A 50 años de que Luis Federico Leloir ganara el premio Nobel de Química

Su descubrimiento sobre cómo se almacenaba la energía en las plantas y cómo los alimentos se transforman en azúcares para la vida humana fue lo que le valió la mayor distinción que se otorga a nivel mundial.

A 50 años de que Luis Federico Leloir ganara el premio Nobel de Química

Fuente: Fundación Instituto Leloir

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Fuente: Conicet

Publicado el 10 DE DICIEMBRE DE 2020

El 10 de diciembre de 1970, 13 años antes de la recuperación de la democracia en Argentina. Luis Federico Leloir recibió en Suecia el Premio Nobel de Química por el descubrimiento de procesos bioquímicos básicos para la vida que fueron de gran importancia para el campo de la medicina y la química biológica. Ese día, la ciencia argentina fue noticia a nivel mundial. 

Leloir obtuvo el máximo galardón de la ciencia –el segundo otorgado a un argentino– por describir por primera vez los nucleótidos azúcares y su papel en la formación de hidratos de carbono (azúcares). Los hallazgos del investigador sirvieron para entender en profundidad la galactosemia, una enfermedad hereditaria que provoca a quienes la padecen un impedimento a la hora de asimilar el azúcar de la leche y que, de no ser tratada, produce lesiones en el hígado, riñones y en el sistema nervioso central.

“Sus trabajos no solo permitieron describir cómo se almacenan los azúcares en animales y plantas bajo la forma de glucógeno y almidón respectivamente, sino también el modo en que se utilizan como fuente de energía”, explicó Armando Parodi, investigador del Conicet y de la Fundación Instituto Leloir (FIL), que realizó su tesis doctoral bajo la dirección de Leloir.

En su discurso del 10 de diciembre de 1970, en Estocolmo, Luis Federico Leloir confesó: “El honor que he recibido excede –de lejos– mi expectativa más optimista. El prestigio del Premio Nobel es tal que uno de repente es promovido a un nuevo estatus. En este nuevo estatus, me siento incómodo al considerar que mi nombre se unirá a la lista de gigantes de la química, como Van Hoff, Fischer, Arrhenius, Ramsay y Von Baeyer, por nombrar solo algunos. También me siento incómodo cuando pienso en químicos contemporáneos que han hecho grandes contribuciones y también cuando pienso en mis colaboradores, que llevaron a cabo una gran parte del trabajo”.

Dentro de sus principales descubrimientos figura el llamado “camino de Leloir”: esa ruta bioquímica a través de la cual el organismo aprovecha la energía de los azúcares para poder vivir. En términos técnicos, describe los tres cambios sucesivos que experimenta la galactosa (un azúcar presente en la leche materna y en lácteos en general) para convertirse en glucosa, y que en esa transformación participa como intermediario una molécula llamada UDP-glucosa, el primer nucleótido azúcar que se descubrió. Hoy se conocen más de cien.

“Los descubrimientos de Leloir y colaboradores sobre la vía de metabolismo de la glucosa (la vía glicolítica) fueron fundamentales, y hoy despiertan enorme interés, dado que se encontró que muchas células cancerosas utilizan esa vía para su multiplicación”, sostuvo por su parte el médico José Mordoh, investigador superior del Conicet que integró el laboratorio de Leloir entre 1964 y 1969.

El presidente de la Fundación Instituto Leloir, Alejandro Schinder, opinó sobre este día tan importante para la ciencia argentina. “El 50.º aniversario llega en un momento crítico para la ciencia mundial, cuando toda dedicación posible es insuficiente para combatir esta pandemia tan alarmante”, sostuvo el también investigador del Conicet.

Schinder continuó: “Creo que Leloir estaría muy orgulloso viendo cómo el Instituto que fundó responde en esta situación, explotando el conocimiento científico para desarrollar herramientas innovadoras que permiten diagnosticar y combatir COVID-19 en nuestro país y en el mundo”.

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