Ochomesino

La Corte ofició de "partera política" para el Gobierno Nacional. Una transparencia de lo que dejó el fallo contra el tarifazo.

Ochomesino

La figura presidencial en el medio de la escena y el debate por las tarifas. Foto publicada por TN.

Nacional

Unidiversidad

Jorge Fernández Rojas

Publicado el 22 DE AGOSTO DE 2016

Ocho meses pasaron y el Gobierno Nacional “nació” inducido y con problemas de adaptación al medio político argentino.

Ese parece ser el diagnóstico tras el impacto que le propinó al Ejecutivo el fallo de la Corte nacional al advertirle que debía cumplir con lo reglamentado, por más que algunos procedimientos –como las audiencias públicas– parecieran sólo de forma. La sentencia dejó al descubierto flaquezas del oficialismo. 

Lo primero que trascendió desde el Ejecutivo es la caída de la recaudación por el no cobro de la tarifa aumentada del gas: cerca de 80 mil millones de pesos menos, acusaron con tono de queja. Aunque, en realidad, de ese cálculo, unos 24 mil millones corresponden al freno judicial que afecta al consumo familiar, y precisamente es el monto en menos que le dieron a Macri. Por eso advirtieron que los plazos de la obra pública se estirarán para lograr el objetivo fiscal anual, que es un 4,8 % de déficit.

Lo cierto es que los asesores presidenciales fueron el blanco de la ira de Mauricio Macri una vez conocida la resolución del Alto Tribunal por el tarifazo aplicado.

Más allá de las consecuencias de la decisión de los jueces, el punto es cómo quedó el Ejecutivo después de esta medida judicial, que le dio un correctivo político y le dejó un mensaje realista de que este país da señales fuertes a través de distintos canales y de que nadie tiene la vaca atada cuando, justamente, tiene a cargo al vacuno, o sea, al país.

Esto es lo que parece difícil de comprender para el macrismo que, a fuerza de no querer mostrarse como su antecesor, no advierte que debe observar los errores ajenos fundamentales y no los aspectos cosméticos. Es decir, el PRO debería fijarse en no montarse en los votos obtenidos, creyendo que aquel resultado electoral es un cheque en blanco para disponer arbitrariamente del Estado (el tarifazo, por lo abrupto, es un ejemplo), como lo hizo el kirchnerismo cuando dio también, indiscriminadamente, los subsidios energéticos.

A la vez, ese espacio no debería confundir la gestión con el marketing electoral, y debería revisar su estrategia para salir de un momento difícil impuesto por otro de los poderes republicanos, como es el Judicial. Porque un presidente en ejercicio no es lo mismo que un candidato a presidente.

O sea, no es lo mismo Macri candidato, quien se posicionó ante el electorado “timbreando” los barrios, que un presidente forzando un encuentro “casual” con un ciudadano y, frente a él, intentar victimizarse por su mala fortuna de haber heredado una tragedia como un ignoto sucesor ingenuo en un testamento que se abrió el día de las elecciones. Esta es una conclusión política (una de tantas) que subyace de la semana que pasó con el novelón del tarifazo.
 

Cornejo y el Gran Capitán

En tanto, el gobierno local sintió el cimbronazo judicial a nivel nacional. Por lo menos el gobernador mostró su preocupación por el posible recorte de la obra pública ante el freno tarifador. Pero, de acuerdo con lo que dice Marcelo Torrez en su columna de fin de semana, desde la misma Casa Rosada lo tranquilizaron señalando que los tiempos serán distintos.

Mientras se comienza a transparentar por gestos, por ahora, la intención de Cornejo de trascender más allá de la frontera provincial.

De alguna manera lo visualiza y lo acentúa Marcelo Zentil en su análisis dominical. El periodista advierte ese discurso sanmartiniano amoldado a su gusto de cómo pretende atravesar los límites locales de la política (que, dicho sea de paso, por ahora tiene maniatados a propios y extraños por su propia gestión). Al resaltar los aspectos de gran gestor, austero, organizador y con autoridad del Gran Capitán en el aniversario de su muerte, no hizo más que poner en evidencia las virtudes que Cornejo pretende exhibir como gobernador, aunque hay que reconocer que no es un oportunista, sino que llegó con esa impronta desde su gestión en Godoy Cruz.

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