La historia más linda del mundo

¡Wow! Mientras escribo estas palabras, hace instantes, Alemania se quedó afuera de la Copa del Mundo. ¡Sí! La campeona mundial ni siquiera le pudo ganar a Corea del Sur (ya eliminado) y se quedó en el camino a octavos en el último lugar de su grupo con los tres puntos que consiguió contra Suecia.

La historia más linda del mundo

Rojo y Messi festejan, como todo el país. Foto: gentileza.

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Por Luca Torrez

Publicado el 27 DE JUNIO DE 2018

Es histórico. Alemania nunca se había quedado afuera del mundial en primera ronda. ¿Será que la nueva maldición de los campeones puede con todo? En 2002, Francia, que con Zinedine Zidane se había consagrado cuatro años antes, fue eliminada en primera instancia. En el 2010, Italia, la campeona del mundial 2006, se quedó en la fase de grupos. Lo mismo para la España "sensación" de aquella Copa de 2010 y que en Brasil también se quedó atrás y no pudo pasar de ronda. Hoy, con Alemania, la historia se repite.

Sonrío. Me llegan mensajes burlescos de amigos contra estos que acaban de quedar afuera. Las redes sociales tampoco se quedan atrás. “Llorando se fue el que un día me hizo llorar”, escribo en una historia de Instagram con una foto de Thomas Müller sollozando con la cabeza gacha. Sonrío porque, sinceramente, les tengo un poco de odio. Estos son los que me hicieron sentir mal en las últimas tres copas. En 2006, cuando fueron anfitriones, nos dejaron en cuartos por penales. En 2010, en la misma instancia, nos pasaron por arriba en un partido olvidable. En 2014, la más dolorosa de todas, nos dejaron sin lo que tanto amamos en el minuto 117 del suplementario por un gol tal de un innombrable (Gotz*). A ese partido lo he visto dos veces de vuelta, esas dos fueron este año. En las dos me quedó la misma sensación: jugamos mucho mejor que ellos, erramos goles de no creer y nos terminaron ganando en una jugada casual. Recuerdo esto y también sonrío. “Es el fútbol”, me digo a mí mismo. El deporte más maravilloso de todos es así. Es una sorpresa, es impredecible, es fantástico.

Esa última oración podría definir el partido de Argentina y Nigeria de la última fecha del grupo D. Para mí, fue eso. No hay otra definición. ¿Analizarlo? ¿Por dónde y cómo? Tal vez se pueda el primer tiempo (y si es que se puede). Mejor no. Mejor festejar y analizar lo que viene.

Del 7 para el 10. Un pase de otro partido para un gol de otro partido. Banega le mete un pase de unos 30 metros a Messi. Una "pinchadita" larga exquisita. El 10 le pone el muslo izquierdo a esa pelota que cae con velocidad y antes, de que pique en el verde, la mata con su zurda para terminar definiendo de derecha. Todo en velocidad, eh. No es así de lento como lo cuento. Bueno, entretanto, la pelota va hacia al arco. Y es gol. El derechazo no se va por el costado ni por arriba. Estamos en camino a octavos. 1 a 0 mientras Croacia e Islandia empatan sin goles.

Cinco del segundo tiempo. Mascherano agarra insólitamente a un nigeriano en un córner. El de amarillo señala el punto blanco del penal y cobra foul. Todos gritamos y pedimos que lo vuelvan a revisar. El turco va hacia el VAR y lo ratifica. Es penal, ya nosotros lo sabíamos aunque podría no haberse cobrado. “Mientras exista el árbitro, el futbol será impredecible”, dijo e inmortalizó alguna vez  el genial Gabriel García Márquez para El Gráfico. Víctor Moses lo transforma en gol pacientemente, Armani ni siquiera sale en la foto. 1 a 1. Mientras tanto, tres minutos más tarde, Croacia le gana 1 a 0 a Islandia e intenta darnos una mano cuando nosotros parecemos soltarla para toda la copa. En adelante, Argentina sale a buscarla. Nada que reprochar. Con muy poco fútbol, pero busca. Se corre y hay alma, corazón y sangre. Ya no somos los fantasmas (NdR: referencia a la nota de opinión pasada) que jugaron contra Croacia. Nigeria se cierra, ya que con ese resultado le alcanza para pasar. Y nos cuesta. Parece que gol no va a llegar. Encima, en el otro partido, Islandia le empata de penal a Croacia y se pone a tiro de eliminarnos.

Pavón abre para Mercado. Hace 5 minutos entró el "Kun" Agüero por Enzo Pérez. Argentina está volcada al ataque y se la juega a todo o nada. Menos mal. Mercado ni siquiera recibe, tira el centro desde la derecha como le viene. Parece uno de esos centros que no van a ningún lado. De los que había tirado Argentina en varias ocasiones del partido. Pero no. Justo en el punto de penal donde está cayendo la pelota, aparece un botín blanco derecho que le pega con firmeza. La bocha sale disparada al palo izquierdo del arquero nigeriano. A los 86 minutos explota el estadio, que está lleno de argentinos, obvio. Al 16, que acaba de hacer el gol, se le cuelga Messi y se lo lleva corriendo hasta el córner en andas. Los suplentes se meten en el festejo. El autor del gol, Marquitos Rojo querido, queda tapado por una bola de jugadores argentinos. Mejor no intento explicarles cómo lo festejamos los que estábamos enfrente del televisor. Ya cada uno lo sabe, ¿no? Le volvemos a agarrar la mano a Croacia. Estamos adentro, pero seguimos dependiendo del otro partido, del otro resultado. Y para no creerlo, cuatro minutos más tarde hay gol de Croacia. Pierde Islandia 2 a 1 a los 90 minutos.

Todavía no hay nada terminado. El árbitro Cuneyt Cakir adiciona cinco minutos más. Lo insultamos hasta en idiomas que no existen. En esos cinco que quedan, Messi va al piso, se hace amonestar y las tribunas se vienen abajo. El turco marca el final. Explotan las gargantas. Hay abrazos fuertísimos. Se grita por el balcón. Se aplaude con locura. No se puede creer. Los jugadores lloran. ¿Somos campeones? No, o sí, depende. Si vemos y pensamos en todo lo que pasó desde la derrota con Croacia del jueves pasado, la situación en que nos encontrábamos y esto ahora, es como salir campeones. Estamos en octavos de final. Entramos por la ventana y enseguida nos ponemos a pensar en lo que se viene, que es Francia. Somos así.

Aún no creo en el segundo gol, el que hizo Rojo. Creo que fue irreal, un acto divino quizá. Se lo digo a un primo. Me dice que eso se ensaya, es decir, se practica que un central se vaya al ataque cuando está por terminar el partido y hay que ganar. Le digo que ya sé. ¿Pero Marcos Rojo entrando por el punto de penal de derecha para ponerla cerca del palo anticipándose al defensor? Todavía no lo puedo creer.

“Alemania, el villano de toda nuestra vida, eliminada por una selección menor el día después de que nosotros pasamos a octavos haciendo un gol agónico faltando cinco minutos”. Ni el más argentino de todos podría haber imaginado semejante historia. Repito, este deporte es fantástico.

Es el fútbol, en esta historia del Mundial que se está escribiendo, el que nos hace volver a imaginar lo imposible. Para eso estamos. El sábado volvemos a escribir… Y a imaginar.

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