Palestina invisible

El conflicto con Israel.

Palestina invisible

Facultad de Filosofía y Letras

Especial conflictos armados

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Nahir Saua, becaria de Prensa de la Facultad de Filosofía y Letras

Publicado el 20 DE OCTUBRE DE 2016

Jerusalén, cuna de religiones, símbolo de la paz, es hoy el punto bélico más problemático del mundo. El conflicto es antiguo y muy complejo, pero si se tuviera que hacer un corte histórico reciente para explicarlo simplemente, sería el surgimiento, en 1948, del Estado de Israel, cuando los británicos decidieron otorgar territorio palestino al pueblo judío.

A raíz de esta arbitraria resolución, la conflictividad se recrudece, por el lado palestino, para defender su espacio, y por el israelí, para defender lo que habían conseguido. A lo largo de los años, Israel no sólo ha defendido el territorio concedido sino que lo ha expandido al anexar tierras próximas.

Monseñor Siluan, Metropolita ortodoxo, en una disertación sobre Medio Oriente y los derechos humanos que se realizó en septiembre último en Filosofía y Letras, hizo hincapié en la situación de vulnerabilidad del pueblo palestino frente a los abusos de Israel y destacó la importancia de la comunidad cristiana en el territorio, puesto que neutraliza los enfrentamientos entre judíos y musulmanes. El obispo citó el Informe Kairos redactado por la comunidad cristiana de Palestina, en el cual se enumeran los atropellos a los que deben someterse los palestinos y se aboga por la paz y la justicia.

El muro de separación construido divide la población, las familias y los cantones; las tierras de los palestinos son confiscadas; sus hogares, demolidos, y sus carnets de identidad, retenidos; la libertad de acceso a los lugares santos ha sido limitada y en ocasiones prohibida, lo cual se suma a la cuestión de los recursos naturales que Israel tiene bajo su poder.

El Informe Kairos al respecto reza: “Las colonias israelíes que nos despojan de nuestra tierra, en nombre de Dios o en nombre de la fuerza, controlan nuestros recursos naturales, sobre todo el agua y las tierras agrícolas, privando a centenares de millares de palestinos. Ellas son hoy un obstáculo de frente a toda solución política”. El documento también incluye en su reclamo la situación de los refugiados que esperan volver a su tierra y de los numerosos prisioneros palestinos encerrados en condiciones inhumanas en cárceles israelíes.

Esto podría retrucarse con el argumento de la legítima defensa que esgrime Israel ante Hamas. Sin embargo, María Carolina Ferraris, profesora titular de Historia Contemporánea y creadora de la Cátedra Libre de Derechos Humanos, Nación y Racismo de la Facultad de Filosofía y Letras, plantea que también es válido cuestionarse si la fuerza armamentística de Hamas es comparable a la fuerza armamentística de Israel y el daño que puede hacer.

“Rechazo ambas, quiero aclarar. Pero Hamas no tiene la posibilidad de causar la misma magnitud de daño que quien tiene el poder coercitivo real: Israel”. En ese sentido, agrega que no es una lucha contra el terrorismo sino un exterminio, un genocidio y que “Israel continúa llevando prácticas genocidas con la impunidad que le otorga ser un enclave geopolítico de Estados Unidos en la zona”. Monseñor Siluan advirtió que de continuar con estas medidas expansionistas y de limpieza religiosa y cultural, Israel se convertiría en el primer Estado con un solo color religioso y étnico.

La comunidad internacional, teniendo en su historia prácticas genocidas y discriminatorias, no ve o no quiere ver en el rostro de los palestinos ese sufrimiento conocido en el apartheid, en la shoah y en el muro de Berlín. No reconocida como Estado, no escuchada, con límites que se desdibujan, Palestina es un pueblo invisible que, sin ayuda, está condenado a desaparecer.

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