Altruismo y desigualdad

Explicación a través de simulaciones

Altruismo y desigualdad

Facultad de Ciencias Exactas y Naturales

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Guido Prieto, becario de Prensa de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales

Publicado el 07 DE ENERO DE 2016

El modelado de sociedades mediante simulaciones computacionales aporta un modo de explicar el surgimiento y ocurrencia de algunos fenómenos universales como el altruismo y la desigualdad. Ese es el área de trabajo del doctor Ignacio Gómez Portillo, a quien entrevistamos para que nos cuente más sobre esta controversial manera de estudiar la sociedad.

“Mi búsqueda tiene que ver con tratar de entender a la sociedad, pero no con las herramientas tradicionales sino con las Ciencias Naturales”, explica Gómez Portillo quien, además de licenciado y magister en Física del Instituto Balseiro, se doctoró en Física en la Universidad Autónoma de Barcelona.

El científico asegura que “las Ciencias Sociales estudian al hombre como si estuviese por fuera de la naturaleza. Para mí eso es un error. Si bien es cierto que hay cosas que nos pueden distinguir de las demás partes de la naturaleza, eso no quiere decir que no tengamos puntos en común, ni que esos puntos en común no nos condicionen”.

La motivación inicial del especialista, que actualmente es docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) y creador de un instituto educativo de nivel secundario donde implementa novedosas técnicas de enseñanza, fue una pregunta muy antigua: ¿qué lleva a los organismos a cooperar?

Desde que Darwin propuso su teoría de la Selección Natural se ha visto a la vida como un campo de batalla en el que los individuos luchan por su supervivencia. Obviamente, cuestiones tales como la cooperación y el altruismo parecen contradecir esto. La evidente existencia de cooperación en la naturaleza nos exige tratar de comprender sus razones evolutivas. Se han propuesto múltiples teorías, pero ninguna explica por completo la cooperación presente en la sociedad humana.

Durante su maestría, Gómez Portillo estudió redes complejas, una teoría que se basa en redes formadas por nodos (elementos que interactúan) y líneas que los conectan (interacciones). Esa simple estructura puede modelar situaciones reales. Por ejemplo, los nodos pueden ser páginas de internet y las líneas los links entre ellas. “Los investigadores caracterizaron diferentes redes y encontraron cosas sorprendentes: las estructuras eran muy distintas a lo que se consideraba tradicionalmente, esas diferencias modificaban la dinámica, y había una cierta universalidad”, resume el experto. Es decir, redes tan variadas como las eléctricas, de aeropuertos, internet y las sociales comparten propiedades estructurales incluso cuando sus elementos e interacciones son evidentemente diferentes.

Gómez Portillo pensó a los nodos como personas que podían ser cooperadoras (altruistas) o no cooperadoras. Su idea revolucionaria fue introducir el crecimiento cooperativo propio de todo organismo vivo. “Inicialmente armé una estructura de cooperadores y la hice crecer introduciendo no cooperadores. A la larga éstos terminaban siendo cooperadores porque ven que a los cooperadores les va mejor. Esto demuestra la evolución de la cooperación a partir de cierta cooperación”, comenta.

Para comprender el origen de esa primera estructura cooperadora; el investigador aclara: “El primer evento cooperativo se origina por nuestra naturaleza reproductiva sexual, porque requiere de dos individuos cooperando”. Y resalta: “En conjunto, el valor central de la teoría es que está basada en elementos generales de nuestra naturaleza, ya que las hipótesis son esencialmente reproducción sexual, capacidad de aprendizaje de los individuos, selección natural y crecimiento del sistema”.

“El error que se arrastra desde Darwin es pensar en una población estática restringida por los recursos limitados. De alguna manera cambié la manera en que se estaba viendo el problema, porque mi planteo es que el recurso no es una limitante cuando el sistema crece”, resalta el doctor.

 

Como un cáncer

“A todo sistema cooperativo podés destruirlo”, advierte Gómez Portillo y explica: “Si introducís en el modelo la posibilidad de que los cooperadores se vuelvan espontáneamente no cooperadores, hay lugares dentro de la estructura social, que en principio son los que está mejor conectados, que adquieren la capacidad de destruir toda la cooperación y matar al sistema”.

Esta situación explica procesos como el cáncer, en el que algunas células mutan, dejan de ser ‘cooperadoras’ y terminan destruyendo el organismo.

 

Una explicación para el origen de la desigualdad

Asumiendo libremercado, capitalismo y altruismo, Gómez Portillo está modelando la cooperación sobre redes para entender la desigualdad. “Planteo ese escenario asumiendo inicialmente que no hay desigualdad porque no hay riqueza, pero se crea a través del trabajo. Cuando el sistema evoluciona a través de interacciones altruistas, surge desigualdad social que converge a la impuesta por la estructura de la red”, cuenta el investigador. “Es paradójico, porque en la conciencia colectiva existe cierta idea de que la desigualdad está relacionada en algún punto con la inmoralidad, pero yo pongo máximo altruismo y el resultado es exactamente el mismo. Esto está mostrando que la estructura en cierta manera es la que modela la desigualdad”, revela.

Este descubrimiento toca un tema sensible y complejo. El investigador reflexiona: “En la sociedad en la que vivimos no sabemos exactamente por qué ocurre la desigualdad, y cuando se toman medidas para reducirla generalmente no funcionan”. Y agrega: “El modelo muestra que si se redistribuye la riqueza en el sistema, éste converge a la desigualdad muy rápidamente. Esto te explica que sacarle al rico para darle al pobre puede ser una buena estrategia para activar el mercado, pero no para reducir la desigualdad”.

 

Pros y contras

“La ventaja de esta teoría es que da explicaciones a fenómenos muy complejos a partir de elementos muy simples. Obviamente hay un montón de cosas sin explicar, pero es lo veo como algo bueno ya que supone un campo enorme para trabajar”, confiesa el investigador. Y destaca: “Es una forma de construir una ciencia social que busca el consenso, ya que elimina los matices políticos y se basa en la matemática”.

El trabajo de Gomez Portillo tiene connotaciones filosóficas: “Esta visión te pone en un plano más humilde, en un lugar de conciencia, porque te hace ver que no todo depende de uno y que somos parte de una entidad mayor que es la sociedad”. Justamente esta visión poco usual dentro de la comunidad científica supone dificultades a la hora de ser publicada, sobre todo teniendo en cuenta que busca integrar muchas ramas de la ciencia en un tema delicado y polémico como es nuestra sociedad. De todas maneras, cabe destacar que el especialista cuenta con varias publicaciones en su haber sobre esta temática. En este sentido, Gomez Portillo mantiene sus convicciones claras: “Quiero hacer esta ciencia. Pienso que uno tiene que buscar respuestas a preguntas importantes”.