Macri, un Frondizi "reloaded"

El discurso que esboza el candidato de Cambiemos, similar al del líder desarrollista, apunta a la conjunción ideal entre Estado y mercado.

Macri, un Frondizi "reloaded"

Arturo Frondizi, presidente entre 1958 y 1962, instauró el desarrollismo en Argentina (foto: gentileza entravision.com).

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Opinión

Unidiversidad

Sebastián Laza

Publicado el 30 DE OCTUBRE DE 2015

Hace una semana parecía que no le alcanzaba para el balotaje y hoy es serio candidato a ganarlo. La oportunidad histórica que hoy tiene Mauricio Macri no sólo excede a la de llegar a ser presidente, sino que implica también la de continuar la obra inconclusa que dejó Arturo Frondizi hace medio siglo. Esa obra desarrollista, pero de manera inteligente, no la torpe que hemos visto en abundancia en este país.

Resulta que nunca más post Frondizi, nuestro país tuvo un presidente que entendiera en serio a los mercados y a los grandes capitales, y que los supiera hacer jugar para el país, para el desarrollo nacional, y no sólo para la ganancia predatoria de las multinacionales. Ni el peronismo post Frondizi, ni el radicalismo tradicional, ni mucho menos los militares pseudoliberales, supieron encontrar ese justo medio que prometía Frondizi, a quien los mismos militares, por miedo al peronismo, no dejaron terminar su mandato.

Resulta que Frondizi símbolizaba, a fines de los 50, la conjunción ideal entre Estado y mercado, similar al discurso que deja vislumbrar el Macri de hoy, no el de los 90. El camino del medio que hoy esboza Macri luce parecido (en discurso) al que llevó al desarrollo al Sudeste Asiático, Corea Sur, Australia y Nueva Zelanda, entre otros en las últimas décadas, y que Argentina se niega a encarar desde Frondizi. Néstor Kirchner fue una ilusión que pareció encarar hacia allí pero luego se desvió.

En síntesis, el 22 de noviembre otra oportunidad puede nacer para nuestro país, como no se veía desde el desarrollismo de la década del 50, y que quizás sea uno de los últimos trenes que la historia le da a un país como el nuestro, tan fácilmente cooptable por el peronismo tradicional, que distribuye mucho –y con buenas intenciones–, pero que no genera riqueza en la misma medida. Quizás estemos en los albores del soñado centro, de la moderación inteligente, y del hacer jugar a los empresarios para el país, pero bien hecho, y no como lo intentaron Cristina, Moreno y Kicillof en estos últimos años, que dejan un país con recesión de cuatro años.

¿Será ésta la oportunidad definitiva del despegue argentino? Quién sabe... Los próximos años tendrán la respuesta.

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