Malargüe: fortalezas y debilidades

Un grupo de profesionales de la Facultad Filosofía y Letras de la UNCUYO y del CCT Conicet Mendoza analizaron diversas temáticas económicas, sociales y culturales del departamento sureño, como un aporte a la búsqueda de soluciones. 

Malargüe: fortalezas y debilidades

Especiales

Verónica Gordillo

Publicado el 25 DE NOVIEMBRE DE 2014

El proceso de deterioro de los suelos, la cultura trashumante de los puesteros, la actividad turística como un eje diversificador de la economía frente a la dependencia de la actividad petrolera; los impactos de las políticas públicas, la innovación en los cultivos, la puesta en marcha de una incubadora de empresas. Estos fueron algunos de los tópicos que un grupo de investigadoras e investigadores de la Facultad de Filosofía de la UNCUYO y del CCT Conicet Mendoza analizó en la segunda parte del libro Rasgos de Marginalidad. Diferentes enfoques y aportes para abordar la problemática. Malargüe, un ejemplo motivador.

Las investigadoras tomaron como eje de estudio a Malargüe, su cultura y su gente, por entender que el departamento presentaba rasgos de marginalidad, por sus características climáticas extremas, por su distancia respecto del Gran Mendoza, por la falta de conexión territorial y por estar alejado del centro donde se tomaban las decisiones políticas y económicas. Su trabajo, compilado en dos libros, permitió detectar fortalezas y debilidades de la comuna más grande de Mendoza, habitada por casi 30 mil personas.

Las conclusiones del trabajo dirigido por la doctora en Geografía María Eugenia Cepparo, quien lo compiló junto con la licenciada en Geografía Estela Prieto y la licenciada en Historia Graciela Gabrielidis, fueron presentadas ante las autoridades y los vecinos de Malargüe, como un aporte para potenciar los aciertos e intentar buscar respuestas a las problemáticas pendientes. El segundo libro está compuesto por doce capítulos en los que cada uno de los investigadores analiza, entre otros temas,  la degradación del suelo, la situación de los puesteros trashumantes o la dependencia económica de los hidrocarburos. A continuación, algunas de las conclusiones del trabajo.






Desertificación en Malargüe

En el primer capítulo, la directora del Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas (Iadiza), María Elena Abraham, desarrolla el tema de las tierras secas y la desertificación de Mendoza, con especial énfasis en la comuna sureña. Abraham detalla que las tierras secas del planeta son ecosistemas únicos amenazados por la desertificación, que Argentina es uno de los países con mayor extensión y que el problema se agrava si se tiene en cuenta que la mayor parte de su población, sobre todo en las áreas rurales, presenta condiciones de pobreza y exclusión.

Dentro de este contexto, resaltó la situación de Mendoza como grave, ya que la totalidad de su territorio tiene condiciones de sequedad. A esto se suma la división entre las concentraciones de ciudades y zonas rurales desarrolladas al amparo de los beneficios del riego (oasis) y vastos territorios rurales sin riego, con población dispersa que aprovecha los exiguos recursos naturales con base en la producción pecuaria. Mientras los primeros (3 por ciento del territorio) se integran a la economía de mercado y concentran los recursos territoriales más valorados, los segundos se despliegan a la sombra de estos, comercializando productos de poco valor agregado que hacen un uso intensivo de los escasos recursos naturales disponibles.

Al analizar específicamente la situación de Malargüe, la investigadora concluye que está entre los territorios de Mendoza más afectados por la desertificación, ya que a las potencialidades de la oferta natural se enfrentan las presiones por el uso del suelo que registró a lo largo de los últimos siglos. Aseguró además que la ganadería fue la actividad que más impactó en el territorio y que favoreció el proceso de desertificación.

Abraham también destaca que la distribución de la población y de las actividades productivas muestra un agudo proceso de concentración en el oasis irrigado, dejando casi deshabitado el resto del territorio, lo que repite el modelo de desequilibrio territorial que constituye la base de casi todos los problemas ambientales de Mendoza, manifestados en la concentración económica y demográfica. 

A modo de resumen del capítulo, la investigadora explica que el proceso de desertificación en el sur de Mendoza comenzó a manifestarse con intensidad a lo largo del siglo XVIII y principios del XIX, como resultado de la confluencia de procesos naturales y de procesos antrópicos derivados fundamentalmente de la explotación ganadera. En la actualidad, señala, se suman los efectos de las actividades extractivas (minería, petróleo). 

“Los yacimientos petroleros, gran riqueza del departamento, son un ejemplo de cómo la riqueza puede pasar sin dejar un alto valor agregado al territorio. Otros ejemplos de esas riquezas del substrato que no son renovables son los yacimientos arqueológicos y paleontológicos, que también han sufrido demandas extractivas y deben ser mejor conocidos, conservados y recuperados”, destaca en el texto.


Paisaje patagónico

En el segundo capítulo del trabajo, editado por la Facultad de Filosofía  y Letras de la UNCUYO, las geógrafas Moira Alessandro y Natalia Pucciarelli concluyen que el estudio y análisis de la vegetación permite demostrar la intromisión espacial del paisaje patagónico en los ecosistemas malargüinos. Esta amalgama de diversos ecosistemas con sus características propias y la preeminencia de los volcanes y coladas basálticas, detalla el texto, convierten a Malargüe en un lugar de indescriptible belleza.

En el siguiente capítulo, la ingeniera Cristina Salvatierra da cuenta de la aplicación de las geotecnologías para analizar el ambiente natural y lograr así una visión amplia frente al cambio climático. La especialista analiza la productividad vegetal y su caracterización estructural y florística, y las vincula con posibles variaciones climáticas futuras en el departamento de Malargüe. Salvatierra coincide con Alessandro y Pucciarelli en calificar a Malargüe como un ecosistema frágil y vulnerable a los impactos ambientales y antrópicos.

Los siguientes dos capítulos del trabajo están dedicados a estudiar la cultura trashumante de los puesteros malargüinos. La geógrafa y becaria del Conicet Amanda Mamaní realiza un profundo análisis del marco teórico-conceptual en el que basan su trabajo, mientras que Marcelo Rivarola y Marcelo Albornoz abordan los eslabones del circuito ganadero y valoran el trabajo del puestero.

Además del aporte teórico, Mamaní presenta entrevistas realizadas a los pobladores rurales, con el objetivo de comprender los sentimientos de identidad y desarraigo reflejados en los actuales modos de vida de los puesteros trashumantes, mediante la percepción de sus vivencias, la interacción de sus habitantes y sus manifestaciones culturales. “Los que se van sufren de desarraigo cultural, aunque íntimamente no lo reconozcan, y grandes dificultades para insertarse a ese nuevo modelo que tanto idealizaban. Los que se quedan se sienten incompetentes para retener a quienes pueden perpetuar su cultura y, por tanto, creen que el pueblo original va perdiendo su identidad”, asegura la autora.

En una segunda perspectiva de la misma temática, los autores Rivarola y Albornoz analizan los eslabones del circuito ganadero y visualizan la trashumancia como un sistema económico en el que se destacan la apropiación de los elementos naturales, el trabajo, la producción y las ganancias. Señalan que el peso de esta actividad en un ambiente frágil ha provocado no sólo la degradación del mismo, representado por altos valores de desertificación, sino también la desvalorización de sus economías de subsistencia al deteriorarse dos pilares de la economía, como son el capital y la tierra.
 

El impulso de la actividad turística

Otro de los temas, analizado por la licenciada en Geografía Patricia Diez, fue la creciente actividad turística en Malargüe, a través de la estrecha relación entre el accionar público y el privado. La profesora explica la importancia de la actividad turística en la crisis económica que experimentó el departamento a fines de los 90, a partir de la cual el municipio inició planes de desarrollo que manifestaban un cambio de modelo socio-económico y político, en el que el turismo se convertía en uno de los ejes diversificadores de su economía.

La autora analiza las etapas por las que atravesó el Plan de Desarrollo Turístico hasta convertirse en el Plan Estratégico Malargüe (PEM). “Numerosas son las transformaciones políticas, sociales, económicas y territoriales que se han producido desde 1996, y en la actualidad se manifiestan en: una nueva manera de gestión departamental, un sentimiento de pertenencia significativo de la población local con Malargüe y una ciudad cada vez más preparada para recibir a turistas locales, nacionales y extranjeros”, concluye.


Dependencia hidrocarburífera

El geógrafo Arturo Elissonde analiza la relación de la economía malargüina con la actividad petrolera y el peso que tuvieron las crisis estructurales en el departamento. El trabajo de Elissonde da cuenta de que Malargüe es el departamento de mayor actividad petrolera y gasífera, con aproximadamente el 50 por ciento de los pozos activos y el 60 por ciento de la producción, y explica las etapas del circuito extracción-producción, únicas presentes en este territorio.

En su trabajo, el profesional verifica, con la ayuda de estadísticas, cartografía y esquemas, la importancia actual de la actividad petrolera para la economía regional del sur mendocino, que no se limita a sus efectos directos. Sostiene que la actividad aún tiene un horizonte promisorio debido a las condiciones políticas y empresariales, sobre todo por la recuperación de YPF por parte del Estado Nacional, lo que garantiza un escenario positivo en la búsqueda de nuevos yacimientos y en la revitalización de los existentes. 

Para el profesional, el gran problema está centrado en que los ingresos que provienen de los hidrocarburos se destinan en gran parte para gastos corrientes, “es decir, para financiar el bienestar actual directo de miles de malargüinos”, y un porcentaje menor se destina a obras de largo plazo o a políticas de promoción.

Elissonde también marca que la planificación y el ordenamiento territorial de las próximas décadas deberá apuntar a una nueva matriz energética que aproveche los recursos renovables (hidroeléctricos, solares y eólicos, principalmente) y que prepare a Malargüe para encarar la etapa post-petrolera. 


Principal cultivo local

En otro de los capítulos, las investigadoras Cepparo, Prieto y Gabrielidis analizan la principal producción agrícola local, el cultivo de la papa semilla. En el trabajo detallan que los cultivos fueron desarrollados por un grupo de productores que, sobre la base de innovaciones e inversiones diferentes a las que tradicionalmente se realizan en la zona, lograron no sólo reestructurar el área agrícola periurbana, sino también generar un paisaje rural distinto y nuevas organizaciones socio-territoriales.

En otro capítulo, Prieto y Gabrielidis, estudian la iniciativa de la Incubadora de Empresas de Malargüe, que surgió del Plan Estratégico que el departamento elaboró en 2001. Consideran la experiencia como un ejemplo de cultura emprendedora, que reúne las iniciativas municipales con las de los actores sociales.


Ejemplo innovador

En el último capítulo, la directora del proyecto, María Eugenia Cepparo, enumera los avances alcanzados y los temas que aún están pendientes en este territorio con rasgos de marginalidad, al que considera un ejemplo motivador. En el escrito, Cepparo explica que Malargüe experimentó en su evolución socio-económica y política etapas de avances, atrasos y persistencias, atribuidas a factores de diferente naturaleza. Señala que su aislamiento y localización periférica, el medio difícil y con restricciones, y las diferencias ambientales y económicas con respecto al centro más dinámico de la provincia, la ubicaron en una posición desventajosa, lo que condicionó su escaso poblamiento, débiles conexiones e infraestructuras. 

Pese a esto, Cepparo recalca que Malargüe es un territorio favorecido por la presencia de estratégicos recursos naturales, algunos de los cuales aportan ventajosos ingresos de capitales en forma de coparticipación y regalías. Sin embargo, destaca que los mismos fueron valorizados de diferente modo a lo largo de la evolución económica del departamento, lo que provocó una secuencia irregular de ciclos de desarrollo, caracterizados por diferentes procesos socio-económicos y planificaciones municipales, sumados a las crisis nacionales, lo que explica la discontinua puesta en valor del territorio y de sus recursos.

Cepparo explica que las conclusiones de las investigaciones realizadas durante años buscan convertirse en una alternativa válida para colaborar en la resolución de los problemas de estas áreas consideradas marginales, así como en la necesidad de potenciar sus aciertos.

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