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11 DE OCTUBRE DE 2024
María Patricia Gorra, psiquiatra de la UNCUYO, evaluó al jardinero Gómez y afirmó a Unidiversidad: “Diferencia lo que está bien y lo que está mal”.
La psiquiatra explicó los parámetros que se evalúan para determinar si una persona está en condiciones de enfrentar un juicio. Foto: Prensa Facultad de Ciencias Mèdicas, UNCUYO.
Armando Gómez (49) conserva su juicio crítico intacto y diferencia lo que está bien de lo que está mal, está orientado, contesta sin problemas preguntas abstractas, en algunos momentos oculta información y ni la sordera, ni la violencia que sufrió de niño le impidieron desarrollar una vida afectiva y laboral. Con estas palabras, la psiquiatra María Patricia Gorra de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCUYO, resumió a Unidiversidad los resultados de la evaluación que realizó al jardinero imputado por presuntos abusos en el Instituto Próvolo y que fue la base para que los magistrados determinaran que comprende los pormenores del proceso en su contra.
La médica psiquiatra, magister en psicopatología forense, concedió la entrevista a este medio en la Facultad de Ciencias Médicas, donde es profesora e integra el Departamento de Neurociencias. Además, forma parte del equipo del hospital El Sauce, lugar que dirigió por seis años.
Justamente el currículum de la profesional y la pertenencia a la UNCUYO fue lo que llevó a la defensora oficial de los tres imputados en el caso Próvolo, Alicia Arlotta, a solicitarle la realización de una evaluación psiquiátrica de Gómez, lo que aprobó el Tribunal. De acuerdo a la defensa, el hombre no tenía capacidad para comprender el proceso en su contra.
El base al informe de Gorra, el Tribunal determinó que es apto para enfrentar el proceso en su contra, por lo que permanece en el banquillo de los acusados junto a los sacerdotes Nicola Corradi (85) y Horacio Corbacho (59).
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El jardinero Armando Gómez (49) seguirá sentado en el banquillo de los acusados, como uno de los tres imputados por presuntos abusos sexuales y corrupción de menores en el Instituto Antonio Próvolo. Así lo decidieron los integrantes del Tribunal Colegiado N.º 2, al determinar que el hombre está en condiciones de enfrentar y comprender el proceso en su contra.
La preparación
Teniendo en cuenta las reservas del caso y el resguardo del secreto profesional, la psiquiatra explicó cómo se preparó para la evaluación, ya que si bien ha realizado innumerables pericias similares, nunca hizo una evaluación a una persona sorda. Por eso, solicitó la colaboración de la Facultad de Educación, que aportó intérpretes en lengua de señas para poder concretar el proceso.
La profesora comentó que unos días antes de realizar la entrevista se reunió con la decana de Educación, Ana María Sisti, y con profesionales de esa casa de estudios, específicamente las intérpretes en lengua de señas María Amelia Bacogorgos, Andrea Suraci y Beatriz Pellegrini, quienes le explicaron características generales de esa forma de comunicación, además de brindarle pautas sobre la mejor forma de entrevistar al hombre.
El martes 13 de agosto, el imputado fue trasladado desde el penal de Boulogne Sur Mer (donde cumple prisión preventiva) a la Facultad de Ciencias Médicas, donde la psiquiatra realizó la evaluación. Durante la entrevista también estuvieron presentes representantes del Ministerio Público Fiscal y de la defensa, en este último caso con profesionales de la Defensoría General de la Nación, específicamente Melisa Siderakis, Laura Bermolen y Gema Laura.
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Parámetros a evaluar
Gorra comentó que la entrevista fue extensa y que al concluir su labor el imputado le expresó a través de las intérpretes que se sintió cómodo.
La psiquiatra recalcó que el fin de la evaluación no fue determinar si el hombre era o no imputable, es decir si comprende la criminalidad de los actos y pudo dirigir sus acciones, ya que ese aspecto fue dirimido por profesionales del Cuerpo Médico Forense que concluyeron que era imputable, postura que aceptó el Tribunal. Por el contrario, su tarea fue determinar si estaba en condiciones de comprender las instancias del proceso en su contra.
¿Qué parámetros generales se evalúan para saber si una persona comprende el proceso en su contra?
Si está orientado, quien es, dónde está; su juicio crítico, es decir si la relación entre dos conceptos por ejemplo A y B, llevan a C; la memoria y la afectividad. Son las funciones psíquicas que uno valora para saber si una persona puede estar en juicio y se puede defender, si se puede comunicar con su abogada. En este caso en particular, la sordera es una limitación y eso no está en discusión, por eso una de las preguntas fue si podía comprender la lengua de señas y la respuesta fue que sí y que la utiliza para comunicarse.
¿Cómo se realiza prácticamente la evaluación?
Se hace una entrevista clínica-psiquiátrica semi dirigida, es decir se preparan preguntas, por ejemplo el nombre, fecha de nacimiento, estado civil, se hacen consultas relacionadas con su ambiente familiar, su trabajo.
¿Qué pudo advertir en este caso específico luego de la evaluación?
El hombre no tiene ninguna patología psíquica, ni discapacidad intelectual, ni psicosis y esto quedó claro. Tiene juicio crítico conservado para diferenciar lo que esté bien y lo que está mal.
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¿En estas entrevistas, una persona puede simular alguna patología sin que ustedes lo adviertan?
Puede simular, pero es fácil detectar la simulación, sobre todo teniendo en cuenta que las entrevistas son largas. Además, la persona que simula no conoce la enfermedad, entonces es bastante frecuente que lo que dice no se corresponda con la patología que busca simular.
¿En este caso puntual se dio esta situación?
El señor contestó preguntas muy abstractas, pero no contestó preguntas más concretas. Creo que en algunos aspectos eligió qué contestar y ocultar algunos datos.
La defensa del imputado planteó que el hombre no estaba en condiciones de enfrentar el juicio en base a dos aspectos, que es analfabeto y que vivió en un clima familiar violento. ¿Cuál es su opinión?
Estos dos aspectos hay que tenerlos en cuenta, pero la pregunta es si todos los analfabetos no comprenden. Y la respuesta es que de ninguna manera, salvo que esa condición sea consecuencia de una discapacidad mental, que esté acompañada de una patología psiquiátrica y este no es el caso.
¿Y en cuanto a las situaciones de violencia que vivió?
Esto tampoco se puede considerar como un impedimento, porque existe la resiliencia. En este caso -por ejemplo- el hombre pudo desarrollar una vida familiar, tener un trabajo, entre otros aspectos.
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