Afirman que el deshielo del suelo del Ártico es otra seria amenaza para el planeta

El deshielo del permafrost es una amenaza para el planeta e infraestructuras locales, según estudios publicados por la revista Nature.

Afirman que el deshielo del suelo del Ártico es otra seria amenaza para el planeta

Foto: Ilustrativa

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Unidiversidad

Por Unidiversidad

Publicado el 12 DE ENERO DE 2022

El deshielo del permafrost es una amenaza para el planeta e infraestructuras locales, según estudios publicados por la revista Nature, que agregaron que, de los 30 millones de kilómetros cuadrados de este tipo de suelo existente en el planeta, la mitad se encuentran en el Ártico.

El permafrost es un suelo que permanece congelado durante más de dos años seguidos, que podría liberar grandes cantidades de gases de efecto invernadero, y “contiene el doble del dióxido de carbono presente en la atmósfera y el triple de lo que la actividad humana ha emitido desde 1850”, informó hoy la agencia AFP.

Según detalló Kimberley Miner, investigadora del Centro de Investigación Espacial JPL de la NASA, entre 2007 y 2016 la temperatura del permafrost aumentó una media de 0,4°C y en el Ártico las temperaturas aumentan más rápido que en el resto del mundo: “de 2 a 3 grados comparado con los niveles preindustriales. Esto aumenta la preocupación por el rápido ritmo de deshielo y el potencial de liberación de carbono”, advirtió.

El estudio predice que para 2100 se perderán unos cuatro millones de kilómetros cuadrados de permafrost y que los incendios también profundizarían el problema ya que podrían aumentar de “130 % a 350 % de aquí a mitad de siglo, liberando cada vez más carbono del permafrost”.

Según otro estudio publicado por la Universidad finlandesa de Oulu, casi el 70 % de las autopistas, tuberías, ciudades y fábricas construidas sobre el permafrost corren peligro.

En el caso de Rusia, “casi la mitad de los yacimiento de petróleo y gas del Ártico ruso están situados en zonas de riesgo por el (deshielo del) permafrost”, explicaron.

“Se desconoce si el deshielo conducirá a una región ártica más verde, donde las plantas podrán absorber el dióxido de carbono liberado, o una región más seca, donde aumentarán los incendios”, concluyeron.

El permafrost cuenta

Diversos estudios a lo largo de todo el planeta intentan calcular cómo contribuyen los cambios del permafrost a las emisiones de gases de efecto invernadero y la magnitud de dicha contribución.

“La mayoría pensábamos que sería mucho menor. Fue toda una sorpresa”, afirma Lawrence, científico del Centro Nacional de Investigación Atmosférica en Boulder, Colorado. Además, afirma que la conclusión es que el permafrost dificultará que cumplamos los objetivos de emisiones.

Los modelos informáticos que proyectan cómo afectarán las emisiones a la temperatura global aún acaban de empezar a simular el deshielo del permafrost. La última evaluación del IPCC, en 2014, no incorporó las emisiones del permafrost. En 2018, el informe especial del IPCC sobre cómo limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados afirmaba que debíamos recortar un 45 por ciento las emisiones globales de combustibles fósiles para 2030 y del todo para 2050. Dicho informe usó un modelo simplificado para estimar el deshielo gradual y no incorporó el deshielo abrupto.

Con todo, no está del todo claro cómo lo resolverán los investigadores. Los paisajes árticos son vastos y su seguimiento es escaso, y otros factores (como el aumento de los incendios en el Ártico) pueden acelerar el deshielo.

Charles Koven, científico en plantilla del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, es uno de los autores principales de la próxima evaluación del IPCC, que aborda un capítulo sobre el ciclo del carbono. “Somos conscientes y tendremos en cuenta estos resultados”.

“Los cambios en el Ártico parecen aterradores», afirma. Pero «el Ártico revela sus lecciones mientras aún controlamos nuestro futuro. El Ártico nos cuenta lo que ocurrirá en el mundo en las próximas décadas”.

Los peligros del metano

Aunque los resultados de Turetsky y Lawrence no se publicaron hasta esta semana, sus años de investigación y los de varios de sus coautores fueron la base de un reportaje del número de septiembre de 2019 de la revista National Geographic.

El reportaje demostraba que los científicos han sabido desde hace tiempo que el permafrost contiene casi el doble de carbono que la atmósfera, la mayoría en forma de restos parcialmente descompuestos de plantas y animales. Nadie prevé que se derrita toda ni la mayoría de esa tierra, y la mayor parte de la que sí lo haga lo hará de forma gradual a lo largo de décadas, liberando dióxido de carbono lentamente. Parte de ese CO2 será absorbido por las plantas conforme el aumento de las temperaturas incremente el reverdecimiento de la vegetación ártica.

Pero una pequeña fracción de los casi 23 millones de kilómetros cuadrados de permafrost contiene hielo sólido. Cuando esa tierra se derrita, el hielo también se derretirá y alterará drásticamente el paisaje. El suelo se hundirá para llenar el vacío que ha dejado ese hielo y creará terrones que se convertirán en estanques e incluso en lagos. Toda esa humedad acelerará aún más el deshielo.

El calentamiento del suelo también puede exponer turberas abundantes en carbono que habían estado sepultadas en esta nevera durante miles de años. Esto puede provocar deslizamientos de tierra y agitar suelos antiguos. Muchas partes del Ártico están cambiando más rápido de lo previsto. En una isla del norte de Canadá, las depresiones en el suelo se multiplicaron por 60 entre 1984 y 2013.

Esto es importante por varios motivos. Una vez el hielo sólido empieza a drenarse, el paisaje puede cambiar mucho prácticamente de la noche a la mañana, en días, semanas o meses. Cuando se producen estos cambios, se libera mucho más carbono contenido en estas tierras en forma de metano, que puede ser 25 veces más potente que el CO2 como gas de efecto invernadero.

Fuente: Télam / Revista Nature / Revista National Geographic

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