Noches largas en Cacano-Bar

Tras haberse ganado un prestigio entre los músicos del rock mendocino y nacional y haber dado espacio a múltiples expresiones musicales, de títeres y academias de baile, el Cacano-Bar es epicentro de una lucha por la habilitación del local que lleva tres años clausurado por la Municipalidad de Luján de Cuyo.  

Noches largas en Cacano-Bar

Ilustración de Oscar Giammatteo

Cultura

Unidiversidad

Eva Guevara

Publicado el 21 DE ENERO DE 2013

Por las noches la música suena de fondo en el Cacano Bar. Por la movida que genera ha pasado a referenciarse como la “capital de Chacras de Coria”. Desde la vereda de este rincón-esquina del vecindario se observa un cartel luminoso donde se preanuncian los shows que en su interior se realizan todas las noches, de jueves a domingo. El salón está disponible para los músicos locales, y éstos lo agradecen porque durante mucho tiempo, casi no había lugares en Mendoza para las bandas de rock; además, ha ganado prestigio gracias a los músicos del rock nacional, en donde ha sido una figura clave, David Lebón, desde hace unos años afincado en Chacras de Coria. 

Si bien el rock hace de este bar un lugar especial, no es lo único para destacar. El clima que se respira tiene cierta similitud con el de un club social. Diversos grupos musicales y academias de baile aprovechan el local para hacer sus presentaciones. La danza árabe, por ejemplo, convoca a niñas y adolescentes, y la movida flamenca, que ha proliferado en todo el territorio mendocino, también convoca a su público en el Cacano. 

O debiéramos decir, convocaba, ya que desde hace tres años que el local está inhabilitado por la Municipalidad de Luján de Cuyo. Primero la orden de clausura la dio el intendente Omar Parisi, después su continuador, Carlos López Puelles, también optó por la misma vía. Ambos han hecho del “expediente Cacano” un asunto vecinal de primer orden, alimentando un férreo anhelo anti-reapertura que se vale de las objeciones a la higiene-seguridad del local aunque estas supuestas deficiencias son difíciles de verificar ya que según los dueños están cumplidos todos los requisitos mientras que desde la Municipalidad se sostiene todo lo contrario.  

La situación divide las aguas y por cierto, entre los artistas hay solidaridad completa para con las medidas de protesta que empezó Cacano, sobrenombre de Alejandro Cabanillas, en forma de conciertos gratuitos en la vereda y hojas que recogen firmas a favor de la habilitación municipal del local. Ya se han juntado alrededor de 9 mil firmas y ya tocaron en son de protesta Goy Ogalde (ex Karamelo Santo), la Vaina de Shuan y Mariela Contreras (ex Simpecao). El domingo 20, cuando Luis Cotiquelli se disponía a hacer un tributo a Calamaro seguido por una presentación de tango de Varón Álvarez, los inspectores municipales confeccionaron un acta y más tarde se aparecieron con un grupo de policías y ordenaron la suspensión del evento por falta de permiso para “hacer música en la vereda”.

Según manifestó Cacano a Edición Cuyo, en estos días dejará iniciado un nuevo trámite ante la autoridad municipal a fin de solicitar el permiso para show en vivo en la vereda, aunque no fue idea de él sino de los músicos. “Son ellos quienes impulsaron esta movida porque entienden que están luchando por la cultura, y yo me sumo a eso y estoy convencido de que si se abre el bar será gracias a la gente”.  Entre los músicos que apoyan la reapertura están Sin Pecao, Goy Ogalde, Charly García, Germán Peña, Mariela Contreras, Pity Alvares, Fabiana Cantilo, Gerardo Lucero, Tilín Orozco, Cacho Garay, Los Tipitos, Guillermo Ferreyra, Luis Cotiquelli y Eduardo Yayi Barrera.  



La historia de un lugar

El rock siempre estuvo presente en la casa del Cacano. Hace unos 15 años la casa de la familia Cabanillas se adaptó para que allí funcionase una heladería y luego una sandwichería. Antes no había salón así que los recitales se hacían en el patio. Todo empezó con Alcohol Etílico y los Raivan Pérez. Después sí se construyó el quincho y la barra, y el Cacano empezó a hacerse famoso. Una noche se encontró con David Lebón, que ofrecía un concierto en el Dessert Pub; fue el comienzo de una relación de amistad que aceleró todo un proceso.  A David Lebón le gustó el lugar para tocar y su presencia se volvió habitual. Eso influyó en la decisión de Charly García de terminar sus noches en el escenario del Cacano. Hubo un par de encuentros de madrugada con David Lebón que fueron de lujo para el público. Felipe Staiti y Juanse, también se han sumado a estas zapadas con Charly. 

En adelante hubo bandas que se propusieron incorporar el Cacano a sus circuitos, como La Mancha de Rolando y Los Tipitos. Otras como la Bersuit, empezaron a llegar al Cacano después de finalizados sus conciertos en Mendoza. Las fiestas propiamente dichas tienen lugar en la casa del Cacano, un altillo de madera dividido en dos para hacer las veces de “camarines” de los artistas. Entre las noches especiales que se recuerdan fue aquella en la que coincidieron Fabiana Cantilo y Javier Calamaro, día que jugaba Boca la final de la Copa Libertadores, terminaron todos en el hospital porque uno de los amigos del Cacano se había cortado con un vidrio. Por un rato largo Fabiana Cantilo se perdió en el centro de Mendoza, el Cacano la encontró y ella lo convenció de subirse a una traffic y tomar la ruta rumbo a un pueblo de Córdoba, Capilla del Monte.

Las noches de Charly García en el Cacano también han durado de dos a tres días. Pese a que ya todos saben que cuando Charly viene a Mendoza va después al Cacano, el recital no se anuncia. De pronto aparece, en una limusina, con sus músicos y sus instrumentos. El Cacano sabe que Charly es muy sensible, así que lo trata con respeto. Generalmente a su paso por Mendoza genera noticias de destrozos y denuncias varias, pero en el Cacano nunca ha pasado tal cosa. Sólo rock en un clima mítico de bar.     

  

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