Primero se mostró el dolor con los escombros que mataron a una madre joven con su hijito en San José el lunes 6 al mediodía. Tanto se repiqueteó mediáticamente que se encontró otra fisura estructural de Mendoza, que es la crisis habitacional. La lluvia permanente dejó que se diluyera el velo que disimula cualquier deficiencia cotidiana.

Es decir: estamos bien mientras no pase nada. Esta vez fue por una corrosión en las estructuras de un tinglado y terminó dejando ver la debilidad en las construcciones de adobe, que son muchas en nuestra provincia.

Pero no fueron los medios sino el intendente de Guaymallén, Marcelino Iglesias, quien advirtió que en su departamento debe haber unas 500 casas en riesgo de derrumbe. Entonces, a la emergencia vial, declarada por el mismo municipio y replicada en todos los del Gran Mendoza, por el imperio de pozos que la lluvia profundizó, se suma la emergencia habitacional. Si continúan las lluvias, veremos además declarada la emergencia en los servicios públicos.

Estamos a expensas de las variaciones meteorológicas. Y si nos ponemos extremos, aunque no dramáticos, también estamos a expensas de los cataclismos esporádicos, pero siempre posibles, como los terremotos, teniendo en cuenta cómo se acumula energía en lo profundo del subsuelo cada vez que se mueven las placas tectónicas del lado chileno y presionan a las placas sobre las cuales vivimos, y que en algún momento esa energía se puede liberar violentamente. El Suplemento Edición U del domingo 29 de mayo aborda este riesgo sísmico con todas sus implicancias.
 

Los títulos:

Los Andes: Gran Mendoza: más de 500 construcciones en riesgo por las lluvias.

Sitio Andino: Tras el derrumbe, Iglesias dijo que en Guaymallén hay 500 viviendas inhabitables.

MDZ Online: Las fallas en el operativo de rescate en San José.

Vox:  Por las lluvias y los sismos 16 casas se cayeron.