Mendoza, la bisagra entre Julio Denis y Julio Cortázar

De lector y teórico a escritor.

Mendoza, la bisagra entre Julio Denis y Julio Cortázar

Facultad de Filosofía y Letras

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Nahir Saua, becaria de Prensa de la Facultad de Filosofía y Letras

Publicado el 09 DE AGOSTO DE 2016

Al llegar a la provincia en 1944, Julio Cortázar era un docente con amor por las letras. Cuando se fue, en 1945, lo hizo con la firme decisión de ser escritor. Antes firmaba sus escritos literarios como Julio Denis. En Mendoza, por primera vez, abandonó su alias para publicar como Julio Cortázar. Esto nos lleva a preguntarnos si su estadía en la tierra del sol y del buen vino tuvo un papel determinante en su vida o fue una situación circunstancial que coincidió con procesos de conversión interior ajenos al espacio geográfico.

En Chivilcoy, Cortázar lee Opio, diario de una desintoxicación, de Jean Cocteau. Esa obra inicia en él una revolución interna que se desatará en Mendoza. Jaime Correas, autor de Cortázar en Mendoza: un encuentro crucial, y la doctora Miriam di Gerónimo, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, rehúyen a las afirmaciones tajantes, pero señalan que ciertos factores de su vida en Mendoza transparentan una transformación que tal vez fue alimentada por sus experiencias en la ciudad. “Quizás fue un cambio que justo se dio en Mendoza y podría haber pasado en otro lado. Pero algo pasó. Algo cambió en él”, dice Correas, quien intuye que "acá nace el Cortázar que va a ser escritor".

Por problemas con su padre, quien abandonó a su familia, Cortázar escribía obras (e incluso cartas) firmadas con el seudónimo Julio Denis. En Mendoza publicó por primera vez con su propio apellido Estación de la mano en la revista Égloga, dirigida por Américo Calí, en enero de 1945. También se pueden encontrar poemas fechados en Mendoza, muchos de ellos escritos para sus amigos.

Correas describe que el escritor fue un lector voraz que durante su juventud, en especial, en su estancia en el interior de Buenos Aires, leyó un corpus enorme "como si se estuviera preparando para algo". La posibilidad de dar clases en la Facultad de Filosofía y Letras le brindó la oportunidad de compartir todo lo que sabía y le permitió medirse dentro de una gran tradición literaria.

Para Correas, Cortázar pudo cerrar su etapa de lector y de teórico para pasar a la de escritor. A esto, Di Gerónimo agrega que los conflictos académicos que desgastaron su entusiasmo por la enseñanza, entre otras cosas, probablemente lo llevaron a considerar más seriamente su vocación como escritor.

Varias situaciones vividas en la provincia pueden servir como trasfondo para analizar algunas de sus obras. Correas y Di Gerónimo coinciden en que las clases dictadas en la Universidad le ayudaron a dar forma a la crítica literaria que luego plasmaría en Teoría del túnel. Por otro lado, el hallazgo de Correas de la versión original de La otra orilla, mecanografiada por Gladys Adams (esposa del artista Sergio Sergi), permitió descubrir que Casa tomada es anterior al ascenso de Perón, con lo que se descartan las teorías que interpretaban el cuento como una protesta ante el avance del gobierno peronista.

A través del rastreo de fuentes, el investigador descubre que algunos hechos históricos que aparecen en El otro cielo, Cortázar podría haberlos leído en el Diario Los Andes. Mientras que en las reuniones literario-filosóficas de Rayuela ve una simpática similitud con las que se realizaban en la casa de Lulunta de Alberto Dáneo con Sergio Sergi y otros amigos.

Mendoza fue testigo de un cambio muy importante, desde el punto de vista literario, en la vida del Cortázar. Si fue un factor determinante para ello, sólo lo sabe “el cronopio”.