es un servicio abierto al que pueden concurrir las embarazadas o con sus bebés, y también hacemos odontopediatría clásica para niños un poco más grandes –hasta 5 años–. Este es un servicio que por ahora está trabajando a demanda espontánea y con turnos diferidos, a un bajo costo.

¿Qué resultados han obtenido?

Estamos muy contentos, es un hito dentro del país lo que está sucediendo con la odontopediatría y la atención materno-infantil. Hay muy pocos centros de esta naturaleza en Argentina. Todo esto que estamos haciendo, y resalto aquí la visita del doctor Ishikawa, es justamente para ir integrando los esfuerzos individuales que se están produciendo en distintos lugares y sacar una Clínica Materno-Infantil unificada, con fuerza, con conocimientos de última generación y mejorar básicamente la calidad de la salud bucal de la población.

¿Ya tienen estadísticas?

Por ahora tenemos estadísticas empíricas, porque justamente el COMI no va a ser sólo un centro de atención, sino que vamos a integrar acciones de docencia e investigación, y con estadísticas es que podremos generar planes para volver eficiente nuestra acción. Por ejemplo, vemos que la población infantil, sobre todo la periférica, la marginal, tiene severos problemas de salud bucal. Y la no tan marginal también, porque tiene acceso a un montón de golosinas y alimentos con alto contenido de azúcares que son muy dañinos, entonces tienen problemas bucales, más allá de que si tienen mayor acceso a la salud bucal.

¿Cómo podemos colaborar con la salud bucal de nuestros hijos?

Las pautas culturales y prácticas cotidianas son muy difíciles de cambiar, pero siempre está el asesoramiento dietético. Recomendamos tratar de bajar los niveles de azúcares en la dieta y disminuir los momentos, la cantidad de veces, que se consumen alimentos con azúcar en el día. Por supuesto, la parte de la higiene bucal, que debe hacerse desde el bebé de 4 o 5 meses, limpiando su boca con una gasita o aditamentos especiales, con mucha suavidad para no dañar ni la mucosa ni la lengua. Cuando el niño es más grande, ordenar los momentos de azúcar y la higiene después de cada comida y antes de acostarse. Esa es una práctica que el niño tiene que ver reflejada de sus papás, que son quienes transmiten el hábito. Esa es otra función del COMI: empezar a educar a las mamás, a los papás, y eso va a ir haciendo un efecto dominó hacia los niños.

¿Cuál es el rol de la Universidad en este sentido?

Al ser un servicio abierto a la comunidad, es un paso muy importante en la salud pública. Nosotros sabemos que el rol de la Universidad es integrarse a la sociedad. La Universidad siempre fue vista como una entidad donde se formaban los profesionales y llegaba la gente pensante, como un ámbito cerrado. Eso ha ido cambiando, desde lo educacional y el perfil del profesional que estamos formando, y estos servicios son un paso más en esa apertura de la Universidad hacia la comunidad que, en definitiva, es quien la sostiene. Es nuestro objetivo devolverle a la sociedad lo mucho que le da a la Universidad. 

 

*Guillermo de la Rosa es odontólogo recibido en la UNCUYO, especialista en Odontopediatría, docente de las cátedras Odontopediatría I y II y coordinador del Centro Odontológico Materno Infantil (COMI). Además es Jefe de Trabajos Prácticos D.S.E. efectivo de las Cátedras Clínica Integrada Niños I y II. También es Especialista en Odontopediatría por el Honorable Consejo Deontológico del Ministerio de Desarrollo Social y Salud de la Provincia de Mendoza. Docente de la Carrera de Especialista en Odontopediatría de la Facultad de Odontología de la UNCUYO, codirector, coordinador y jefe de clínicas en curso de la especialidad y de ortopedia y ortodoncia.