Represión en Jujuy, confusión en lo electoral

Roberto Follari, epistemólogo, docente y doctor en psicología.

Represión en Jujuy, confusión en lo electoral

Foto: Edgardo Varela / Télam

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Publicado el 27 DE JUNIO DE 2023

En Jujuy, a la hora de escribir esta nota, continuaban las protestas populares y también la violenta respuesta gubernamental/policial. Eso sí, con cuidadoso silencio de los medios opositores, abrumadoramente mayoritarios. Ayer se desalojaba un piquete en Perico, así como antes se lo hizo en San Salvador o en Purnamarca. Una Constitución modificada al galope sin respeto a plazos legales, bajos salarios de docentes, atropello a los derechos de los pueblos originarios, puesta del litio al servicio de las multinacionales. Gerardo Morales muestra lo que JxC podría hacer si gana las elecciones: ajuste y violencia contra la protesta social, en nombre de “la ley y el orden”. Todo JxC lo apoyó, en una conferencia de prensa donde hasta el atildado Lousteau asumió poses de sheriff justiciero.

Mientras, el domingo hubo elecciones en Córdoba y Formosa. En esta última provincia triunfó el peronismo con el 70% de los votos. Esta vez la Corte Suprema, que intervino abruptamente en San Juan y Tucumán, prefirió no interrumpir la elección: la Constitución local es clara, e Insfrán actuó acorde con ella. Milei sigue en la inexistencia total, y JxC se pelea entre Bullrich y Larreta por ver quién tiene más responsabilidad en la derrota. La tv opositora, sin poder alegar sobre tamaña diferencia en los votos, se limita a perorar sobre “el autoritarismo” de Insfrán: raro, cuando en Jujuy se dan situaciones de represión permanente durante tres semanas, como no se recuerdan en 40 años de vida formoseña. Y cuando en esa misma tv, no se dice nada al respecto.

En Córdoba el “cordobesismo” ganó ajustadamente, hasta con votos kirchneristas, sobre JxC. Luis Juez perdió por enésima ocasión: la tv hegemónica se conforma con decir que “se hizo buena elección”, y que esperaban una derrota por más margen. Schiaretti se vengó sutilmente de Bullrich: los votos primero escrutados fueron favorables a JxC, ella se tomó el avión para festejar la presunta victoria, y tuvo que sufrir la derrota directamente en el local partidario de Córdoba. Llaryora declaró que ha de apoyar para presidente a Schiaretti, su jefe: pero es sospechable que haya una negociación con Unión por la Patria, ahora que su candidato, Massa, es cercano ideológicamente a “la tercera vía” cordobesa.

Mientras, la UCR navega en la debilidad que ha asumido desde que se integró a JxC. Manes -un oportunista sin identidad partidaria arraigada- tuvo que bajarse; y en las fórmulas presidenciales, como de costumbre, van para vices. Córdoba era un bastión de la UCR, por décadas y desde los tiempos de Sabattini. Ahora no sólo pierden por quinto período consecutivo la provincia, sino que ni siquiera pusieron el candidato a gobernador.

Mientras, se cerraron las listas electorales a nivel nacional. Juntos por el Cambio mantiene una interna muy fuerte. Bullrich se recuesta en la extrema derecha, donde simpatiza con un Milei que se está debilitando: ella espera quedarse con sus votos. Larreta compite por los apoyos ultras: incluye a Espert, a Wolf, a Pichetto, al Morales de la policía brava jujeña. Pero por el centro, tiene ahora problemas con Massa como candidato de UP: este último tiene ahora mejores posibilidades de concitar al electorado mesurado.

En la UP, el ruido fue mayúsculo, y el procedimiento, nada prolijo. Desde Cristina por un lado y los gobernadores por otro, se atacó fuertemente a Scioli para impedirle que se presentara a PASO, como si su derecho a ello no existiera. De Pedro fue ungido como el elegido desde el riñón de Cristina, con un opaco Manzur de acompañante: la fórmula no motivó entusiasmo, y los gobernadores reaccionaron de manera fulminante, sintiendo que podían perder por cabeza de boleta poco competitiva. También intervino Alberto en su inacabable disputa con la vice, y esta tuvo que acordar en la figura de Massa: quien, aunque pocos en el kirchnerismo lo reconocen, llegó a ser expectante porque hace un año el kirchnerismo había atacado a Guzmán y logrado su renuncia. Y porque luego se produjo vacío y corrida cambiaria, y el audaz hoy ministro se ofreció a tomar el timón.

Así Massa ahora quedó de candidato, acompañado por Rossi, kirchnerista histórico hoy no tan cercano a la vicepresidenta. Las reacciones en la izquierda peronista van desde el testimonialismo estéril de Grabois a la bronca y los memes en las redes, en advertencia de que el candidato está en las antípodas de los valores del kirchnerismo. Así y todo, lo imperioso de triunfar sobre la derecha lleva a algunos y algunas a confundir necesidad con virtud, y llueven piadosas notas y reflexiones hablando de estrategia, sentido de la oportunidad, y ahora hasta de “contexto” (Cristina lo dijo), para justificar una postulación que para ese sector es poco justificable.

 Cierto: esta fórmula es más competitiva que la de Wado de Pedro. La derecha televisiva está preocupada, los mercados se regocijan. Y en las anchas huestes del progresismo de UP, muchos recuerdan la frase de Perón sobre “tragarse el sapo”: sólo que algunos quieren hacer creer, además, que el batracio es un manjar.

Párrafo aparte para el lamentable hecho de que un acto por la rememoración de los vuelos de la muerte en la dictadura, sirviera para discutir asuntos partidarios. El kirchnerismo ha hecho más que ninguna otra identidad política por la memoria y la justicia: pero ello no implica un inaceptable monopolio. Y menos aún, que un acto ligado a tan delicada sensibilidad histórica, haya servido a dilucidar si Alberto es esto o Scioli lo otro, o por qué se tomaron tales decisiones sobre la fórmula. La memoria de los asesinados no debiera mezclarse con estos asuntos de la interna de UP, ni con cuestiones rutinarias de ninguna agrupación partidaria.-