Süden

Süden tiene la singularidad de emparentar (aunque manteniendo su autonomía) registros en principio desiguales.  Las imágenes acompañan en su búsqueda, su complejidad, su fluidez y vitalidad, a una música que intenta construirse y componerse.

Süden

La claridad del mensaje de Kagel, hace de la película de Solinicki complejas imágenes musicales.

Cultura

Unidiversidad

Francisco Erian

Publicado el 14 DE AGOSTO DE 2012

La música clásica contemporánea tuvo una figura destacada en Mauricio Kagel, argentino que durante 40 años vivió en Alemania y que en el 2006 regresó a Buenos Aires para dar un concierto en el Teatro Colón.

Kagel nació en Buenos Aires el 24 de diciembre de 1931 y falleció en Colonia, Alemania, el 18 de septiembre de 2008. Poco tiempo antes Gastón Solnicki filmó su ópera prima Süden que captura en formato documental la llegada del director y el trabajo con la orquesta durante los sietes días de ensayo antes de la presentación.

Para el concierto en Buenos Aires Kagel reunió a un conjunto de músicos argentinos, en su mayoría jóvenes que no provenían de espacio consagrados de la música clásica, para ejecutar sus obras.

La cámara se desplaza silenciosa entre los músicos de cámara, que deshacen frente al Maestro, rompen guías telefónicas, ejecutan marchas para malograr la victoria (!), o dejan caer libros cuando ejecutan complejas piezas de música moderna y esto se debe a que Kagel es tan experimental como si la música clásica sedujera a la música electrónica más concreta, la real avant garde, esa que es tan extraña que hasta goza de sentido del humor.

La figura de Kagel es empática desde el primer instante. Un educador cariñoso y exigente, un hombre risueño y trabajador que se mantiene como un niño jugando entre los instrumentos de una orquesta a la que les saca los sonidos más dulces, emotivos y extraños.

Solinicki (link: http://ojosabiertos.wordpress.com/2009/02/10/entrevista-a-gaston-solnicki-director-de-suden/) es una figura para tener en cuenta en el cine argentino actual y el Bafici ayudó a ponerlo en el radar generando una retrospectiva de un realizador que solo tiene dos películas. Un director que filma con un equipo mínimo, registrándolo todo y que comienza a componer su película cuando llega a la sala de edición, tan contemporáneo a Kagel como a las tecnologías de grabación a bajo costo, a la ejecución de un cine mínimo pero cuidado a nivel fotográfico y sonoro, ágil en el relato y al límite entre estar y no estar dentro del plano, el cine como un experiencia personal que permite acercar.

Solinicki se sabe consciente de la experiencia que generan los contextos, como la sala de cine sobre todo cuando sus películas no son estrenadas en circuitos comerciales, no tanto porque sean demasiado complejas o desestructuradas sino por la dificultad con la que realiza las películas: el control de todo ese volumen filmado que en el caso de Süden llega a las 180 horas.

El director supera el obstáculo de separarse de ese grupo de directores que filma mucho, edita mucho y saca una película demostrando con Süden que eso no basta, es solo el principio para componer obras que se aferren a la realidad que documentan y las hagan propias. Buenos Aires, el Colón, los músicos, el director de orquesta, la elite cultural que recibe al artista y la claridad del mensaje de Kagel, la vida de un hombre que sabe que va a morir -aunque solo él lo sabe- y entonces vive y ama intensamente componen una película contundente de la que Solnicki es el único responsable.


 


Süden (trailer) from Hernán Rosselli on Vimeo.

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