20 SEPTIEMBRE (1984) ENTREGA DEL INFORME DE CONADEP Nunca Más

El escritor Ernesto Sabato, como presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), le entrega a Raúl Alfonsín el informe final Nunca más, donde se detallan los crímenes cometidos por la última dictadura cívico-militar.

20 SEPTIEMBRE (1984)  ENTREGA DEL INFORME DE CONADEP Nunca Más

Cultura

Unidiversidad

Publicado el 09 DE SEPTIEMBRE DE 2014


Sabato fue presidente entre los años de 1983 y 1984 de la CONADEP, que recopiló y editó los testimonios de familiares de las víctimas y sobrevivientes de las torturas de la dictadura y que los publicó en el libro Nunca Más –también conocido como "Informe Sabato"–, piedra angular de los posteriores juicios y consecuentes condenas a los represores militares. En Edición UNCUYO compartimos parte del texto introductorio de la obra:


“Nuestra Comisión no fue instituida para juzgar, pues para eso están los jueces institucionales, sino para indagar la suerte de los desaparecidos en el curso de estos años aciagos de la vida nacional. Pero, después de haber recibido varios miles de declaraciones y testimonios, de haber verificado o determinado la existencia de cientos de lugares clandestinos de detención y de acumular más de cincuenta mil páginas documentales, tenemos la certidumbre de que la dictadura militar produjo la más grande tragedia de nuestra historia, y la más salvaje. Y, si bien debemos esperar de la justicia la palabra definitiva, no podemos callar ante lo que hemos oído, leído y registrado; todo lo cual va mucho más allá de lo que pueda considerarse como delictivo, para alcanzar la tenebrosa de categoría de los crímenes de lesa humanidad. Con la técnica de la desaparición y sus consecuencias, todos los principios éticos que las grandes religiones y las más elevadas filosofías erigieron a lo largo de milenios de sufrimiento y calamidades fueron pisoteados y bárbaramente desconocidos.

(...)

"Todos caían en la redada: dirigentes sindicales que luchaban por una simple mejora de salarios, muchachos que habían sido miembros de un centro estudiantil, periodistas que no eran adictos a la dictadura, psicólogos y sociólogos por pertenecer a profesiones sospechosas, jóvenes pacifistas, monjas y sacerdotes que habían llevado la enseñanza de Cristo a barriadas miserables. Y amigos de cualquiera de ellos, y amigos de esos amigos, gente que había sido denunciada por venganza personal y por secuestrados bajo tortura. Todos en su mayoría inocentes de terrorismo o siquiera de pertenecer a los cuadros combatientes de la guerrilla, porque éstos presentaban batalla y morían en el enfrentamiento o se suicidaban antes de entregarse, y pocos llegaban vivos a manos de los represores".

(Discurso de Ernesto Sabato el 20 de septiembre de 1984)