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03 DE DICIEMBRE DE 2024
En Mendoza, cada vez más personas se animan a denunciarlo, aunque culturalmente aún se legitima la mirada machista. Qué es, cómo detectarlo y qué hacer. Dos ejemplos vernáculos con nombre y apellido.
Hay cada vez más denuncias de acoso, pero aún falta apoyo social y laboral para deslegitimarlo.
En Mendoza ya son varios los casos de acoso u hostigamiento psicológico en el trabajo que están siendo denunciados. De hecho, estos dos conceptos son e implican lo mismo, según aclara -de entrada- el psicólogo Mauricio Luna: "El trabajo dignifica y si una mujer u hombre pierde la capacidad para manejarse libremente en un entorno cotidiano para evitar a alguien o no tener que recibir comentarios o situaciones incómodas con un jefe o compañero de trabajo, hablamos de acoso u hostigamiento, sobre todo en un contexto en el que es muy difícil conseguir nuevo trabajo".
Consultado por Unidiversidad, Luna aseguró que las consecuencias del acoso psicológico son dañinas para la salud emocional de la víctima. El psicólogo admite que no deja de ser una "golpiza que socava la autoestima" por los efectos nefastos que tienen en la pérdida de libertad de la persona que lo sufre. "Uno pierde la libertad, la tranquilidad, la dignidad y, en un contexto donde se legitima el acoso machista, la persona acosada puede sentirse culpable", asegura.
"'Cartucha', 'histérica' o 'intolerante' son algunos de los adjetivos descalificativos que suele recibir la mujer que hace la denuncia pública del acoso", explica Luna. Por ello se vuelven importantes, señala, las movilizaciones que reclaman igualdad de derechos, ya que eso "desnaturaliza el contexto machista".
Cómo detectarlo y qué hacer
Luna asegura que detectar el acoso psicológico "es mucho más fácil de lo que se cree". Antes que nada hay que registrar que una o uno está siendo parte de algo de lo que no quiere ser parte. "Esto se traduce en incomodidad permanente", argumenta.
Siempre hay una primera fase de "tanteo" por parte del acosador para ver hasta qué punto la víctima se somete al acoso o, al revés, lo hace público y deslegitima al agresor. "El primer paso es visibilizar el acoso y decir 'no' públicamente. Hay que sacar al agresor de la esfera de lo privado y exponerlo a la mirada de un tercero", explica Luna. En cambio, si la víctima no logra frenar el hostigamiento, por vergüenza, autoestima baja o un entorno laboral que naturaliza el acoso machista, será una carnada más fácil por parte del acosador.
El especialista asegura que la denuncia es el gran paso y esta no sólo tiene que ver con la vía judicial. "La denuncia no repara nada, pero frena la impunidad del acosador. Lo único que repara el daño es volver a manejarse con libertad", completó.
Dos casos locales
Mendoza, por estos días, es escenario de dos casos visibles de acoso sexual y hostigamiento psicológico. El grupo feminista La Colectiva escrachó hace unos días por Facebook a un operador de Radio Nacional por acoso sexual, amenazas y hostigamiento psicológico. Una compañera de trabajo que sufrió estos ataques, cuyo nombre no trascendió por seguridad, hizo la denuncia hace más de un año y ahora su abogado, Fernando Peñaloza –el querellante en los casos de Johana Chacón y Soledad Olivera– espera que la Justicia lo impute cuanto antes, ya que existen "pruebas contudentes" que develan el hostigamiento psicológico y la coacción.
En la red social, La Colectiva Mendoza señala: "Víctor Guerra fue denunciado por acoso sexual y amenazas en enero de 2016. Pese a haber sido citado por parte de la Justicia para que se realizaran pericias psicológicas, continúa maltratando y hostigando a su víctima. Actualmente se desempeña como operador de Radio Nacional Mendoza, en enero de 2016 una mujer lo denunció por acoso sexual, luego de que reiteradas veces recibiera llamadas y mensajes intimidatorios por parte de él. Si bien la denuncia se radicó el año pasado, su víctima asegura que luego de conocerlo en el 2013 y de compartir el mismo ámbito laboral, ya se sentía intimidada por actitudes e insinuaciones que Guerra comenzaba a mostrar hacia ella. Sin embargo, nunca imaginó que su comportamiento podría llegar tan lejos, al punto de que comenzara a sentir temor por su integridad física".
El colectivo de mujeres feministas continúa: "El operador de Radio Nacional fue denunciado en enero de 2016 en la comisaría 25 por amenazas y acoso sexual, donde se presentaron distintas pruebas y testigxs que comprometen a este hombre. Más tarde, el acusado fue citado por parte de la Justicia a dos pericias psicológicas de las cuales solo asistió a una. El abogado de la víctima solicitó hace varios meses su imputación, pero aún no se procede a la misma siendo que está en peligro la integridad física y psicológica de la denunciante".
"Ante este hecho tan repugnante y estremecedor, desde la Agrupación Social y Política La Colectiva hacemos responsable a la Justicia mendocina, a la Dirección de Género y Diversidad de la Provincia y demás instituciones del gobierno provincial, por la integridad física y psicológica de la víctima. Y exigimos de forma urgente que se proceda a la imputación del victimario", culmina el comunicado.
Por su parte, el denunciado se defendió en la misma cuenta de Facebook y desmiente tales acusaciones. Sin embargo, para el abogado Peñaloza, defensor de la víctima, "las capturas de los mensajes en diferentes redes sociales ya están hechas y responden al mismo sujeto, pese a que cambia de cuenta de Facebook y de números telefónicos. Hay pruebas y hay testigos", dijo y agregó que por estos días se hará una presentación por tercera vez para acelerar la causa, ya que recayó en la Fiscalía de Género y el expediente "está archivado".
Consultada por Unidiversidad, Gabriela Figueroa, directora de Radio Nacional Mendoza, dijo estar al tanto pero advirtió que se trata de hechos sucedidos "en la gestión anterior" y que no tiene presente los detalles de lo sucedido puesto que no conoció a la víctima.
Perfiles de Guerra
En las redes sociales se pudo constatar que Guerra tiene actividad en dos cuentas personales (en una de ellas subió un dibujo de una niña con su corazón arrastrándose por el piso) y dos fan pages vinculadas (una de ellas, llamada "Mil y una razones para no andar juntos" y la otra "Zona de fuego-victorguerra". Los contenidos varían según cada cuenta. En algunas hay fotos artísticas o videos musicales. También tiene un canal de YouTube en el que comparte música.
Según Laura Chazarreta, miembro de La Colectiva, "tener varios perfiles en Facebook es la forma de acosar, y Guerra sabe bien cómo moverse. Fue sencillo detectar que el acoso venía de él. La víctima lo bloqueó luego de que le mandó un wasap diciéndole: 'Ya sé que me demandaste. No te tengo miedo', algo que nos pareció amenazante", aseguró Chazarreta, quien aseguró que enviaba también fotos pornográficas y que, más de una vez, sus compañeras de trabajo "lo han visto viendo material vinculado a la pedofilia".
"Ella siempre me cayó antipática"
Consultado por este portal de noticias, Víctor Guerra no sólo dice estar al tanto de la denuncia hecha en marzo de 2016, sino que asegura que "la causa por la que se me acusa de amenazas está frenada por falta de pruebas. No habría razones para imputarme, según me dijo la fiscal de la Fiscalía 8 de San José. Dicen que yo sigo enviando mensajes intimidatorios a la que me denunció, cosa que es una infamia".
Para Guerra, la denuncia tiene un tenor político e ideológico y desmiente la posibilidad de haber acosado sexual o psicológicamente a la denunciante. "Jamás me hablaron de acoso sexual en la fiscalía, por lo cual yo seguí varios meses pensando que el denunciante era un varón". No obstante, no dudó en deslizar que la mujer que sentó la denuncia en su contra "siempre me cayó antipática". Y enseguida agregó: "No fue agradable trabajar con ella. Yo detecto a las personas que no son gentiles".
El caso Aguinaga
Hace unos días, el diario Los Andes publicó el caso de una empleada de una aseguradora que denunció a su jefe por acoso, tocamientos y frases groseras. Desde la firma suspendieron cinco días al acusado, pero ella no volvió a trabajar y está bajo tratamiento psiquiátrico. La Justicia ordenó una restricción de acercamiento.
Angie Aguinaga (37) trabajaba como vendedora en la compañía de seguros Prudential y dependía de las órdenes de un gerente de ventas cuyo apellido es Nievas. Tras la denuncia de la mujer, desde el 14 de febrero, Nievas no puede acercarse a Aguinaga a menos de 300 metros a la redonda a partir de una orden expedida por el Juzgado Civil N.º 17, amparada en la Ley de Violencia de Género.
"Qué hermosa boca" y "Con esa boca te vas a cansar de vender seguros" eran algunos de los "piropos" que, según denuncia Aguinaga, estaba obligada a escuchar cada jornada en su trabajo por parte de su jefe. Angie no va a su trabajo desde hace más de seis meses porque asegura estar harta de los acosos del gerente, quien fue restituido a la empresa casi de inmediato.
"A muchas mujeres les pasa esto y muchas, como yo, lo tomaban como normal. No es normal el acoso. Es un delito y hay que denunciarlo", advierte Aguinaga.
Colaboración: Ricardo Sánchez
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