Un par de meses antes de la Navidad de 1971, se escuchó la voz de John Lennon que cantaba “Así que es Navidad ¿Y qué has hecho?” (So this is Christmas. And what have you done?). Son los dos primeros versos de la canción ‘Feliz Navidad (La Guerra Se Terminó)’. El tema fue compuesto como canción de protesta contra la guerra de Vietnam, pero terminó, décadas después, como un villancico más, perdiendo su propósito inicial. La celebración de Navidad también fue perdiendo su propósito a escala global. ¿Qué queda y qué se transformó de esta fecha clave para el mundo cristiano? 

Primero debemos decir que mientras el cristianismo se fue expandiendo alrededor del mundo, el 25 de diciembre no fue la fecha más importante. Durante varios siglos, fue la Pascua de Resurrección la fecha más importante (incluso hoy hay fieles que sostienen esa diferencia). Tampoco fue fácil ponerse de acuerdo en la fecha, ya que en la biblia no hay datos precisos. Así, hay que remontarse al año 354, que fue cuando decretó oficialmente el 25 de diciembre como el nacimiento de Jesús. La firma la puso el Papa Liberio, pero fue su antecesor, Julio I, quien había tomado a decisión. 

De todas maneras, el 25 de diciembre, en el hemisferio norte, ya contaba con diferentes celebraciones por su cercanía al solsticio de invierno, que da pie a los días con más sol. Veamos algunos ejemplos:   

• Mesopotamia. Se celebraba el festival Zagmuk, similar al carnaval. 
• Roma. Se festejaban las Saturnales (del 17 al 24 de diciembre) en honor a Saturno, con banquetes, intercambio de regalos y un relajamiento de las normas sociales donde los esclavos actuaban como amos. 
• Norte de Europa. Los pueblos germánicos y escandinavos celebraban el Yule, y figuras como el dios Odín (Wotan), que cabalgaba un caballo de ocho patas repartiendo alimentos, servirían de inspiración para el futuro Santa Claus. 

Estas celebraciones forjaron, de alguna manera, un contexto festivo para esa fecha. 

Luego, durante la Edad Media, surgieron algunos de los íconos navideños que hoy conocemos y consumimos 

• Siglo VIII: San Bonifacio introduce el uso de siemprevivas (antecedentes del árbol) en Alemania al sustituir una encina sagrada pagana. 
• Siglo XIII: San Francisco de Asís concibe el primer pesebre en Greccio, Italia, usando animales vivos. 
• Surgen figuras como el Père Noël en Francia (Siglo XIII) y el Father Christmas en Inglaterra (Siglo XV), representados inicialmente como hombres salvajes de los bosques vinculados al invierno. 

La bondad y la caridad empiezan dan pie a la era del marketing  

A mediados del siglo XIX, Charles Dickens publicó en Inglaterra “Un cuento de Navidad”, la obra que marcó a fuego la festividad con el enfoque familiar, de bondad y caridad, pero manteniendo el statu quo social entre ricos y pobres.  

Un par de décadas después, llegó una fecha clave en la línea del tiempo navideña: nace Santa Claus en Estado Unidos. 

Gran parte de la biblioteca navideña coincide en que los inmigrantes holandeses que arribaron a Nueva York (Nueva Ámsterdam) llevaron la devoción por San Nicolás (Sinterklaas), que se fusionó con mitos nórdicos y británicos. En 1867, almacenes como Macy's comenzaron a abrir hasta medianoche el 24 de diciembre, marcando el inicio de la Navidad como motor económico de ventas. Una versión indica que, ante la dificultar de pronunciar Sinterklaas correctamente, nació “Santa Klaus”. 

Finalmente, fue durante el siglo XX que “nació” la Navidad como sinónimo de consumo masivo. 

En 1939, la empresa estadounidense Montgomery Ward creó a Rudolf, el reno, como una campaña publicitaria. El personaje nació como parte de un librito promocional navideño que la tienda regalaba a sus clientes.  

Sin embargo, Rudolf no fue una figura de importancia en Latinoamérica, que sí abrazó con gran pasión a la figura de Papá Noel (Viejito Pascuero o San Nicolás en otros países latinoamericanos). Y es en este punto de la historia que aparece la compañía Coca-Cola como actor determinante. 

Si bien la configuración estética de Papa Noel tenía varias marcas del folclore europeo invernal, ilustrado a veces más severo, otras veces más delgado. Incluso con ropa verde, marrón o azul, la clave estética estuvo recién en 1931, cuando Coca-Cola encargó al ilustrador Haddon Sundblom una campaña navideña. El artista creó un “Santa” como anciano bonachón, sonriente, de traje rojo con bordes blancos, humano, casi familiar, basado en el poema “A Visit from St. Nicholas” (1823). El poder de marketing de la empresa de gaseosas era tal que a fuerza de campañas masivas y globales terminó, sin tener sus derechos de imagen, casi como embajadora oficial de Papa Noel. 

La “fábrica de Navidad” estaba en marcha. Tras la caída del Muro de Berlín y el mundo bipolar, los festejos del 25 de diciembre se convirtieron (con el poder cultural de EE. UU. Motorizado por Hollywood), en el fenómeno de consumo masivo que trascendió lo religioso, llegando a países como China, que convirtió a la ciudad de Yiwu en la "fábrica de la Navidad", ya que allí se produce el 60% de los regados y juguetes del mundo. Todo esto sin a pesar de no tener tradición cristiana. 

Hoy, se pueden observar arbolitos o pinitos por todo el mundo. Lo que marca la diferencia y el peso religioso es la presencia o no del pesebre. La Navidad, tal como la conocemos, refleja el pulso mundial de cada época y no hay dudas sobre cómo Papá Noel es considerado uno de los grandes exponentes del "American Way of Life" (estilo de vida estadounidense). Poco a poco, pasó de ser un santo regional a un embajador del capitalismo global. Sin embargo, Navidad también es, volviendo al cuanto de Dickens, un momento de bondad, de “alto el fuego”, entre clases y, también, entre enemigos, como sucedió durante la Primer Guerra Mundial, en las trincheras del frente occidental.