Aullidos de libertad: Liliana Bodoc en la cárcel

A pocas horas de aprobada la Ley Petri, la escritora asistió al penal de mujeres para compartir un rato de poesía en el que hizo público su repudio al sistema que limita las salidas transitorias de los presos. Mirá el video completo con la lectura.

Aullidos de libertad: Liliana Bodoc en la cárcel

Bodoc criticó duramente la “Ley Petri” y dijo que es una vergüenza. Fotos Cicunc.

Cultura

Unidiversidad

Andrea Calderón

Publicado el 14 DE SEPTIEMBRE DE 2012

El reloj marca las 11.30 de un jueves 13 de septiembre. La escritora mendocina Liliana Bodoc baja del auto con una sonrisa que pronuncia sin esfuerzo cada vez que alguien la saluda. A su lado camina el compañero que eligió hace tantos años, el mismo con el que tuvo dos hijos, soñó la escritura y curó las secuelas de un amor fallido con un trapecista de circo que terminó en anécdota. Comparte éste y otros fragmentos de su vida con un grupo de mujeres de la Unidad Penitenciaria Nº 3 de El Borbollón un día después de aprobada la Ley Petri, que restringe las salidas transitorias de presos condenados por delitos graves.

De una pared descascarada sobresale un mensaje: “La moledora de carne”, y otro que firma una tal China: “Lepra lo mejor. 100 % leprosa”. En la mesa un “Dios es amor” y del brazo tatuado de una presidiaria, “Gonzalo, Nico, Leandro. Te amo”. Liliana abraza dos libros: Amigos del viento, de su autoría, y Canto a mí mismo, del poeta norteamericano Walt Whitman.

La luz de la cámara oficial se prende y de su voz escapa un reclamo que en realidad busca salir: “Vengo a plantar una bandera en repudio a esta ley inútil, sustentada en la venganza. Esto es lo mismo que mostrarle el hueso a una jauría hambrienta para que aúlle”, dice en metáfora, recurso que utilizará a lo largo del encuentro para referirse a la libertad del alma y las caricias de la poesía.

De las ventanas cuelgan corpiños, pantalones de jean, sábanas y toallas. El cura de siempre intercambia palabras con un grupo de mujeres en un jardín sin flores. Dentro de la sala, tres mujeres toman el mate de la amargura. “Chicas, pónganle una sonrisa que van a salir en la tele”, pronuncia una policía sin saber que el llamado producirá el efecto contrario al deseado. "No queremos", dice una mujer. Finalmente la autoridad retira lo dicho, les explica que una escritora ha venido a visitarlas y que las cámaras no registrarán sus rostros sino apenas sus espaldas. Ahora sí; un semicírculo poblado y Bodoc al frente de ellas.

Liliana Bodoc en la lectura

Las plataformas de María Eugenia Fernández, directora del penal, marcan el inicio de la actividad. Luego de presentar a la escritora mendocina, que a los 40 dejó la gamuza de ama de casa para dedicarse a escribir, Liliana toma la posta ante un público de convivencia forzada, acostumbrado a la indiferencia y a la discriminación, en palabras de una de ellas.

“Vengo a traerles un poquito de felicidad a través de la poesía, que es como una caricia en la cabeza o una sopa caliente cuando tenemos hambre”, define Bodoc. “Podemos hablar del sol, de la luna o de lo que quieran contarme (...) En el trayecto hasta acá me preguntaba cómo podía honrar el tiempo que me están dedicando... Ustedes deben pensar `qué fácil es venir un rato y mandarse a mudar´.

“A veces la vida se comporta como el viento”, leerá en voz alta y seguirá con su cuento, dotando a cada oración de un sentido profundo en gestos y entonaciones. Después Jésica leerá un poema, dirá que le gusta escribir; más tarde Liliana la abrazará y le dedicará los versos de Whitman en puño y letra para las horas de una libertad que se sueña.


(...)

Ni yo ni nadie puede recorrer ese camino por ti.

Habrás de recorrerlo tú mismo.

No está lejos. Está al alcance.

Tal vez has andado sobre él desde tu nacimiento, sin saberlo.

Tal vez está en todas partes, en el agua y en la tierra.

(...)

Liliana Bodoc en la cárcel de mujeres en El Borbollón

Liliana Bodoc leyó sus cuentos en la cárcel del Borbollón

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