Camino a la COP30: la lucha contra el cambio climático plantea nuevos desafíos

En Argentina la cuestión ambiental quedó fuera del debate público, pero importantes actores del mundo siguen defendiendo la agenda para mitigar los efectos del calentamiento global y sostener la transición energética. En el Mes del Ambiente, retomamos algunas claves del Congreso Iberoamericano de Universidades para el Cuidado de la Casa Común, la encíclica "Laudato Si'" y el camino preparatorio para la Cumbre Climática que se celebrará en Brasil.

Camino a la COP30: la lucha contra el cambio climático plantea nuevos desafíos

El calentamiento global afecta a todas las tareas humanas. Foto: Freepik.es

Medio Ambiente

Cambio climático

Unidiversidad

Ezequiel Derhun

Publicado el 09 DE JUNIO DE 2025

“Sabemos que la crisis climática no es una amenaza futura: es una realidad presente que impacta con mayor fuerza sobre los pueblos y territorios más vulnerables”.

La frase se puede leer en el documento final del Congreso Iberoamericano de la Red de Universidades para el Cuidado de la Casa Común (RUC), que se realizó en mayo en Río de Janeiro, Brasil, país que seguirá en la tonalidad verde hasta fin de año, cuando se celebre la COP30 en la ciudad de Belem. En tanto, en Argentina, la problemática ambiental ha sido relegada en la agenda del día a día y en el organigrama, por lo que se plantean grandes desafíos para los distintos sectores de la sociedad civil que todavía piensan en cómo afrontar un futuro sostenible.

El “cuidado de la casa común” tiene su origen en el legado que dejó el Papa Francisco: la encíclica "Laudato Si’". El texto, que sostiene que vivimos en una crisis socioambiental, cumplió 10 años. Publicado en mayo de 2015, robusteció los lineamientos que se firmarían pocos meses después en la COP21, donde se selló el “Acuerdo de París”, el documento de alcance global que actualizó los parámetros generales para limitar el calentamiento global (2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales).

“El concepto fundamental que mete 'Laudato Si’' es el de la crisis socioambiental. Estamos atravesando una misma crisis que tiene dos caras, social y ambiental, no son dos crisis separadas”, comentó Alberto Molina, politólogo y docente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCUYO, que estuvo presente en Río de Janeiro y nos ofreció su mirada y análisis sobre la visión ambientalista del Papa Francisco y sobre el rol de las universidades en plena transición energética. 

Molina brindó un dato clave sobre la obra que dejó Jorge Bergoglio, que fue destacada como un hito en su legado tras su muerte y que tiene que ver con la propuesta de ir por un “diálogo interreligioso, intercultural, transdisciplinar". "No fue un documento para la Iglesia Católica, sino que un jefe de Estado, líder de una religión, emitió un documento que causó un impacto mayor fuera de la propia iglesia”, explicó.

Entonces, parte de los conceptos centrales de "Laudato Si’", como el tema de la ecología integral, fueron retomados en Río de Janeiro por la red de 230 universidades públicas, privadas, laicas y confesionales de América y Europa. Para el politólogo mendocino, es determinante volver a debatir en torno a la construcción de alternativas integrales a partir de lo que Francisco llamó “cultura del encuentro”, como concepto enfrentado a la “cultura del descarte”. 

alberto MolinaEl politólogo Alberto Molina expuso en Río de Janeiro. Foto: gentileza

“Estamos en una situación de cultura del descarte, no solamente de la basura, sino del descarte de las personas. Esto también era un concepto básico en Francisco. ¿Y cuál es el vórtice a partir del cual se construye esa cultura del encuentro? A partir del trabajo como un elemento central en la superación de la crisis socioambiental. Francisco habló de categorías fuertes al momento de abordar la crisis socioambiental. Habló del paradigma tecnocrático, el poder y la política como las grandes causas de la crisis socioambiental. Paradigma tecnocrático es este paradigma de consumo que reina de manera hegemónica en el planeta, que nos inserta en un parámetro de consumo infinito, creyendo que los recursos son infinitos y que son recursos, no bienes comunes. Nos pone ante una relación con la tecnología donde no hay una ética, sino que aceptamos los avances tecnológicos como si no tuvieran impacto social. Ese paradigma tecnocrático, ese gran paraguas, es el que Francisco critica fuerte. Y es entonces que convoca a la política a involucrarse. La política al servicio de los más necesitados, aquella que puede romper parte de ese paradigma tecnocrático", describió Molina.

La pelea contra el cambio climático es real

El 5 de junio es el Día Mundial del Ambiente, pero la fecha alcanza a todo el mes en clave ecológica. En este contexto, 2025 cerrará a nivel global con una nueva COP, la número 30. La llamada Conferencia de las Partes es una ;cumbre anual donde los países miembros de la Convención (196 países y la Unión Europea) buscan consensos para establecer políticas que permitan abordar y frenar el cambio climático. En cada COP se define, en gran parte, cómo y quiénes financian esta lucha.

Argentina, como dijimos, ha ido abandonando estos espacios multilaterales promovidos por la ONU. La agenda ambiental no es prioridad para el gobierno de Javier Milei. Eso no quita que diversos sectores de la sociedad civil, del ámbito público y privado, sigan en sintonía para promover acciones enfocadas en la transición energética con el objetivo de mitigar la crisis climática.

De todas maneras, este tipo de decisiones al máximo nivel gubernamental generan consecuencias. Veamos: si el presidente sostiene un negacionismo ambiental, al esquivar la evidencia científica consensuada, su posición influye en la ciudadanía. Recientemente, el observatorio Pulsar.UBA preguntó sobre unos de los pilares que sostienen los sectores negacionistas, que “El cambio climático es causado por ciclos naturales de la tierra más que por las actividades humanas”. El resultado fue que 4 cada 10 personas estaban de acuerdo con esa frase.

Otro relevamiento que buscó ahondar en el mismo sentido marcó un resultado distinto. Un informe realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) determinó que el 80 % de la ciudadanía argentina entiende que el cambio climático se genera por la actividad humana, mientras que solo el 15 % piensa que se produce por ciclos naturales.

Entonces, si bien no es una opinión mayoritaria y su respuesta responde a diversos factores, como nivel de estudios e ingresos, hay un porcentaje de respuestas que generan incertidumbre. “No podemos estar fuera de esta agenda porque somos atravesados por la crisis socioambiental. El mundo está avanzando. Uno, cuando puede salir un poquito y ponerse en contacto con colegas de otros países, ve la agenda de adaptación, de mitigación, de planes locales de acción climática. Programas de acción climática vinculando agendas, presupuestos de estados municipales, nacionales, provinciales. Argentina en esto no puede quedar afuera”, sostuvo Molina.

En este contexto de desánimo por la ausencia de políticas ambientales concretas por parte del Poder Ejecutivo Nacional, la periodista especializada Elizabeth Molhe escribió algunas claves para comprender la problemática desde Argentina y dio una mirada con una perspectiva positiva al respecto: “En este contexto de frustración y urgencia, no debemos perder de vista que la transición ya empezó. Países, ciudades, empresas, organizaciones y personas están transformando —con distintos ritmos y grados de ambición— sus hábitos, sus modelos productivos, sus marcos regulatorios y sus estrategias de inversión. Las energías renovables crecen, los autos eléctricos se multiplican, y también avanzan los estándares de producción, el reciclado y el control de la contaminación. ¿Es suficiente? No. ¿Pero es real? Sí. Y eso, en sí mismo, es una victoria del ambientalismo”.

Un llamado de acción para las universidades

Alberto Molina subrayó el rol clave de las universidades en este siglo XXI tan desafiante. “En la COP30 hay una gran esperanza, va a ser en Brasil, uno de los pulmones del planeta con la Amazonía. La presencia universitaria en la COP es sumamente necesaria en función de que es la revalorización del conocimiento académico, el conocimiento científico”, afirmó.

El politólogo destacó la responsabilidad “ética, científica, pedagógica” de cada universidad frente al cambio climático.

“Son las universidades las que tienen protagonismo, no las únicas, pero sí fuertemente. Pueden mantener, más allá de los gobiernos que van pasando, el diseño de políticas públicas sostenibles, que garanticen la participación democrática de los actores sociales, de los pueblos originarios, de los trabajadores en las diferentes agendas”, analizó Molina.

Uno de los párrafos de las conclusiones a las que arribaron en la RUC sintoniza en esa frecuencia al asumir el desafío de que los acuerdos globales son posibles: “Invitamos a todos los sectores de la sociedad —gobiernos, empresas, organizaciones sociales, comunidades religiosas, pueblos originarios, juventudes— a construir puentes de integración entre el Norte y el Sur, entre lo público y lo privado, entre culturas y saberes diversos, con escucha atenta y diálogo sincero, para acordar estrategias globales de cuidado común”.

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