Botellas: dónde almacenamos un bien escaso como el agua

El agua potable, tal como las aguas envasadas, está contemplada en el Código Alimentario Argentino (C.A.A.) en el Capítulo XII, del artículo 982 al 995 inclusive. La legislación es muy estricta en cuanto a condiciones microbiológicas y nivel de contaminantes que deben cumplir los diferentes tipos de agua para ser potable. Aquí, el aporte de una docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCUYO.

Botellas: dónde almacenamos un bien escaso como el agua

Especiales

Emilia Raimondo

Publicado el 15 DE DICIEMBRE DE 2014

En general, en el Gran Mendoza no existen problemas por consumir agua directamente de la canilla, si los tanques domiciliarios han sido limpiados con la frecuencia necesaria y cuentan con tapa que los proteja del polvo atmosférico, insectos u otros contaminantes.

Sin embargo, hay regiones de nuestra provincia por ejemplo, la zona norte en las cuales consumir agua embotella se hace indispensable, especialmente para personas que visitan estos lugares en forma esporádica. Esta aclaración se realiza dado que los habitantes suelen "acostumbrarse" a esta agua que contiene contaminantes. En la zona de Lavalle hay lugares en los cuales la dureza del agua supera los 140 grados franceses: con este nivel de sales se sobrepasa la carga renal que soporta un bebé: si se prepara un biberón con esta agua, y más si se respeta la indicación del envase en la cual el agua se debería hervir por 5 minutos, se concentra aún más el contenido salino, conduciendo a la sobrecarga renal. Sumado a esto, hay zonas en las que el contenido de arsénico reconocido cancerígeno supera los valores límite, por lo que beber dos litros de agua por día recomendación saludable es peligroso, ya que quienes la beben incrementan el riesgo de contraer cáncer.

Por todo ello, el agua embotellada, tanto en bidones para instituciones públicas como en envases individuales, se vuelve indispensable para determinados lugares.

Entre los materiales de envase para agua con que se cuenta actualmente cabe señalar los siguientes:

-Botella de vidrio con tapa de rosca metálica: de los materiales es el más inocuo porque prácticamente no hay interacción entre el contenido y el continente. Únicamente si la botella estuviera mal vitrificada cedería sodio, y si fuera de color verde podría migrar cromo, hecho poco probable, y si lo hace es en ppb (parte por billón).

-Cartón multilaminado formado por siete capas, entre las que se encuentran: cartón, que da resistencia; aluminio, para producir el efecto de barrera total; polietileno, que sirve para sellar el envase y para aislar el agua del aluminio. Este envase se desarrolló en el siglo pasado, en la década del 40, para llevar agua potable en el desierto del Sahara sin necesidad de refrigeración. Este sistema es tan eficiente que se extendió a otros alimentos líquidos tales como leches, jugos, entre otros, que se encuentran en las góndolas de nuestros supermercados.

-Botellas de PVC (policloruro de vinilo): estas botellas, obtenidas por extrusión-soplado prácticamente no se usan más para agua y han sido reemplazadas por PET (polietilentereftalato). En este último material puede ser envasada con o sin gas carbónico.

Las botellas de PET representan un problema para el Departamento General de Irrigación de nuestra provincia, dado que gasta el 20 por ciento de su presupuesto en destapar cunetas y cauces de riego. Esto no es un problema de la botella sino de la cultura de los usuarios, quienes utilizan las acequias como depósitos de basura.

Es de destacar que el PET se puede reciclar y de hecho se recicla; entre las opciones se destaca:

• Juntar botellas, compactarlas y exportarlas. China es un excelente comprador de este tipo de material.

• Reciclarlas en forma mecánica: transformarla en fibra de poliéster para relleno de camperas, acolchados, entre otros, o en mantas tejidas tipo polar.

• Reciclarlas en forma mecánica y volverlas a usar en botellas para agua/gaseosas. En Argentina existe una sola planta con esta tecnología, la cual es auditada por la FDA (Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos) y cumple con protocolos de bioseguridad internacionales, porque este material puede estar en contacto con los alimentos. Se coloca el 15 por ciento de dicho plástico reciclado en la botella. Esto está contemplado desde 2011 en el C.A.A.

• Reciclado químico: esta tecnología no existe en el país. Consiste en desdoblar la molécula en etilenglicol y ácido tereftálico, purificarla y luego nuevamente polimerizarla, es decir, fabricar nuevamente plástico. Este PET puede estar en contacto con los alimentos.

Otro beneficio de este material es que el 30 por ciento de mismo (etilenglicol), puede ser obtenido por fermentación de plantas (maíz, resto de caña de azúcar), con lo cual deja de ser dependiente del petróleo, recurso no renovable. Actualmente se está trabajando para que el 100 por ciento del envase sea obtenido de fuentes naturales: esto se está desarrollando en Brasil. Se deja aclarado que el material es tan inerte como el obtenido de petróleo y no interactúa con el contenido, condición fundamental en el envasado de bebidas y alimentos.

Desde el punto de vista bromatológico es un material inerte, que no reacciona con el agua envasada, por lo cual no migran compuestos tóxicos para nuestra salud. Es barrera al dióxido de carbono, por ello se usa para envasar aguas gasificadas.

Con respecto a los bidones de agua, son fabricados de diferentes materiales: PET, policarbonato, polipropileno, entre otros. Lo importante es que sean obtenidos de plástico virgen. El agua, al beberla, no debe tener sabor a "plástico". Si un agua envasada toma ese sabor es que está migrando plastificante y ese envase no sería apto para este uso.

Cabe tomar definitiva conciencia de que el agua es un bien valioso, fundamental para nuestra vida y resultará cada vez más escaso en los años futuros. Por ello es imprescindible intensificar su cuidado.

Autora: Emilia Raimondo eraimondo@fca.uncu.edu.ar

Fuente: Experticia

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